Los Universitarios hablan es un espacio abierto a la comunidad estudiantil, la que cursa la licenciatura en las
instituciones de educación superior; inicialmente las que funcionan en la Ciudad de México. Pretende ser un espacio en el que los universitarios opinen libre y responsablemente sobre temas de actualidad.
En esta entrega participan estudiantes de la Escuela Libre de Derecho y del Departamento de Derecho de la Universidad Autónoma Metropolitana. Dan su visión respecto de un tema específico y actual: la seguridad pública en México.
Elisur Arteaga Nava
La realidad distópica de los abrazos y no balazos
Por Silvana Torres Alfaro
En el 2004, durante la marcha contra la inseguridad que se llevó a cabo en la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador además de haberla calificado como “la marcha de los pirruris”, señaló: “Yo no creo que el problema de la inseguridad en el país se vaya a resolver con más policías, y con más cárceles, y con amenazas de mano dura, con más severidad en las penas. Yo creo que el problema de fondo tiene que ver con la pobreza, el desempleo, con la desintegración familiar”.
Han transcurrido 18 años desde su declaración y la tasa de inseguridad en el país sigue aumentando todos los días. Vivimos en una realidad distópica, en la que por un lado el titular del poder ejecutivo desde el 2019 ha pregonado y defendido su estrategia de “abrazos y no balazos” y, por otro lado, vemos las impactantes cifras que perfilan a su sexenio a ser el más violento de la historia de México. De acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública se han registrado 121, 655 homicidios dolosos, rebasando las cifras registradas en el gobierno de Felipe Calderón.
El mayor ejemplo de estos índices fueron la serie de eventos de la semana pasada, los cuales vislumbraron sin lugar a dudas la estrategia fallida del gobierno de la República. Los primeros sucesos tuvieron lugar con los bloqueos e incendios provocados el martes en Jalisco y Guanajuato, el jueves en Chihuahua un grupo criminal provocó un motín en una cárcel y atentó contra la población civil dejando un saldo lamentable de 11 muertos y, por último, el viernes cerró la semana igualmente con bloqueos e incendios en diversos municipios del estado de Baja California.
Pero eso sí, efectivamente hemos visto presentes los “abrazos y no balazos”. No olvidemos que, en marzo del 2020, se difundió en redes sociales un video del presidente de la República saludando amablemente a la madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien llego a ser catalogado como uno de los narcotraficantes más poderosos del mundo.
El terror del narcotráfico
Por Ireri Elizabeth García Ramos
Ante los recientes ataques a la población civil en los estados de Jalisco, Guanajuato y Chihuahua, hay voces que se pronuncian por la necesidad de reconocer las prácticas de terror practicadas por el narcotráfico como una manifestación particular de terrorismo que debe ser castigada con vista a dicho delito.
De las declaraciones de algunos funcionarios públicos se deduce que la línea de investigación de los hechos delictivos de referencia se inclinan en considerarlos como actos para presionar a la autoridad federal a tomar determinadas acciones. Con anterioridad, en 2019, ante actos de terror del narcotráfico se tomó la decisión de liberar a un presunto narcotraficante en la entidad federativa de Sinaloa, en virtud de que las autoridades consideraron que su detención provocó la puesta en peligro de la sociedad civil a tal grado que era previsible la muerte de civiles.
El delito de terrorismo se encuentra previsto en el artículo 139 del Código Penal Federal, en el que se sanciona la utilización de sustancias tóxicas, armas químicas, biológicas o similares, material radioactivo, material nuclear, combustible nuclear, mineral radiactivo, fuente de radiación o instrumentos que emitan radiaciones, explosivos, o armas de fuego, o por incendio, inundación o por cualquier otro medio violento, para relizar intencionalmente actos en contra de bienes o servicios, ya sea públicos o privados, o bien, en contra de la integridad física, emocional, o la vida de personas, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella, para atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad o a un particular, u obligar a éste para que tome una determinación. De una interpretación de la citada descripción se puede concluir que el bien jurídico tutelado es la seguridad pública y nacional.
De lo anterior, se puede concluir que existen elementos para encuadrar los actos de terror ralizados por dichas organizaciones criminales en el tipo establecido en el Código Penal Federal. Ante esta realidad es urgente considerar el fenómeno específico del llamado narcoterrorismo para poder perseguirlo, desafortunadamente reconocer la existencia de terrorismo en nuestro país implicaría consecuencias internacionales, principalmente económicas, como por ejemplo: prohibiciones para viajar, restricciones financieras o diplomáticas.
El narcotráfico, terrorismo contemporáneo
Por Paulina Zenteno Morfín
El Código Penal Federal define al terrorismo como el delito que implica la utilización de cualquier medio violento para intencionalmente realizar actos en contra de bienes o servicios, ya sean públicos o privados o bien, en contra de la integridad física, emocional o la vida de las personas con el objetivo de producir alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de la misma, atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad o a un particular u obligar a éste para que se tome una determinación.
En pocas palabras, el terrorismo implica la realización de cualquier tipo de acto para causar una fobia social y así obtener el resultado deseado.
La realidad mexicana es que el narcotráfico, es decir, la actividad comercial de sustancias ilegales en nuestro país, se ha convertido en un terrorismo indirecto. Los narcotraficantes, sobre todo los principales líderes de los cárteles más relevantes de nuestro país, son empresarios inteligentes, audaces, ágiles y diligentes que eligieron el objeto social erróneo.
No obstante, las implicaciones para cumplir con dicho propósito por parte de la organización delictiva resultan devastadores para la sociedad. La violencia y las muertes derivadas del narcotráfico se han convertido en terrorismo puro toda vez que consumidores y no consumidores de sustancias vedadas por ley se encuentran en una situación constante de miedo, lo que hace que estos, por dicho temor, respeten estas instituciones o bien, en caso de no estar de acuerdo con ellas y por ende no tenerles un mínimo respeto, simplemente por el hecho de no querer recibir las consecuencias severas de estar en su contra, se apartan de su camino y callan, callan dejando a un lado el peso de la ley.
La lucha contra el narcotráfico es y será siempre una realidad, ya que la prohibición de la comercialización de ciertas sustancias “ilícitas” implica una mayor ganancia para el líder criminal, que si bien realiza una actividad ilegal, encontró el mercado más redituable para explotar: el no permitido. Ya que la sociedad vive en un constante pánico que se convierte en cobardía y timidez que incluso logra llegar a las autoridades, la única forma de atacar efectiva y exitosamente al narcotraficante y su corporación es en el bolsillo, creando las políticas financieras adecuadas para, sin miedo alguno, desde pluma y papel, lograr desequilibrar la razón de ser de todo tipo de organización delictuosa: el dinero.
Seguridad como balanza del Estado de derecho
Por Samantha Calzada Najera
En México, los terribles sucesos en Ciudad Juárez pueden ser el inicio de una ola de violencia que no encuentre punto final, en los acontecimientos del día jueves 11 de agosto hubieron aproximadamente 12 personas con lesiones por quemaduras y armas de fuego, y 11 fallecidos.
Esto nos lleva a pensar en la próxima estrategia política que deberá de tomarse para evitar que exista una guerra declarada nuevamente entre el narcotráfico y el gobierno, la seguridad estatal es uno de los puntos más importantes para que prevalezca la seguridad jurídica y el Estado de Derecho.
Un Estado que se pueda a gobernar a si mismo, capaz de proteger a sus civiles es clave para que las instituciones funcionen correctamente, la impunidad, la imparcialidad y la corrupción puede llevar a ser común denominador en un Estado en guerra.
El Presidente en una de sus habituales mañaneras aseguró que: no solo hubo propoaganda por parte de los grupos terroristas sino también por parte de la derecha y el conservadurísimo. Es hora de dejar las diferencias atrás y comenzar una verdadera estrategia en conjunto, es necesario que el Presidente se tome estos acontecimientos con seriedad y dejar de dividirnos en cuestiones de derecha e izquierda cuando hay personas falleciendo en manos de los narcos.

