Por fin, tal parece que la justicia —aunque atrasada— cumplirá con su cometido, sin importar el peso político del acusado. Con el objetivo puesto en la carrera a las elecciones presidenciales de 2024 y las primarias republicanas previas, en las últimas horas a Donald Trump se le multiplican los problemas con la justicia. La imputación del ex dirigente estadounidense con 37 cargos por los documentos clasificados que se llevó (ilegalmente) de la Casa Blanca a Mar-a-Lago,  su residencia y club privado en la costa de Florida, le complica el regreso a la presidencia del país, pero dista de ser el único proceso que tendrá que enfrentar en los próximos meses. Poco antes de empezar a escribir este reportaje, una jueza fijó fecha para que se lleve a cabo el juicio contra el tremebundo ex mandatario de la Unión Americana por la documentación clasificada que se encontró en su domicilio particular.

La jueza Aileen Mercedes Cannon (originaria de Cali, Colombia, donde nació en 1981; y egresada de la Universidad Duke y de la Escuela de Derecho de la Universidad de Michigan); titular de la Corte Distrital del Sur de Florida desde 2020, designada por el entonces presidente Donald Trump, ya estableció la fecha preliminar del inicio del juicio. En una orden firmada, Cannon señala que el periodo para la celebración del juicio es de dos semanas a partir del 14 de agosto próximo, y si por alguna razón se retrasara, el mismo tendrá lugar “tan pronto como sea posible”. La fecha límite para que la defensa y la Fiscalía presenten solicitudes en relación al juicio es el 24 de julio en curso, mientras que el 8 de agosto se celebrará una audiencia para tratar todas las cuestiones del calendario. La fecha judicial, solo dos meses después de la imputación, está sujeta a posibles cambios por incidentes procesales.

El fiscal especial Jack Smith, a cargo de la investigación, prometió que el juicio contra Trump y su asistente, Waltine Nauta, que es acusado como cómplice, iba a ser “rápido” y “de acuerdo con el interés público y los derechos de los acusados”.

Los cargos incluyen delitos por retener información clasificada, obstruir la justicia y hacer declaraciones falsas, entre otros delitos.

Trump enfrenta 37 cargos por violaciones de la ley de espionaje, obstrucción a la justicia, conspiración y falsedad, lo que suma penas máximas teóricas de 400 años. Y, el lunes 19 de junio, el juez de Florida, Bruce Reinhart, ordenó a los abogados defensores de Trump, que no divulguen en los medios o el público en general, pruebas en el caso de los documentos clasificados antes del juicio, de acuerdo con una presentación judicial. La orden incluye condiciones estrictas para el acceso de Trump a los documentos clasificados.

La orden dice: “los materiales de descubrimiento no serán revelados  al público o a los medios de comunicación, ni difundidos en ninguna plataforma de noticias o redes sociales sin previo aviso o aprobación del Tribunal”.

Asimismo, se especificó que el ex presidente “no conservará copias” y que únicamente podrá revisar los materiales del caso “bajo la supervisión directa del abogado defensor o de un medio del personal de la defensa”. La orden accede a una petición presentada hace dos semanas por los fiscales, que habían solicitado al tribunal que pusiera condiciones a la forma que la defensa almacena y utiliza loa documentos.

En tanto se cumplen los plazos para iniciar el juicio, alrededor del magnate rubio que trata de aparentar que no ha perdido el control de la situación, varios de los antiguos colaboradores del ex presidente condenan el manejo de los documentos clasificados y aseguran que el personaje “sufre pánico agudo”.

La generalidad de los políticos republicanos que formaron parte de la administración Trump ha mantenido un estratégico mutis sobre la demanda federal contra el expresidente, sobre todo por temor a sus represalias, tan común en el desorbitado personaje.  A estas alturas del asunto, tanto el ex jefe del Gabinete, el general de marines, John  Francis Kelly, como el asesor de Seguridad Nacional, el escritor y diplomático, John Robert Boston, y el ex Procurador, el abogado William (Bill) Pelham Barr, y otros más, finalmente decidieron dar la cara y criticar el mal procedimiento de Trump.

John Kelly dijo: “Trump está bajo pánico absoluto”, al referirse a las 37 imputaciones contra el pasado residente de la Casa Blanca. “Esta es la forma en que él compensa eso. Al hacerlo le proporciona a la gente la apariencia de que no le importa”. Por su parte, uno de los más influyentes miembros del primer círculo de colaboradores del magnate que optó por la política,  John Bolton declaró al periódico The Washington Post : “Por primera vez en su vida parece que está rindiendo cuentas. Hasta este punto de su vida es como: “no te voy a pagar; llévame a los tribunales”. Nunca antes se le había hecho responsable”. Así, el asesor de Seguridad de Trump confirmó que durante su administración el rubio estrafalario que usa corbatas absurdas, exhibió una tendencia a conservar materiales confidenciales sin que sus ayudantes hicieran el menor esfuerzo por recuperarlos.

El ex fiscal general de EUA, el septuagenario (73) William (Bill) Pelham Barr, señaló el lunes 19 de junio que Trump se comportó durante su mandato como un “narcisista capaz de una conducta imprudente”. “El siempre pondrá sus propios intereses y gratificará su propio ego, por encima de todo lo demás, incluido el interés del país”, declaró Barr a la cadena CBS.

Y, Michael (Mike) Ray Turner, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, declaró a la CNN que la imputación es “motivo de gran preocupación. Tengo serias preocupaciones acerca de que ambos tipos de documentos estén en un lugar no seguro”.

Aunque varios de sus ex colaboradores hagan públicas sus inquietudes con toda responsabilidad, Trump sigue en la “nube”. Declaró a principio de semana a la cadena conservadora Fox News que había estado muy “ocupado” como para andar revisando documentos. En entrevista transmitida con el presentador Bret Baier, el ex presidente dijo que salió de la Casa Blanca de forma apresurada en 2021 y que sus pertenencias personales se mezclaron con los documentos gubernamentales. Increíble que un ex mandatario estadounidense declare tal sandez.

En la entrevista, William Bret Baier, nombre completo del periodista que fue corresponsal en la residencia presidencial, preguntó al exmandatario sobre los muchos republicanos que fueron sus colaboradores y que ahora lo desafían en su nuevo intento por retornar a la mansión presidencial, o lo critican descarnadamente, incluido el ex fiscal general Barr, quien como Procurador General se negó a acompañar sus reclamaciones del “absurdo” fraude electoral.

Y, al repetir los mismos reclamos infundados, Bret Baier con toda franqueza le dijo: “Tú perdiste las elecciones de 2020”. Por último, el pasado residente de la histórica mansión presidencial criticó una reciente encuesta de la Universidad de Quinnipiac —en Hamden, Connecticut, EUA—, para Fox News que lo sitúa cuatro puntos detrás del presidente Joe Biden en intención de voto. “No es una encuesta justa, es mala”, publicó en su red Truth Social, la que puso en funcionamiento después de que lo expulsaron de Twitter y de otras redes después de los comicios en 2021.

La lucha política que se avecina en EUA plantea muchas dudas. ¿Quién sobrevivirá en 2024? Por lo pronto, Trump tiene enfrente muchos `problemas legales. VALE.