Los periodistas mexicanos —incluso aquellos que voluntariamente escriben genuflexos ante el “señor de Palacio Nacional” con la cerviz lacayuna— no deberíamos rasgarnos las vestiduras cuando escribimos de la fascinación que tiene la sociedad estadounidense por el uso y abuso de las armas de fuego. Por varias razones. Primero, dicha posesión está legitimada por la Segunda Enmienda de la Constitución de EUA: “A well  regulated  Militia, being necessary  of a free State, the right of the people to keep and bear Arms, shall not be infringed” (“Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y usar armas”).

Desde 1791, esas 27 breves palabras, han sido la fuente de un polémico debate: visto por unos como una protección inalienable en contra de la tiranía, y por otros como un anacronismo muy peligroso. Eso es el origen de la discusión, que por razones de espacio no trataremos de explicar en esta ISAGOGE. El hecho es que la sociedad estadounidense sabe que en forma legal existe “el derecho del pueblo a poseer y portar armas”. La interpretación y la aplicación legal de esas 27 palabras en pleno siglo XXI continúan en plena discusión, y son tan incendiarias como la sangre que se derrama diariamente en la Unión Americana desde que existe. Ese es el punto.

En México, las armas y las muertes que estas ocasionan son tan abundantes como en el vecino del norte. Por eso aclaro que la prensa mexicana no debe rasgarse las vestiduras al tocar el tema, ni tratar de pontificar sobre el asunto absurdamente como lo hace cotidianamente el “señor de las mañaneras”. No veamos la paja en el ojo ajeno y hagamos de lado la viga en el propio. La Biblia, siempre la Biblia. Mateo y Lucas incluyen esta paremia en sus Evangelios. Con eso es más que suficiente.

La proliferación de las armas de fuego en EUA es algo que nadie ignora. El vecino del norte es el país con mayor cantidad de dichas armas en el planeta —con 400 millones de armas en circulación (lo que significa que la Unión tiene más pistolas y rifles que habitantes: poco menos de 350 millones de personas)—, y que los estadounidenses acumulan casi la mitad de todas las armas de propiedad civil en la Tierra. Grave asunto que según la asociación Gun Violence Archive le ha costado la vida a más de 19,300 personas en lo que va del año.

Los primeros cinco meses del año han sido particularmente sangrientos en EUA. Así las cosas, el sábado 11 del mes en curso miles de personas salieron a las calles de todo el país haciendo acto de presencia en más de 450 mítines para exigir acciones contra la sangrienta violencia armada que aterroriza al país, en el que políticos republicanos, legislatura tras legislatura han bloqueado los esfuerzos para promulgar leyes más estrictas que impidan la facilidad de adquirir armas de todos calibres. Sobre todo por parte de la población joven. Matanza tras matanza en los últimos meses, incluida la de una escuela primaria en Uvalde, Texas, donde asesinaron a 19 niños, han conmocionado al país.

Según las crónicas periodísticas, una de las manifestaciones más concurridas, que comenzó al mediodía, tuvo lugar en la capital nacional, Washington. Personas de todas las edades se dirigieron hacia el  histórico National Mall donde los activistas colocaron más de 45,000 floreros, uno por cada personas asesinada por arma de fuego en EUA durante 2020.

“¡Ya basta!”, gritó la alcaldesa del Distrito de Columbia (de ahí Washington, D.C.), Muriel Elizabeth Bowser, demócrata afroamericana, que agregó: “Les hablo como alcaldesa, como madre y les hablo por millones de estadounidenses y alcaldes en Estados Unidos que demandan que el Congreso haga su trabajo. Y su trabajo es protegernos, proteger a nuestros niños, de la violencia con armas de fuego”. Por su parte, en su cuenta de Twitter, el presidente Joe Biden escribió: “Me uno a ellos para reiterar mi llamamiento al Congreso: hagan algo”.

El día de la manifestación fue de persistente lluvia, pese a ello centenares de personas se reunieron en los alrededores del Monumento a George Washington. La mayoría de las participantes llevaban carteles, incluyendo uno que en inglés decía: “Los niños no son reemplazables, los senadores sí. Vota”. Una menor secundariana blandía una pancarta con el siguiente lema: “Quiero sentirme segura en la escuela”.

March for Our Live, el movimiento fundado por víctimas y supervivientes de la matanza en la escuela secundaria de Parkland, Florida, que desde marzo de 2018 ha organizado manifestaciones en memoria de los muertos desde aquella fecha, pide en su larga manta que casi cruza la calle, “ya es hora de volver a las calles”. Además, en esta ciudad, centenares de habitantes se reunieron frente al anfiteatro Pine Trans Park para exigir la verificación de antecedentes de todas las ventas de armas, la implementación de leyes de “bandera roja” y un aumento en la edad mínima para comprar armas semiautomáticas de 18 a 21 años de edad. 

“Queremos asegurarnos de que este trabajo se lleve a cabo en todo el país”, declaró Daud Mumim, copresidente de la junta directiva de la marcha y recién graduado de Westminister College en Salt Lake City. Mumim agregó: “Este trabajo no se trata sólo de DC, no se trata solo de senadores”. También se dirigieron a la zona del obelisco, otro monumento emblemático de la capital estadounidense, donde menudeaban los carteles con dibujos, como el de un rifle de asalto con la leyenda: “Asesino de niños” con pintura roja. Y Mariah Cooley, miembro de la junta de March For Our Lives y estudiante de último año en la Universidad Howard, afirmó a un reportero: “En este momento estamos enojados. Esta será una oportunidad para demostrar que nosotros, como estadounidenses, no nos detendremos en el corto plazo hasta que el Congreso haga su trabajo. Y si no, los expulsaremos”.

Desde la Casa Blanca, el presidente Biden volvió a enumerar las reformas que esperaba del Congreso: prohibir la venta libre de rifles de asalto así como de cargadores para balas de alta velocidad; fortalecer los controles de antecedentes, incluidos los de tipo sicológico, de los compradores; exigir a los civiles que mantengan sus armas bajo llave; fomentar la denuncia en caso de temores de poténciales acciones; y hacer que lols fabricantes de armas rindan mas cuentas ante el Estado. En su cuenta de Twitter, el mandatario concluyó: “No podemos volver a traicionar al pueblo”.

Parece que el impacto de las últimas masacres hizo posible que 10 de medio centenar de senadores republicanos se convencieran, por fin, de que EUA sea el único país que no está en guerra en donde los padres de familia no estén seguros de que tanto ellos como su esposa e hijos regresen con vida a casa al término de sus labores cotidianas.

De tal suerte, menos de 24 horas después de las históricas movilizaciones en varias ciudades de la Unión Americana, a favor de un control de armas más rígido, una coalición senatorial bipartidista (demócratas y republicanos) anunció el domingo 12 de junio un acuerdo, en principio, para responder a las exigencias de contener la larga cadena de víctimas de la violencia armada.

En una declaración conjunta, los senadores estadounidenses —Christopher (Chris) Scott Murphy, demócrata y John Cornyn, republicano—, dijeron: ”Hoy (ayer) anunciamos una propuesta bipartidista de sentido común para proteger a los niños de este país, mantener nuestras escuelas seguras y reducir la amenaza de violencia en toda la nación. Las familias están asustadas y es nuestro deber unirnos y hacer algo que ayude a restaurar su sentido de seguridad en sus comunidades”.

Ambos senadores coincidieron en que se busca “restaurar el sentido de seguridad” en el país, al garantizar que “salvarán vidas” a la vez que protegen derechos constitucionales, punto crucial en la discusión. Incluso, Murphy recalcó que se rompe el estancamiento de los últimos años.

Asimismo, se regula el acceso de los registros juveniles y de salud. Incluso si ya han sido detenidos por violencia doméstica pero deja fuera una de las principales exigencias del presidente Biden que es elevar tres años la edad mínima para comprar un arma de asalto, al pasar de 18 a 21 años. 

El acuerdo bipartidista define prioridades y los legisladores lograron acuerdos para atender varios de los principales problemas ligados a la violencia causada por los armas de fuego. Por ejemplo: fondos para garantizar la atención en salud mental; dotar de más recursos a programas de prevención del suicidio; mejorar y reforzar la seguridad escolar; registros disponibles de acuerdo a la edad del comprador; revisar antecedentes penales; leyes de “bandera roja” para evitar que personas de riesgo tengan acceso a armas; que vendedores cuenten con licencias federales y revisión de antecedentes también; y, prohibición a abusadores para adquirir armamento.

El grupo senatorial, compuesto por veinte legisladores, incluidos los diez republicanos necesarios para evitar el filibusterismo o cualquier maniobra de obstrucción aclara que “para los compradores menores de 21 años, se requerirá un periodo de investigación para revisar los registros de salud mental y juvenil, incluidos los controles con las bases de datos estatales y la policía local”.

Si estos requisitos hubieran estado vigentes antes de la masacre de la escuela texana de Uvalde el joven asesino no habría podido comprar el fusil de asalto AR-19, su “regalo” el día que cumplió 18 años de edad. El requisito de un breve estudio psicológico habría revelado un comportamiento agresivo y peligroso, puntos que no permitirían comprar legalmente un arma.

Aunque todavía no se ha redactado el texto definitivo, el anuncio supone un gran avance, habido cuenta de la polarización política y social que la cuestión de las armas suscita en EUA. Si la iniciativa bipartidista se convierte en ley, supondría la restricción federal más relevante desde los años noventa del siglo pasado y el fin del punto muerto en que cayó el Congreso, tras el paso del republicano Donald John Trump por la Casa Blanca y su intento por regresar a la misma tras las elecciones de 2024.

En el otro extremo, el demócrata Joe Biden manifestó que espera que el problema del control de armas se convierta en un tema electoral, para ver la posición de cada quien, y por eso alabó la convocatoria nacional del grupo Marcha por Nuestras Vidas: “Que sigan marchando, es importante. Esto tiene que convertirse en un tema electoral. La manera de que (los parlamentarios republicanos) escuchen es cuando el pueblo dice: “Mire, esto va a influir en mi voto”. Demasiadas personas mueren innecesariamente”,

Con la esperanza de que la iniciativa llegue a buen término, Joe Biden expresó: “Cuanto antes llegue a mi escritorio, antes podré firmarlo y antes podremos implementar estas medidas para salvar vidas”.  Sin embargo, el Ejecutivo estadounidense aclaró “esto no es todo lo que se debe hacer” y lamentó que el acuerdo no recogió su principal petición: la prohibición de fusiles semiautomáticos. Pese a todo, el cuadragésimo sexto presidente de EUA, subrayó que el acuerdo “refleja importantes pasos en la dirección correcta” y, de convertirse en ley, como parece se hará, celebró: “que esta será la legislación de seguridad de armas más importante aprobada por el Congreso en décadas”. Mientras esto se hace realidad, la Segunda Enmienda subsiste. Los manifestantes del sábado 11 de junio, todavía recuerdan algunos carteles, como el que decía: “PROTEC KIDS, NO GUNS”, o este otro: “HOW MANY KIDS NEED TO DIE? VALE.