Tragicomedia en un acto

 

Ciudad de México, abril de 2023.

Esta es una obra de ficción, cualquier parecido que pudiera tener con alguna persona, viva o muerta, con alguna institución pública o privada, situación pasada o presente, es pura coincidencia.

El autor.

 

Reparto

Personajes, por orden de aparición

Coro 1 y coro 2

Demos (el Pueblo), un viejo, sordo, ciego y mudo, pero que come y bebe

Falsario, un hombre canoso y gotoso

El Carnal, alguien que habla francés e inglés

Naricita, el guardaespaldas

El Barbón, el hombre del puro

La Flaca, una mujer sin gracia

EL Gringo, un pelón, que habla con acento gringo

El Zorro, un gigante bigotón y botudo

Richard Heard de Camaleón, profesor universitario

La Locutora, una gorda y prieta

Metiche, un memento mori

El Artista, un borracho

Changoleón, otro borracho

 

Escena

Patio de honor de Palacio Nacional; una palapa sirve de techo; al centro una mesa con ollas, sartenes y grandes cucharas. Atrás de una reja se halla Demos, con una venda en los ojos y una gran torta en la boca. Sillas y mesas de la cervecería Corona.

Coro 1: En las tragedias y comedias griegas había un coro; era el responsable de poner al auditorio al tanto de los pormenores de la obra: antecedentes, contexto y eventual desenlace. Como su nombre lo indica, los coros eran numerosos, estaban integrados por muchos coreanos.

Coro 2: La austeridad republicana que ha dispuesto nuestro jefe, el Falsario, un facineroso que con sus malas mañas domina actualmente a Demos, el Pueblo, ha llevado a los productores de esta obra a integrar un coro de dos. Esperamos que la situación mejore y que en representaciones futuras esta parte del elenco se integre debidamente.

Coro 1: Vamos de mal en peor. Durante muchos años Demos fue explotado, saqueado, humillado y exterminado por un amo cruel: una banda de facinerosos que se auto llamaban revolucionarios. Sus integrantes se enriquecieron a costa de Demos. No le permitieron vivir una democracia auténtica y, además, como ganado, lo acorralaban, metiéndolo en prisión, explotaban, sacrificaban y tasajeaban.

Coro 2: Esa banda de facinerosos, al ver que peligraban sus privilegios por la llegada de un michoacano disidente: Águila que Cae, para evitar que Demos lo prefiriera y con el fin de dar la apariencia de una alternancia democrática, pactaron con otro grupo de bandoleros, el llamado de “gente decente”, la entrega formal del mando. Convencieron a Demos de la conveniencia de que cambiara de amo. Así, entre las dos facciones, siguieron controlando a Demos, lo que implicó permanecer disfrutando el poder, los privilegios, el tráfico de influencias y el dinero.

Coro 1: En cumplimiento del pacto, los bandoleros sustitutos regresaron el poder a la banda que se llamaba revolucionario. Surgió un tercer bandolero: Falsario. Éste, por más trapacerías que hizo, no pudo hacerse un lugar, acorde con sus ambiciones y perversiones, dentro del grupo revolucionario. Formó su propia banda de asaltantes. Con la promesa de un cambio radical, criticando todo, absolutamente todo lo que hacían las dos bandas, a base de engaños y falsas promesas, convenció a Demos de que era expoliado por ellas, de que él era diferente y que iba a poner fin a los saqueos de que era víctima.

Coro 2: El bandolero tres prometió a Demos muchas cosas: meter a la cárcel a los líderes de los dos grupos de bandoleros, acabar con la corrupción, devolver a los soldados a sus cuarteles, acabar con el nepotismo, la pobreza, darle un servicio sanitario mejor que el de Haití, suprimir el amiguismo y fortalecer las instituciones democráticas. Mintió. Fue más de lo mismo. Agravó la situación de Demos. Ahora pretende destruir las instituciones democráticas para perpetuarse en el poder e impedir que los bandoleros uno y dos regresen.

Coro 1: Para que Demos no se entere de sus trapacerías y proteste por ellas, el nuevo jefe puso en su cara una gran venda y en su boca una torta; estas le impiden ver y hablar. Lo tiene encerrado tras las rejas. Sólo Falsario puede hablar con él; lo visita y habla con él todos los días y muchas horas, sin importar donde se encuentre; le hace creer que lo quiere mucho y que está al pendiente de él, de sus problemas y preocupaciones. Con ese trato, Demos está contento; no protesta. Eso lo creen él y los demás mafiosos. Demos es muy mañoso; tiene su propio juego. Pudiera estar preparando una sorpresa.

Coros 1 y 2: Para que no acusen a su autor de plagio, —acción muy común hoy en día— se reconoce expresamente que esta comedia está inspirada en El banquete o Simposio de Platón, salvo que en esta no se habla del amor; aquí se dialoga de algo más importante: del poder, así con minúscula. Aliados y “adversarios” dan su opinión sobre el tema. También sirvió de inspiración la comedia Los caballeros, de Aristófanes. De ésta se tomaron prestados algunos personajes.

Ahí tienen a los facinerosos; comen y beben con cargo a Demos o sea al erario público. Discuten respecto de la naturaleza del dominio que ejercen sobre Demos y de la forma de cómo lo seguirán expoliando.

FALSARIO (con mandil y gorro de cocinero, se escucha música de Chico Che): Es para mí un alto honor brindar, eteee, a ustedes esta comida. Ete, el motivo que nos congrega no es intrascendente. Todo lo contrario. Ete, los he invitado a que festejen conmigo el éxito de las marchas del 27 de noviembre y 18 de marzo. Imagínense ustedes, tons, no podía pasar desapercibido ese acontecimiento singular y ete, trascendental.

Tons, para que no anden diciendo que divido a la sociedad, he invitado tanto a mis cómplices, perdón, a mis compañeros de banda ete, como a mis “adversarios”, a los miembros de las bandas que se autodenominan revolucionarios y a los que encabezan la banda de la gente decente. Ete, aquí no se discrimina a nadie por su ideología o religión. Están con nosotros el Barbón del puro; el Gringo, el Zorro con botas y Richard Heart de Camaleón, mis adversarios y el Metiche. No pudo venir el Chaparro, aunque lo invité.

De mis amigos, cuento con la solidaridad del Carnal; ete de la Flaca, mi dócil y querida chacha; de la Locutora, mi acuache y cómplice para descontar a mis enemigos o a quienes no se someten bien de su grado. Tons, también está el Naricitas. ¿Naricitas, donde estas?

NARICITAS: Aquí a tu lado, jefecito. Nadie me apartará de ti, incluyendo a esa Flaca y fea.

FALSARIO: Intenté invitar al Artista y al Chango León, dos borrachos con itinerario, ete, mafiosos y con dinero. Por más cantinas y antros que visitaron mis ayudantes, no los encontraron. El Artista tal vez se halla filmando su nueva película. Él, tons, aparte de ser político y empresario, es un artista; se cotiza muy alto.

Queridos amigos, les he preparado unos ricos tamales de pejelagarto y chipilín; también cociné pozol.

CARNAL: ¿En qué te ayudo mi querido jefe?

FALSARIO: Atiende a nuestros invitados. Sírveles, al Barbón y al Gringo, lo que pidan y sin medida. Recuerda: mis enfrentamientos ete, con ellos son fingidos (Hablando en secreto). En el fondo, estamos de acuerdo en gobernar unidos a Demos y para nuestro beneficio común.

BARBÓN (Hablando con el puro en la boca): Nunca cosa inmunda ha pasado por mi boca, tartufo, filisteo incircunciso, basura e infiel.

FALSARIO: Tú te lo pierdes. Tons, ya perdóname. Olvida la joda de perro bailarín que te puse cuando debatimos. No seas rencoroso. Al que mal obra, se le pudre el ano. Para los finitos y exigentes como tú, como una atención muy especial, mandé hacer tortas de tamal.

LA FLACA. (Llegando y arrebatándole el mandil y el gorro al jefe): ¿En qué te ayudo jefecito? Siéntate, no hagas nada. Yo cocino, te cuido y, si quieres, hasta te cambio el pañal. Siempre estaré junto a ti. Me retrasé por estar haciendo cola en muchas Farmacias del Ahorro y del Doctor Simi. No me podían surtir completas tus recetas. Conseguí todo para una semana: pastillitas azules, mariguana con alcohol, pañales, shampú para la caspa, talco para tus piecitos, micardis duo, idaptan, pantoprazol, espavén, trayenta, pioglitizona, forxiba, tamzoluzima, levofloxocino, fluconozol, bálsamo Bengué para tus reumas, probióticos, colágenos, vitaminas, aspirinas, tu crema humectante para diabético, tu décima vacuna contra el COVID 19, tu onceava vacuna contra la influenza y otras medicinas. Tus ayudantes tienen media hora descargando todo; lo están subiendo a la mansión presidencial y lo entregan a quien no es primera dama.

¿Ya tomaste tus pastillitas? Por el éxito que ha tenido tu programa de salud, ningún hospital público, incluyendo los militares, tienen medicinas. Nosotros sí.

FALSARIO: Flaca, como siempre: llegas tarde y cuando todo está preparado. Deja mis pastillas en la mesa. Aprende al Carnal y al Naricitas; tons, ellos desde muy temprano están barriendo y trapeando el piso. Ete te advierto: he jurado no comer comida coser. No haría una excepción ni aun cuando la cocine mi futura presidenta.

FLACA: El pejelagarto tiene escamas. Es coser, lo podemos comer tú y yo.

GRINGO: Flaca, yo sí le entro al pejelagarto. Viene de ahí. Total, sí le he entrado a las hamburguesas y a los chilli dogs, no veo por qué no le he de entrar a esa porquería. Antes lávense las manos.

FALSARIO: Yo ya me las lavé.

GRINGO: Eso todos lo sabemos. Tú, ante todo problema, te lavas las manos. Recuerda: según tú, los ex presidentes son los responsables del COVID 19, de la inundación de la refinería de Dos Bocas, de la corrupción generalizada, del fracaso del Aeropuerto Felipe Ángeles, de la inseguridad prevaleciente en todo el país, del aumento de los homicidios, del huachicoleo, del narcotráfico, de la militarización del país, de la quiebra de Pemex, del fracaso de la Selección Mexicana en Catar y de la futura inundación del desierto de Sonora, entre otras tragedias.

FALSARIO: La que va a servir es la Flaca. Tons, es ella la que debe lavárselas.

GRINGO: Lo sabe hacer muy bien; recuerda: le echó la culpa del accidente de la Línea 12 del metro, al Carnal; de la tragedia del Colegio Rébsamen, a una pobre mujer; de las muertas, por falta de tapaderas de una alcantarilla, al Destino; y del nuevo accidente del Metro, a un sabotaje de sus enemigos políticos. Para eso de lavarse las manos salió buena alumna tuya. Si tú le das tu bendición, la cuidas de que no siga haciendo tonterías y evitas que gobierne, será una gran presidenta.

Se me olvidaba, Flaquita te felicito. Ya supe que te nos casas. Que sean muy felices y que tengan muchos hijos. ¡Queremos pastel, pastel!

FALSARIO: Flaca, no le hagas caso a ese perdedor. Tons, antes de que me retire a mi finca, te dejaré el expediente completo del Gringo para que te lo jodas; etee, mínimo para que lo metas a la cárcel. Recuerda lo que dice Maquiavelo: a un príncipe nuevo le conviene imponer castigos ejemplares al inicio de su reinado; los que queden a salvo, estarán agradecidos por no haber sido castigados; tons, una vez que los súbditos teman a su gobernante, será más fácil gobernarlos. Él decía: más vale ser temido que amado. Tons estoy seguro que el Gringo inspiró los crímenes de Tlatelolco. Casi lo podría jurar. Por ahí te lo encargo.