Una de las libertades más preciadas del hombre es la libertad de expresión, la consagración jurídica de la libertad de expresión sucedió en 1789 en Paris en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, al establecer en su art 10, que: “Nadie puede ser molestado por sus opiniones, incluso religiosas, en tanto que su manifestación no altere el orden público establecido por la ley”; agrega en el artículo 11 que: “La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los derechos más preciados del hombre; todo ciudadano puede, por tanto, hablar, escribir e imprimir libremente, salvo la responsabilidad que el abuso de esta libertad produzca en los casos determinados por la ley.”
Es entonces entendible que sin la posibilidad de opinar libremente, de denunciar injusticias y de clamar cambios, el hombre está condenado a la opresión. El derecho a la libre expresión es también uno de los más vulnerados por los gobiernos represores que quieren impedir que se expresen ideas contrarias a la política que se impone. La lucha por la libertad de expresión nos corresponde a todos, ya que es la lucha por la libertad de expresar nuestro propio individualismo. Respetar la libertad de los demás a decir cualquier cosa, es respetar nuestra propia libertad de palabra.
El libre ejercicio del derecho a la libertad de expresión es un derecho fundamental que hoy del cual somos testigos de que en el actual periodo de gobierno se ha visto muy acotado. En nuestro país alcanzar el pleno ejercicio de este derecho en el devenir histórico, se logró mediante esfuerzos, sacrificios, sangre e inclusive vidas, ha sido necesario vencer reticencias, animadversiones y restricciones a la libre expresión de las ideas. La libertad de expresión, la libertad de imprenta y el derecho a la información, son derechos que los mexicanos hemos conquistado a pulso. La Constitución los consagra precisamente porque toda persona tiene derecho a exteriorizar su pensamiento, facultad que representa una de las más importantes formas de la libertad individual.
El derecho a la información y la libertad de expresión, en todas sus modalidades, son derechos imprescindibles para el desarrollo genuino de la cultura y de la comunicación, sustentada en el respeto a la diferencia y en el fomento a la tolerancia; aspectos ostensibles en una sociedad que, como la nuestra, siempre ha aspirado al perfeccionamiento de la democracia en un clima de libertad, pero también de convivencia social armónica. La historia de la libertad de expresión y del derecho a la información tiene estrecha relación con la historia de la libertad de imprenta y el origen y desarrollo de los medios de comunicación masiva.
Desde la más alta tribuna en “las Mañaneras” el presidente descalifica a quienes levantan la voz y se atreven a la menor crítica, tildándolos de enemigos reaccionarios y conservadores. Los ataca una y otra vez en su cotidiana rueda de prensa con periodistas afines a la 4t, en ella rechaza e incumple la Constitución y las leyes. Propicia el linchamiento de los periodistas y reporteros que se atreven a exhibir los actos de corrupción de su familia y entorno de amistades. Estigmatiza a los medios de comunicación que disienten de fondo o en las formas de su gobierno.
El aumento de homicidios y agresiones en los últimos años en contra de organizaciones, comunicadores, contra quienes ejercen el derecho a la libertad de expresión, es prueba de lo anterior. Un agravante mayor es la situación de impunidad en la que se mantienen los crímenes cometidos contra quienes comunican hechos y ejercen su opinión libremente. En México a pesar de la regulación constitucional y legal en nuestro orden jurídico, la libertad de expresión, en la realidad, actualmente constituye un problema grave, en tanto que, por ejemplo, cada vez con mayor intensidad, el ejercicio periodístico se ha convertido en una actividad de alto riesgo.
En el mundo, México es uno de los países de mayor peligro para ejercer el periodismo, así lo considera la organización internacional Reporteros sin Fronteras, tan solo en el periodo del 2020 al 2023 hubo 163 asesinatos de periodistas, cuyas muertes están relacionadas con su labor informativa, según el recuento que hace la organización Artículo 19.
Algunos de los Periodistas que han sido críticos al actual gobierno y que fueron cesados de los medios en los que colaboraban por presiones del ejecutivo federal son:
Ricardo Alemán; despedido de TV Azteca, ADN40; de Televisa, Foro TV, La Mudanza; y de Canal 11
Carlos Marín, despedido de la dirección editorial de Milenio.
Carlos Loret de Mola, despedido de Televisa, Hoy; y de Radio centro.
Jorge Ramos Pérez, despedido de El Universal.
Carlos Ramos Padilla, despedido de ABC Radio.
Adela Micha, despedida de Televisa; y de El Heraldo
Rubén Cortés, despedido de la dirección de La Razón.
Ricardo Gómez, despedido de El Universal.
Jesús Martín Mendoza, despedido de Radio Centro.
Víctor Trujillo; despedido de Televisa y de Aire Libre.
Ángel Verdugo, despedido de Grupo Imagen.
Pablo Hiriart, despedido de la Dirección General de La Razón, y de la Dirección General de Información Política y Social de El Financiero.
Ricardo Rocha, despedido de TV Azteca, ADN40; de Radio Fórmula y del Canal de Congreso.
Juan Miguel Alcántara Soria, despedido de Milenio.
Fernanda de la Torre, despedida de Milenio.
Roberto Blancarte, despedido de Milenio.
Guillermo Valdés, despedida de Milenio.
Federico Berrueto, despedido de Milenio.
Javier Solórzano, despedido de Canal 11.
Irma Pérez Lince, despedida de Canal 11.
Sergio Sarmiento, despedido de TV Azteca, ADN40.
Carlos Alazraki, de TV Azteca, ADN40; y de El Universal.
Azucena Uresti, despedida de Milenio.
Quiero expresar mi solidaridad con cada uno de ellos y desear que próximamente nuestro país regrese a la pacífica convivencia en una verdadera democracia, en donde se respeten los derechos de todos y que el libre ejercicio de los derechos humanos sea una realidad sin acotamientos.