En ocasiones el mundo se asemeja a un “globo chino” y, a semejanza de los más estrambóticos directores fílmicos, en cuestión de días, el globo terráqueo cambia de ruta y el escenario simula una caída, inevitable, que nada ni nadie puede detener. Las crónicas periodísticas del siglo pasado cuentan que en el mes de mayo de 1960 una aeronave del ejército del Tío Sam, tipo U-2, fue derribado cuando realizaba labores de espionaje sobre el territorio de la URSS, lo que hizo fracasar una importante reunión en la cumbre entre el presidente Dwight David Eisenhower (el 34º mandatario de EUA), y el líder soviético Nikita Kruschev; ahora, el derribo de un globo espía chino por un avión F-22 Raptor, echa por tierra un importante encuentro entre el secretario de Estado, Antony Blinken y la jerarquía china, previsto para restablecer las deterioradas relaciones chino-estadounidenses.

Mientras las reclamaciones al más alto nivel entre ambas naciones se vuelven una repetición en todos los medios de comunicación —impresos y electrónicos—, los globos “espías” se convierten en una alegoría del fiasco que domina el mundo de las relaciones exteriores entre las dos potencias —Washington y Pekín—, durante los últimos días: un torbellino de espionaje, subterfugios y tensiones diplomáticas que han cautivado a millones de personas en un espectáculo que ambas capitales continúan tratando de sortear.

De tal suerte, la fuerza aérea de EUA echó por tierra el sábado 4 de febrero un “presunto” globo “espía” chino  frente a la costa de las Carolinas (norte y sur), por órdenes del presidente Joe Biden, luego de que el artefacto invasor había cruzado sensibles sitios militares en la Unión Americana.

En tales condiciones, el gobierno de Pekín hizo claro su “profundo malestar”, después de que EUA derribara el aparato invasor, que llevaba varios días siguiendo una sospechosa trayectoria que le llevó a pasar por encima de varios desplazamientos estratégicos, y declaró que “se reserva el derecho a tomar represalias”. El derribo del globo —cuyas características ninguna de las partes ha dado a conocer—, fue hecho por un caza-22, y tuvo lugar sobre el mar frente a las costas de Carolina del Norte, en el espacio aéreo estadounidense, de acuerdo a la información proporcionada por el Secretario de Defensa, Lloyd Austin, quien subrayó que la operación se ejecutó respondiendo a una “violación inaceptable de loa soberanía estadounidense”.

De manera exagerada y forzando la situación —tratando de cubrirse con el manto de una vieja estrategia: “no hay mejor defensa que el ataque”, China reaccionó en forma furibunda, mostrando claro descontento y protestó “contra el uso de la fuerza por parte de los mandos estadounidenses”, acusando a la Casa Blanca de “exagerar y de violar gravemente las prácticas internacionales”. ¿Como hubiera reaccionado el régimen chino si un artefacto semejante, de nacionalidad estadounidense, hubiera violado el espacio aéreo de la República Popular?

El mismo sábado, al descender del avión presidencial Air Force One, en SIracuse, Nueva York, los reporteros cuestionaron al presidente Joe Biden, por el destino del globo espía chino, a lo que el mandatario de EUA escuetamente dijo: “Nos ocuparemos de él”. Lo cumplió: a las 14.30 horas (tiempo local), cuando el globo navegaba frente a la costa de Carolina del Sur, a una altitud de entre 18,000 y 20,000 metros, fue fulminado. Un caza F-22 Raptor de la 1ª Ala de Caza de la Base Aérea de Langley-Eustis, Virginia, lo derribó disparando un Misil aire-aire AIM-9X Sidewinder a 58,000 pies. En la operación tomaron parte aviones de la Guardia Nacional Aérea de Massachusetts y varios aviones cisterna. Esta es la primera ocasión que un caza estadounidense derriba un avión chino. El aparato en cuestión tuvo su bautismo de fuego en 2014, durante los ataques aéreos contra el Estado Islámico (EI) y el grupo yihadista Jorasán en Siria.

El Pentágono esperaba recuperar la mayor cantidad posible de restos del globo antes de hundirse en el océano.  El propósito es obvio. Demostrar efectivamente que se trataba de un globo espía y, por tanto, que China mintió al asegurar que era un artefacto civil. Los expertos aseguran que el globo estaba equipado con sofisticados equipos electrónicos para interceptar comunicaciones en tierra, medir los campos magnéticos y penetrar así en los secretos de equipos, como los radares de alta precisión, algo que no pueden hacer los satélites espías.

Según algunas informaciones, antes del derribo del enorme aerostato (aproximadamente de unos 25 metros de ancho) se suspendió el  tráfico aéreo en tres aeropuertos del sureste de EUA como medida de “seguridad nacional”. Los aeródromos en cuestión fueron el de Myrtle Beach y Charleston, Carolina del Sur; y Wilgminton, Carolina del Norte. La Administración Federal de Aviación (FAA) desvió el tráfico aéreo de la zona y advirtió de retrasos en los vuelos. Fuentes oficiales de la Defensa aseguraron que EUA recopilaron “inteligencia” sobre el globo.   El viernes 3 de febrero, el gobierno de China trató de calmar los ánimos. “Especular y empeorar las cosas antes de que se establezcan los hechos no ayuda a resolver el asunto adecuadamente”, declaró Mao Ning, vocero del ministerio de Exteriores chino. Además, el propio ministerio lamentó “la entrada involuntaria” del globo en el espacio aéreo de la Unión Americana y explicó que la aeronave civil se utilizaba principalmente para “investigación metereológica” y tenía “autodirección” muy limitada por lo que se había “desviado mucho de su trayectoria prevista” a causa de los vientos.

“Explicación” que no convenció a los expertos, aunque algunos de ellos dijeron que la variación de los vientos hizo que el globo entrara por primera vez en el espacio aéreo estadounidense el 28 de enero por Alaska, se adentrara en Canadá el 30 de enero y volviera a penetrar en el espacio aéreo en el noroeste del país, el 31 de enero.

No obstante la “explicación”  de Pekín, el mea culpa llegó tarde pues el Departamento de Estado de EUA, aplazó indefinidamente el viaje que su director, Antony Blinken tenía previsto realizar a la capital china entre el domingo 5 y el lunes 6 de febrero.

Por su parte, Timothy R. Heath, investigador internacional de la RAND Corporation,  en un análisis sobre Rivales Sistémicos, dice que es “probable que el caso del globo espía aumente más tensiones entre EUA y China, aunque la amenaza del artefacto era bastante baja. Pero espera que ambas partes reprogramen el viaje del Secretario de Estado una vez que Washington haya dejado claro a Pekín su descontento con el despliegue del globo sobre territorio estadounidense.

Heath piensa qué hay un deseo en ambas capitales de aliviar las tensiones. Aunque las diferencias siguen siendo profundas y hay pocas esperanzas de resolver pronto los desacuerdos en cuestiones claves. Con el tiempo, espera, que ambos gobiernos intenten acercar posturas y mantener conversaciones para reducir las tensiones.

Pero, aunque el gobierno chino trató de reducir la importancia de la intrusión del aeroestato en territorio estadounidense, el riesgo no fue menor, porque EUA mantiene un arsenal de 150 misiles balísticos  intercontinentales Minuteman III con armamento nuclear en la base aérea de Malmstrom, en el estado de Montana, situada en el ruta que recorrió el globo. Sobre el particular, funcionarios de defensa de la Unión afirmaron que no derribaron el globo desde el momento en que se descubrió su presencia en la zona, para evitar daños a personas o propiedades causados por la caída de escombros de la explosión y que el gobierno tomó medidas para proteger los lugares sensibles.

No obstante, las autoridades de la República Popular declararon que está “muy” descontenta con el derribo del globo y agregó que se reservará “el derecho de dar más respuestas de ser necesario”. Y el ministerio de Relaciones chino agregó que EUA “sobrerreaccionó” al usar la fuerza.

Los hechos se desarrollaron más o menos de la siguiente manera: aproximadamente a las 2.40 horas del sábado 4 de febrero, un avión de combate F-22 disparó un misil contra el artefacto invasor, y lo perforó mientras estaba a seis millas náuticas de la costa, cerca ded Myrtle Beach, Carolina del Sur. Los escombros cayeron a una profundidad de 47 pies. No hay datos precisos sobre el tiempo necesario para recuperarlos, aunque si se informó que la Marina tomaría la iniciativa apoyada por la Guardia Costera y que los restos serían trasladados a un laboratorio de la FBI en Quantico, Virginia, para ser analizados por expertos de la propia Oficina Federal de Investigación y otros centros de inteligencia.

Al paso de los días, EUA anunció la recuperación de los restos del globo aunque descartó devolverlos a China. La administración de Joe Biden subrayó que el mejoramiento en la defensa contra el espionaje chino ayudaron a identificar el globo espía y determinar que otros vuelos semejantes se realizaron en varios puntos durante el gobierno de Donald Trump. Asimismo, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa blanca, Jake Sullivan, destacó que desde que Biden asumió el cargo, “mejoramos la vigilancia de nuestro espacio aéreo territorial”. Por otra parte, sin entrar en detalles, otras fuentes han dicho que en los últimos años, China ha enviado aparatos semejantes  sobre otros sitios de los cinco continentes. Además, Mao Ning, vocero de Relaciones Exteriores chino en conferencia de prensa comentó que otro globo, situado en el espacio aéreo de la República de Colombia, también tiene “una capacidad limitada de maniobra”.

Por último, aunque no se descarta la presencia de otros globos chinos al sur de Centro y Sudamérica, Pekín no confirmó ni desmintió que hubiera más artefactos del mismo tipo sobre Latinoamérica. El viernes 3 de febrero, el vocero del Pentágono, general de brigada Patrick Ryder, anunció la detección de otros aerostatos similares en Costa Rica y Venezuela. Y contando. VALE.