Bajo este gobierno se renunció al combate a los carteles criminales y no existen programas ni políticas de gobierno contra las bandas delincuenciales; de nada ha servido el empleo y movilización masiva del Ejército y que lo único que ha producido es poner en ridículo al ejército frente a la fuerza armada de la delincuencia. El descontento, la cólera sorda y la crispación resultante de la muerte innecesaria de civiles inocentes, de las ejecuciones extrajudiciales, de la desaparición forzada e involuntaria de personas y de las violaciones de derechos humanos, crecen y se extienden en todos los estratos de la sociedad.
La cerrazón autoritaria patente en la iracunda y algunas veces sarcástica respuesta del titular del Ejecutivo, quien pierde el sano juicio y reacciona con irritación emocional a los reclamos sociales, sólo evidencia su alejamiento de la realidad, por lo demás característica específica del cuarto año de Gobierno desde el viejo sistema, en el cual el Presidente en turno secuestrado por sus allegados y corifeos se sentía dueño del destino de la patria. Es tal su extravío que sigue sin darse cuenta que al adelantar su sucesión, cada día pierde poder y que en los hechos su sexenio ha terminado.
Una gran parte de la población pensante, percibe cada vez más perdido, confundido, extraviado al inquilino de Palacio. Por más que busque ocupar todos los espacios disponibles de una mal diseñada campaña mediática que busca copar todos los días, todos los horarios; la sobreexposición del gobernante ya fastidió, ya hartó a la gente y de tanta palabrería son frecuentes las mentiras y las contradicciones.
El presidente se percibe desconcertado desde que el fin de semana pasado Carlos Loret de Mola informó en Latinus que un equipo de hackers, que se denomina Guacamaya, había intervenido los sistemas informáticos de la SEDENA, y supuestamente sustrajo seis terabytes de información.
Dentro de los datos dados a conocer por Loret señala el tema relacionado con la salud del presidente, quien además de sus padecimientos públicamente conocidos, le afectan otros de igual o mayor gravedad. Con su acostumbrado sarcasmo el inquilino del Palacio en la mañanera del lunes, reconoció la certitud de la información e hizo burla nuevamente pidiendo que reprodujeran una canción del Chico Che.
El presidente ha dicho que su gobierno no espía a sus adversarios, empresarios o periodistas, pero en la mañanera del martes una periodista “no palera” Nayeli Roldán, le pregunto sobre el espionaje que realiza la SEDENA, cuestionamiento sobre el que negó dicho espionaje, dijo que la SEDENA hace labor de “inteligencia” pero pruebas obtenidas por una investigación periodística realizada por Proceso, Animal Político y Aristegui Noticias demuestran que el espionaje a civiles por medio del programa israelí spyware Pegasus que se utilizó el sexenio pasado, continúa en el gobierno a través de la SEDENA.
El presidente Don Venustiano Carranza, fue sin duda el mejor preparado de los héroes revolucionarios. Pocos saben que con anticipación al Constituyente de 1917, formó grupos de estudios con quienes serían después destacados constituyentes y artífices de los artículos: 3º, 27 y 123, esto es, la parte luminosa de nuestra Carta Magna que instituye los derechos sociales.
Con el asesinato de Carranza, tras el golpe de Estado, el país vivió 25 años de gobierno encabezado por militares hasta 1946 que gobernó un civil, Miguel Alemán Valdés fue presidente de México del 1946 a 1952. Alemán asumió a la presidencia con el apoyo de universitarios y abogados de alto prestigio, quienes más adelante formaron parte de su gabinete. Pero no debemos olvidar que casi todo el Siglo XIX vivimos bajo dictaduras militares con excepciones temporales. Esto importa ahora y mucho por las situaciones que estamos viviendo y padeciendo.
Hoy, paradójicamente una centuria después, se recorre el camino a la inversa, un gobierno civil, que busca entregar el poder a los militares. Quien detenta ahora el poder desde el inicio de su mandato busco arroparse con los integrantes de las fuerza armadas. Primero para evitar mayores cuestionamientos a su errática decisión de cancelar la construcción de un aeropuerto, y anunció que éste sería construido por el Ejército.
En el caso de la Seguridad Pública que constituye la mayor demanda social debido a la espiral de violencia y a la sangre que se vertido en magnitudes enormes en todo el territorio nacional que ocasionó la intervención de todas las fuerzas armadas en grandes despliegues de tropas, la respuesta fue contraria a lo pregonado en sus tres campañas presidenciales, de regresar las tropas a los cuarteles. La salida crear una Guardia Nacional integrada por miembros del Ejército y la Marina y dirigida por un General, que solicitó su retiro pocos días antes de asumir su encargo. En los hechos es una institución militar pretendidamente disfrazada de civil, que ahora pasará a ser una dependencia más de la SEDENA.
Cuando las fuerzas armadas fueron utilizadas para la mal llamada “guerra contra la delincuencia organizada y el narcotráfico” alertamos que además de que crecerían las violaciones de Derechos Humanos, se les expondría a ser permeados por la corrupción. Las dos cosas sucedieron, no ha sido una conducta institucional, pero se concretaron situaciones que el propio ejército resolvió y castigó y en otros casos, se entregaron los responsables a los tribunales civiles, veremos ahora que pasará con los implicados en el caso Ayotzinapa.
El País, no está en condiciones de repetir los errores de la historia, de revivir experiencias fallidas y menos de presenciar y padecer experiencias de militarización de la vida pública. En México, no se puede gobernar montado sobre bayonetas. Las Instituciones civiles deben ejercer sus facultades y responsabilizarse de sus tareas. El ejército, quienes lo conocemos sabemos de su lealtad institucional. La lealtad de las fuerzas armadas no es con un hombre. La Lealtad del Ejército y la Marina son con todo México.