En plena Semana Santa y en la Pascua, todo mundo se pregunta ¿algún día reinará la paz en Oriente Medio? Hace 75 años (1948) la Organización de Naciones Unidas hizo posible que se fundara Eretz Israel (Estado de Israel); de entonces a la fecha ningún año de ese país puede definirse “totalmente pacífico”. Aparte del judío, ningún pueblo en el mundo sería capaz de vivir en tales condiciones, excepto, claro está, los palestinos con los que comparte su mercurial existencia. Desesperante destino.

El sitio donde se ubica Israel y los palestinos es historia pura, tierra de profetas: David (Dawud), Salomón (Sulaimán), Elías (Ilyas), Jesús (Isa), Abraham (Ibrahim), los territorios donde transcurrieron sus respectivas vidas fueron los que ahora se conocen como Cisjordania y Gaza, Israel, Líbano y Jordania. En la Guerra de los Seis Días —la hazaña moderna de las reducidas tropas israelíes contra los artillados ejércitos árabes—, en 1967, tomaron la parte Este de la ciudad de Jerusalén.   Al triunfar los judíos, en la Explanada de las Mezquitas: Al Aqsa y el Domo de la Rosa y el Muro de los Lamentos (los restos del segundo templo de Salomón destruido por las legiones romanas), un bizarro judío izó la nueva bandera israelí, pero, el sagaz general Moshé Dayan, ordenó arriarla. El famoso tuerto ministro de la Defensa, nacido en Degania (el primer kibutz de la historia situado en territorio sirio), calculó que el izamiento del lábaro judío provocaría una tremenda reacción de los musulmanes en todo el mundo. La orden de Dayán evitó derramar mucha sangre judía y árabe. En la Explanada rezan los musulmanes, y los judíos en el Muro de los Lamentos.

Esa es la historia reciente. La crisis del año en curso se origina con el regreso de Benjamin Netanyahu al poder, encabezando la coalición de gobierno más ultranacionalista desde que se fundó Eretz Israel; los “supremacistas judíos se han empoderado y se corrió el rumor de que iban a realizar el sacrificio de una cabra en la Explanada”, en memoria del que ordenó Dios a Abraham, en el Antiguo Testamento.

De tal suerte, docenas de jóvenes palestinos se atrincheraron en el también llamado Monte del Templo de Jerusalén. El domingo 26 de marzo pasado —cuarto día después del mes sagrado de Ramadán y en víspera de Pesaj (Pascua judía), irrumpieron las tropas judías. Por la noche llegaron a las manos en Al Aqsa y se desataron zafarranchos, causando más de 300 arrestos.

Cabe aclarar que el ambiente ya estaba caldeado. El martes 3 de enero visitó la Explanada de las Mezquitas el ministro de Seguridad israelí, Itamar Ben Gvir, un líder ultranacionalista que apoya la expulsión de los palestinos de los territorios invadidos y tiene en su despacho la fotografía del terrorista Baruj Goldstein, un extremista judío que en 1994 arrebató la vida a 29 palestinos que oraban. En. La Tumba de los Patriarcas, en la ciudad ocupada de Hebrón.

Si la provocación del ministro Gvir no causó mayores desórdenes, el violento asalto de las fuerzas israelíes en la Explanada provocó el lanzamiento de cohetes contra Israel desde la Franja de Gaza, y 26 años después, otros tantos artefactos explosivos desde Siria y Líbano, a los que el estado judío contestó con otros bombardeos. Lo que ha causado mayor preocupación internacional porque la escalad de la tensión podría degenerar en una Tercera Intifada (rebelión popular palestina llevada a cabo por jóvenes en territorio israelí), lo que a su vez incendiaría el Oriente Medio una vez más.

En cuestión de horas se lanzaron alrededor de cuatro decenas de cohetes entre los contendientes. La escalada se produjo en plena Semana Santa, Ramadán y Pesaj, lo que hizo recordar la ofensiva de Hizbulá (la organización terrorista libanesa, que en árabe significa Partido De Dios), en el verano de 2006, lanzada desde el sur de Líbano. Un portavoz militar israelí aseguró que Hizbulá está al tanto de los lanzamientos de proyectiles desde territorio libanés y consideró “responsable” al gobierno de Beirut de “cada agresión que provenga de su territorio”.

Por otra parte, Benjamín Netanyahu, el primer ministro de Israel, se retractó, el lunes 10 de abril, de su decisión de pedir la renuncia a su ministro de Defensa, Yoav Galantina, por las críticas al polémico plan de gobierno para reformar el poder Judicial. En un discurso transmitido por televisión, Netanyahu afirmó que Galantina permanecerá en su puesto: “Decidí dejar atrás las diferencias que teníamos”.

A finales del mes de marzo, el primer ministro anunció que Galantina había sido despedido por oponerse al plan para reformar el sistema judicial israelí.  Su decisión desencadenó una ola de protestas masivas espontáneas y una huelga general que amenazó con paralizar al país, lo que obligó al mandatario israelí a suspender su reforma. Y aseguró que “Galánt permanece en el cargo y seguiremos trabajando juntos para la seguridad de los ciudadanos de Israel”.

Respecto a la violencia que se registra en el país, en los últimos días, Benjamín Netanyahu prometió “restaurar la seguridad” de su país, actuando en “todos los frentes”, tras una nueva erupción de disturbios en la zona.

Desde la ONU, se advirtió que el enfrentamiento entre Israel y Hamas se corre el riesgo de “derivar en un conflicto mayor”, en un tuit de la coordinadora especial del organismo Joanna Wronecka: “Estoy muy preocupada por la peligrosa escalada a través de la Línea Azul después del lanzamiento de muchos cohetes desde el Líbano hasta Israel”.

Asimismo, la representante de Naciones Unidas exigió: “El imperativo inmediato es contener la situación. Hago un llamamiento a todas las partes para que actúen con la máxima moderación y colaboren con la FPNUL (la Fuerza Provisional de Naciones Unidas para el Líbano).

Pese a todo, los mandos militares israelíes aseguraron no pretender una escalada bélica y estar dispuestos a poner fin a la respuesta armada si Hamás detiene los ataques. No en vano, el Ejército Israelí levantaba el sábado 8 de abril provisionalmente la alerta aérea para los residentes en las comunidades del sur del país mientras negocia, con la mediación de Egipto, el fin de la última espiral violenta, según medios israelíes.

Y a su vez, las autoridades libanesas, anunciaron el domingo pasado la presentación de una queja ante el Consejo de Seguridad de la ONU por el ataque judío, que el país de los cedros considera “una violación flagrante de su soberanía y de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad y una amenaza a la estabilidad que disfrutaba el sur”-

Tras la escalada de violencia, Jerusalén anunció el fin de semana la movilización de unidades de policía y de refuerzos militares. Para poner punto a esta larga cadena de ataques y contraataques, el más reciente episodio sangriento ocurrió el lunes 10 de abril, con la muerte de un adolescente en Cisjordania reocupada. El ejército indicó que sus “fuerzas de seguridad llevaban a cabo una operación en Aqabat Jabel, un campo de refugiados ubicados cerca de Jericó: Fayez Balhan, de 15 años de edad, “murió por balas de la ocupación”, tras haber sido alcanzado en la cabeza y en el pecho. Y, por parte de Israel, murieron dos jóvenes de 16 y 20 años de edad respectivamente. Y sumando. VALE.