En la antigüedad, tanto en Grecia como en Roma e, incluso, en la Italia del Renacimiento, existía la convicción de que las cosas de este Mundo dependen, en mucho, de la Fortuna. Este fue un sentir casi generalizado en quienes escribieron sobre el tema (1).

Para Homero el Destino o las Moiras son los que deciden la fortuna de los hombres (Ilíada, IV, 317, V, 613, XII, 316 y XVI, 849). De la misma manera, intervienen para definir los negocios humanos el Destino y las Erinis (Ilíada, XIX, 87) o el Hado (XX, 127). En la Ilíada se sostiene también la idea de que es Zeus quien, con sus planes, determinaba el destino de los hombres (I, 5); se llega a decir de él: “‘¿Qué dios, urdidor de dolos, ha trazado esta vez planes contigo? Siempre te gusta deliberar cuando estás lejos de mí y tomar decisiones clandestinas, y jamás hasta ahora conmigo has sido benévolo ni has osado decirme el plan que proyectas’”.

En la Odisea son los Dioses los determinantes de la suerte de los humanos (III, 269). Las Moiras son hijas de la Noche y de Eris (Hesíodo, Teogonía, 218). Algunos autores imaginaron a la Fortuna como una Diosa, con personalidad, seguidores y adoradores; otros la concibieron como una representación genérica del azar: ciega y sin cargos de conciencia respecto de a quienes favorecía o perjudicaba.

En estas líneas pretendo desarrollar un tema concreto: referir las opiniones que algunos autores tenían sobre el papel de la Fortuna en los negocios humanos; enseguida refiero las que, con base en ellas, tenía Maquiavelo; las concluyo relacionándolas con el momento político actual. Anticipo una idea: Maquiavelo, en alguna parte de sus Discursos, identifica a la Fortuna con la divinidad.

Tratándose de Maquiavelo y de su obra es imposible estar al día en lo relativo a la bibliografía que cada año se publica; la conozco en una mínima parte, por lo mismo, insisto en lo que dije en un principio: no me atrevo a afirmar que este estudio sea original y que yo haya sido el descubridor de la posible fuente a la que recurrió para escribir esa parte de su De principatibus, en todo caso sólo me atrevo a afirmar que escribo estas notas para un público general, que no conoce a fondo la materia.

Hago referencia a autores de la antigüedad y del Renacimiento que aludieron a la importancia de la Fortuna en los negocios humanos y que antecedieron a Maquiavelo y que pudieron haber influido en él respecto de la idea que tuvo de ella y que consigna, de manera preferente, en el capítulo XXV de su obra De principatibus o El príncipe.

 

Algunos autores de la antigüedad que se refirieron a la Fortuna

Son muchos los autores que consideraron a Zeus o la Fortuna como un factor importante o decisivo en los negocios humanos. Aludiré a unos cuantos.

 

Hesíodo

“Musas de la Pieria que con vuestros cantos prodigáis la gloria, venid aquí, invocad a Zeus y celebrad con himnos a vuestro padre. A él se debe que los mortales sean oscuros y célebres; y por voluntad del poderoso Zeus son famosos y desconocidos. Pues Zeus altisonante que habita encumbradas mansiones fácilmente confiere el poder, fácilmente hunde al poderoso, fácilmente rebaja al ilustre y engrandece al ignorado y fácilmente endereza al torcido y humilla al orgulloso.” (Los trabajos y los días, Gredos, 1 a 8, ps. 121 y 122).

En Homero frecuentemente se ve que el destino de los hombres está en manos de Zeus y que él es caprichoso.

 

Platón (2)

“AT.- Iba a decir que ningún hombre nunca hace ninguna ley, sino que el azar y todo tipo de calamidades que nos asuelan de las más distintas formas legislan en todos nuestros asuntos. En efecto, o bien una guerra impuesta subvirtió el orden público y cambió las leyes o la falta de recursos que ocasiona una dura pobreza, Muchas veces las enfermedades obligan también a innovar, cuando se producen pestes, y, a menudo hasta el mal clima que perdura a lo largo de los años durante mucho tiempo. Si alguien previera todo eso, se apresurarían a afirmar lo que yo hace un momento, que lo mortal no da ninguna ley a nadie en nada, sino que casi todo lo humano es azar, El hecho es que el que dijera eso de la navegación, el pilotaje, la medicina y la estrategia probablemente tendría razón, pero también tiene igualmente razón el que sostiene lo siguiente en esas mismas actividades. … Que es dios el que gobierna todo y que el azar y la oportunidad ejercen el gobierno de todos los asuntos humanos sólo con la ayuda de dios. Que, ciertamente, debemos acordar que el arte los sigue como un tercer elemento más manso.” (Platón, Leyes, IV, 709ª, Gredos, ps. 360 y 361).

Maquiavelo no fue una autoridad en Platón; las referencias a sus obras son dos: la primera aparece en un estudio que él tituló: Discursus florentinarum rerum post mortem iunoris Laurentii Medices, (Discurso sobre las cosas de los florentinos con posterioridad a la muerte del joven Lorenzo de Medici). La segunda aparece en sus Discursos sobre la primera década de Tito Livio. Nada importante. Lo que indica que lo conocía poco. Lo mismo sucede con Aristóteles; las referencias a él son tres. (Niccolò Machiavelli, Tutte le opere, Sansoni Editore, Firenze, 1971, p 1276).

 

Polibio

“[Por ello] he creído absolutamente necesario no omitir ni dejar pasar, sin detenerme en ello, la obra más bella, y al mismo tiempo más útil de la Fortuna. Ésta ciertamente, realiza muchas cosas novedosas e interviene de continuo en la vida de los hombres, …” (Historias, libro I, 4, 4, Gredos, p. 61).

 

Notas

  1. Escribo estas notas de manera irresponsable: no cuento con la bibliografía elemental para hacerlas. En 2018, suponiendo que, por mi edad, ya me tocaba partir de este Mundo, regalé mi biblioteca a la Escuela Libre de Derecho; como parte de ella entregué una de las colecciones más completas que hay en México sobre Maquiavelo. Recuerdo claramente que en lo que entregué había, cuando menos, dos libros sobre el tema específico de la Fortuna. Como la Muerte, hasta ahora, no se ha fijado en mí, para no estar de ocioso, me he dado a la tarea de elaborar unas notas superficiales y apresuradas sobre el tema. Insisto, por no contar con todo el material bibliográfico, lo hago de manera poco seria. Digo lo anterior por aquello de las tesis de la aún ministra Yasmín Esquivel Mossa.
  2. Por lo que se refiere a las citas de los autores de la antigüedad y el Renacimiento, que aluden a la Fortuna, he seguido a Burd, citado en De principatibus, Trillas, México, 2010, p. 320; a Rinaldo Rinaldi, Niccoló Machiavelli: Il Principe, UTET, Torino, 1999, tomo I, p. 312 y siguiente y las lecturas de los clásicos, griegos y romanos, que hube que realizar con motivo de mi obra: Grecia: geografía mitológica, Tirant lo Blanch, México, 2020.