México está sumido en una terrible crisis de inseguridad. Las bandas delincuenciales infunden terror a diestra y siniestra a la población y todo, por la complacencia que reciben del gobierno federal.

La política de abrazos ha cobrado la vida de más de 124 mil mexicanos. El crimen organizado atacó a periodistas, a comerciantes, a transportistas y paralizaron a las ciudades de miedo.

Incluso el consulado norteamericano pidió a sus connacionales estar alerta debido a los bloqueos, incendios y la presencia policiaca en la zona norte de nuestro país.

Si los gobierno municipales de Morena no hacen nada por la seguridad de sus municipios, entonces de qué sirvió que hubieran votados por ellos.

No se puede seguir permitiendo que los delincuentes tomen las carreteras, quemen vehículos, asesinen gente y lo hagan como un acto para presionar al gobierno.

Según el Presidente López Obrador, se está trabajando en una estrategia y voy a citarlo: “para que haya ingresos en las familias, que sean salarios justos, que nadie se quede sin oportunidad de trabajo, atender a los jóvenes, que tengan oportunidad de estudio y de trabajo”.

Pero la realidad que viven los mexicanos es muy diferente.

Los ingresos en los hogares mexicanos se han reducido y con la tasa de inflación más alta en los últimos 20 años, cada día alcanza para menos.

¿Cómo puede hablar de salarios justos y de oportunidades de trabajo cuando las decisiones arbitrarias del gobierno federal ahuyentan a las inversiones?, ¿cuando el crimen organizado quema comercios, cuando los amedrentan hasta que tienen que cerrar y así dejan sin su fuente de ingreso a miles de familias? Todo esto mientras el presidente defiende a los criminales .

¿Cómo habla de atender a los jóvenes para que tengan la oportunidad de estudiar, cuando más de medio millón de estudiantes abandonaron sus estudios debido a la violencia, a la falta de ingresos o porque se han quedado huérfanos?

Es claro que el gobierno federal no tiene estrategia y que el Presidente de la República no quiere tenerla.