El autor fue el orador en el acto celebrado después de la marcha del domingo 18 de febrero del 2024 en la Ciudad de Morelia, Michoacán.
Hace 52 años, el Ayuntamiento de Morelia colocó, a pocos metros de aquí, una placa que dice: “EN LAS CALLES Y EN LOS MUROS, EL PUEBLO HACE Y ESCRIBE LA HISTORIA DE SU CIUDAD”.
Hoy, esa certeza vuelve a confirmarse, pero con un nuevo elemento, y en cerca de 120 ciudades más: una sociedad libre, responsable y organizada, ¡aquí presente!, que no la mueve ni el acarreo, ni la torta y el refresco ni la paga, sino sólo la claridad y precisión de su propia conciencia.
Se marchó por la Avenida Francisco I. Madero. Óigase bien, Francisco I. Madero, ese sacrificado prócer que supo revertirle al dictador de aquellas épocas Porfirio Díaz Mori su propia frase: “Sufragio Efectivo. No reelección”.
Curioso, esa frase la armó Porfirio Díaz en sus dos planes, el primero el Plan de la Noria, y, segundo, en el Plan de Tuxtepec. El primero sólo estableció la no reelección. En el segundo dispuso el sufragio efectivo y la no reelección.
Hoy también tenemos en este 2024, a nuestro propio aspirante a dictador, quien por modesto, vive en Palacio Nacional, gastando cerca de mil millones de pesos al mes, pues su carrito modesto, terminó en decenas de camionetas elegantes y blindadas, sus viajes en avión comercial se convirtieron en aviones y helicópteros a todo lujo, y en desprecio a la educación pública de México, a su hijo menor se le mantiene en una carísima academia en la Gran Bretaña, mientras que al resto de sus hijos los deja robar a lo grande.
Nuestro autócrata, como gran mentiroso que es, entiende por sufragio efectivo, la compra del voto, a través de nuestros impuestos, con becas, pensiones y dádivas. Él, quiere mucho a los pobres, por eso es por lo que ha creado tantos, y cínicamente lo explicó: con los pobres va uno a la segura, son ignorantes, obedientes y sumisos, acatan todo a ciegas; en cambio la clase media, los ricos, los intelectuales, los profesionistas, con ellos no se cuenta.
Aquí les pido que no olviden quienes reciben beneficios de pensiones o becas, que, éstas, son derechos constitucionales garantidos por nuestra Carta Magna, por lo que ya no podrán quitárselos. Por esto hay que luchar a favor de nuestra Constitución. Reciban su beneficio, pero no voten por el corruptor ni por ninguna de sus corcholatas, así les llama a sus marionetas y candidatos a algún cargo de elección directa, así las humilla y así los ofende.
En esta marcha, pasó, esta oleada de la sociedad civil organizada, por el Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo, antes llamado Colegio de San Nicolás Obispo, fundado por Blasco Vázquez de la Cárcel, quien al llegar a estas tierras cambió su nombre por el de Vasco de Quiroga, aguerrido abogado rebelde, protector del indigenismo, demócrata en relación a su tiempo y espacio; quien al igual que el permanente Rector de ese Colegio, Miguel Hidalgo y Costilla, promovió la educación sobre todas las actividades, no sólo bajo la base de la experiencia de los padres, sino bajo el principio de la conciencia innovadora de los hijos, para apuntar, así, a los valores del porvenir. Hidalgo también fue un demócrata, conforme a sus circunstancias.

José María Morelos y Pavón fue educado en ese colegio, y conforme a su medio social fue demócrata. Promovió con los Sentimientos de la Nación, la Constitución del 1814, en donde se establecieron los tres poderes de la unión: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, en un equilibrio de ejercicio soberano, inspirado por las necesidades de la América Mexicana, y las constituciones de EU, la inglesa, la de Bayona, la de Cádiz.
La democracia, entendámoslo dialécticamente, tiene muchos contenidos y muchas formas. El demos, pueblo, y el cratós, gobierno, en la Atenas del siglo V antes de nuestra Era, tenía esclavos, libertos y mujeres carentes de derechos, y reducidos al mínimo.
Hoy esta ciudadanía civil se reúne para hacer que el tirano que padecemos, el que se adueñó del Palacio Nacional, para hacer su casita, no se adueñe de todos los poderes federales, y de los órganos autónomos que tanto han servido como instituciones democráticas de control a los poderosos, para que no sean concentradores, para que ajusten sus actos a las normas jurídicas, para que fundamenten y motiven legal y debidamente el ejercicio de sus atribuciones.
En concreto, a la vista de todos, con sus 20 iniciativas el conscripto a tirano quiere destruir a nuestra Carta Magna, la que prometió cumplir y hacer cumplir, pretende destrozar a los poderes, para que todo el poder sea de él, y suprimir a todos los órganos autónomo, por descentralización, desconcentración, o por participación en acciones, que promueven nuestra democracia, en este tiempo y en este espacio.
Desde luego, esos actos del tirano no pasarán; por ello esta reunión en esta Plaza Melchor Ocampo, filósofo y prócer de la Reforma, demócrata a carta cabal, quien nos dejó como herencia sus principios y valores: “Es hablándonos y no matándonos, como debemos entendernos”, “Salvemos a la patria, y sólo unidos la salvaremos”.
Esos principios los ha pisoteado el actual presidente autócrata. Se ha encargado de dividirnos, en lugar de unir a todos. Por sus odios y torpeza, no quiso ni pudo salvar a la patria a través de la unidad. Es perverso, y está destrozando a México.
Necesitamos detenerlo, antes que sea demasiado tarde.
Él, habla, habla y habla, con el síndrome de la mentira y soñando en su victoria. Es ególatra y vacilador, con su esquinada sonrisa. Se parece al perico del que nos habló José Joaquín Fernández de Lizardi, perico al que sólo le enseñaron a decir “victoria”, y así cuando el halcón se lo llevaba, devorándole en el aire sus entrañas, el perico sólo gritaba, “victoria, victoria, victoria”.
Nuestros derechos humanos garantizados, nadie nos los quitará, menos un perico tan enredado en sí mismo.
Nadie podrá quitarnos el derecho a la libertad, por eso está prohibida la esclavitud; derecho a que nadie nos discrimine por ningún motivo; derecho a la educación, gratuita y pública; derecho a la igualdad entre la mujer y el hombre; derecho a la protección de nuestra familia; derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad; derecho a la protección a la salud; derecho a tener un sano medio ambiente; derecho al acceso de agua para consumo personal y doméstico, y saneamiento; derecho a una vivienda digna y decorosa; derecho a tener una identidad; derecho a la protección a la niñez; derecho al acceso a la cultura; derecho al trabajo, profesión, industria y comercio; derecho a la manifestación de las ideas; derecho a la inviolable libertad de expresar y publicar esas ideas; derecho de petición; derecho a asociarse y a reunirse; derecho a poseer armas; derecho de tránsito; derechos de legalidad; derecho de no ser privados ni molestados en nuestras personas, posesiones, propiedades y familia; derecho a la administración de la justicia, y tantos otros derechos que tenemos que hacerlos plenamente eficaces.
Concluyo. El ruido de las campanas de esta hermosa catedral, al desgranar por doquier sus metálicos sonidos, nos recuerda el límite del tiempo.
Mi reconocimiento a todos y cada uno de los individuos, a cada una de las personas que ya forman parta de este grandioso mar social de ciudadanos en movimiento, responsable y organizado. De Ustedes es, y depende, el futuro de México.
Nuestro respeto para las fuerzas armadas del país. Su naturaleza no es andar dando abrazos al desorden y al caos. Con la soberanía de México nadie juega. En el momento que emitan su voto, con toda la institucionalidad de que son capaces, apoyen a la democracia y no a la dictadura.
Las reflexiones aquí vertidas, todos las hemos aportado. EN LAS CALLES Y EN LOS MUROS, EL PUEBLO HACE Y ESCRIBE LA HISTORIA DE SU CIUDAD, Y LA HISTORIA DE SU PATRIA.
El dos de junio próximo, pacíficamente, con nuestra arma en la mano, con nuestra credencial de elector, con nuestra familia en edad ciudadana, con vecinos, compañeros y amigos, presentémonos a la casilla electoral correspondiente, y votemos por nuestra democracia.
Así, diremos no, a todos y todas las marionetas que el tirano López puso como sus corcholatas, para él reelegirse.
¡Democracia sí! ¡Dictadura no!
El autor ha ejercitado, desde los 12 años, en la expresión oral y en la expresión escrita. Cuando habla en público lo hace sin consultar ninguna nota escrita. Nunca ha sido lector de discursos. Dice que el hablar y el escribir tienen ritmos y naturalezas diferentes. Esto ha generado que se pierda mucho de lo que él expresa oralmente. Por esto, este discurso ha sido reconstruido usando partes de videos y/o grabaciones.

