El centro de la discusión gira alrededor de Israel —en lucha permanente por su supervivencia— y el futuro del pueblo palestino como Estado de pleno derecho. Ambas entidades tienen razón. Ninguno debe desaparecer, los dos deben continuar su historia; no se trata de que uno sobreviva a costa de la existencia del otro. Muy fácil decirlo, muy difícil conseguirlo. La historia del conflicto ya es muy larga y hasta el momento, propios y extraños no encuentran la solución. Los enfrentamientos son recurrentes y el ambiente se envenena más, sin faltar las falsas pieles de cordero que se presentan como los mediadores justos y lo único que han conseguido es alagar, sine die, el conflicto que está empapado en sangre y en sufrimiento. ¡Ya basta! Una coyuntura aparece como la posibilidad de alcanzar una plaza segura: con bases para negociar a fondo. Todos los interesados saben que en las negociaciones se deben hacer concesiones. Ese es el punto. Ninguna de las partes puede declararse ganador absoluto. Si el interés es lograr que los pueblos del Oriente Medio convivan en paz. ¡Ojalá!
Así las cosas, de acuerdo con los principios básicos de la diplomacia y del Derecho Internacional, tres países europeos: España, Irlanda y Noruega, anunciaron, el pasado miércoles 22 de mayo, que reconocerían a Palestina como Estado en plena guerra en la Franja de Gaza, aunque el gobierno israelí los acusó de “premiar” a los terroristas de Hamás que siete meses antes había asesinado prácticamente a mansalva el mayor número de zibutzim judíos en un solo día desde el Holocausto en la Segunda Guerra Mundial, además de secuestrar a otras 250 personas que desafortunadamente se encontraban en la zona atacada.
Los diplomáticos españoles, irlandeses y noruegos informaron que oficializarían su decisión el martes 28 de mayo en favor de la justicia, independencia y autodeterminación del pueblo palestino para poner fin a su sufrimiento en la guerra en curso. El anuncio disgustó a Jerusalén. Faltaba menos. Con ello se unían a la lista de 140 países que dieron un paso similar en la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), aunque los aliados de Israel siguen en contra como la mayoría de los miembros de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos de América (EUA), que no participan de la idea de que la solución del problema del Oriente Medio es la existencia de dos Estados: Israel y Palestina. Todo contrario.
Es más, Israel convocó de emergencia a sus embajadores ante la UE al advertir “consecuencias graves” ante lo que Israel Katz (titular de la cancillería), tachó de “estupidez”, al criticar, a nombre de Bibí Netanyahu, el premier, por alentar a la resistencia islámica a repetir los asesinatos, toma de rehenes y agresiones sexuales del pasado 7 de octubre de 2023. El premier judío advirtió que la decisión de los tres mandatarios europeos crearía “un Estado terrorista que intentará, una y otra vez cometer la matanza del 7 de octubre de 2013, no lo permitiremos” … “una recompensa al terrorismo no traerá la paz”.
El vocero de la ONU, Stephane Dujarric, subrayó que el secretario general del organismo mundial, Antonio Guterres, “seguirá trabajando en favor de una solución de dos estados que convivan en paz y respeten del derecho a la autodeterminación de los palestinos”.
Tal y como era previsible, gobiernos aliados de Israel, no participaron del regocijo propalestino. El jefe de la Casa Blanca, Joe Biden, se opuso a la acción de la tercia europea, al advertir que esta no marcaría un giro en la guerra, y debería llegar a través de la negociación no tras actos por separado, según el Consejo de Seguridad; como era de esperar fue reforzada por John Kirby, asesor de Seguridad Nacional. Sin embargo, el propio Badin es “firme partidario de una solución de dos estados y lo ha sido toda su carrera”, afirmó la portavoz del Consejo, Adrienne Watson.
A su vez, la administración francesa, encabezada por el presidente Emmanuel Macron se manifestó en contra del reconocimiento de Palestina mientras que Berlín insistió que tras los fracasados intentos de tregua, el establecimiento de la paz y la liberación de 128 civiles cautivos parece lejana por lo que el ejército israelí dirigió sus operaciones contra Hamás; en la Franja de Gaza han muerto ya más de 35,000 gazaties de los cuales por lo menos 10,000 eran terroristas.
Madrid, Oslo y Dublín, esperaban ser apoyados por otras capitales del Viejo Continente, en marzo último, los líderes de Eslovenia y Malta firmaron en Bruselas —la capital de a UE—, un comunicado conjunto con Madrid y Dublín, manifestando su propósito de dar el mismo paso. Eslovenia adoptó un decreto en ese sentido el 9 de mayo, con el fin de enviarlo al Parlamento para su aprobación antes del 13 de junio.
Hasta el momento, Suecia, que hizo algo semejante hace una década, era el único país que reconocía a Palestina como Estado, siendo miembro de la UE. República Checa, Hungría, Polonia, Bulgaria, Rumania y Chipre, lo habían hecho antes de unirse a la Unión. Pero la cuestión del Estado Palestino reconocido por 142 miembros de la ONU, según la Autoridad Nacional Palestina (ANP), divide al organismo europeo.
Por ejemplo, Países Bajos aún no tiene previsto el ejemplo de Dublín, Oslo y Madrid, pues considera que esto no resolverá el problema del Oriente Medio, según la ministra del Exterior, Hanke Bruins Slot: “El reconocimiento unilateral (de Palestina) en este momento no cara a una solución”, dijo a la cadena de radiotelevisión NOS.
Cae recordar que Noruega fue protagonista clave en el proceso de paz del Oriente Medio en la década de los 90 del siglo XX, al ofrecer su territorio para las primeras conversaciones que allanaron el camino a los Acuerdos de Oslo y al mítico apretón de manos de 1993 entre el primer ministro israelí Yitzhk Rabin y el no menos famoso palestino Yasser Arafat. Proceso. Similar comenzó en Madrid con una Conferencia de Paz árabe-israelí en octubre de 1991.
Como todo en la vida, los plazos se cumplen y el martes 28 del mes de mayo se cumplió uno de tipo histórico. Para bien o para mal, una vez más Madrid, Oslo y Dublín vuelven a hacer historia. Los gobiernos de España, Irlanda y Noruega reconocieron oficialmente a Palestina como Estado soberano, delimitado por las fronteras establecidas por el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 196, con Jerusalén Este como capital de los palestinos y Jerusalén Oeste del Estado judío.
Pedro Sánchez, presidente del gobierno del Reino de España, hizo la declaración institucional desde el Palacio de la Moncloa. El gobierno israelí reaccionó contra la declaración hispana y acusó al mandatario de ser “cómplice del asesinato del Pueblo judío y de crímenes de guerra”.
Como se había anunciado desde una semana antes, consensuada con Irlanda y Noruega, que hicieron lo propio, reconocieron la existencia de Palestina como un Estado independiente que aboga por unir a Gaza y Cisjordania por un corredor y capital en Jerusalén Este, “unificadas” bajo el gobierno legítimo de la
Autoridad Nacional Palestina”, declaró Pedro Sánchez.
El presidente español afirmó, además de rechazar de forma explícita a Hamás, que “el reconocimiento no es solo una cuestión de justicia histórica con las aspiraciones legítimas del pueblo de Palestina. Es la única manera de avanzar hacia la solución que reconocemos como posible con un Estado palestino que conviva con el de Israel en paz y en seguridad”.
Las palabras de Pedro Sánchez fueron precedidas por unas declaraciones de dos vicepresidentes españoles: Teresa Ribera y Yolanda Díaz, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, que acusaron al gobierno judío de perpetrar un “genocidio” en la Franja de Gaza y de llevar a cabo un ataque “indiscriminado” contra la población civil.
En tales circunstancias, la reacción de Israel no se hizo esperar. Israel Katz, canciller publicó en las “benditas” redes sociales: “Khamenei, Sinwar y la vicepresidenta de España, Yolanda Díaz, llaman a la desaparición del Estado de Israel y el establecimiento de un Estado terrorista islámico desde el río hasta el mar”; agregó que Pedro Sánchez, “al no despedir a Yolanda Díaz anunciar el reconocimiento del Estado palestino es cómplice de incitación al asesinato del pueblo judío y de crímenes de guerra”.
Por su parte, en tales circunstancias, el líder del partido ultra derechista español Vox, Santiago Abascal, visitó el martes 28 de mayo, en Jerusalén al primer ministroisraelí, Benjamín Netanyahu, al quien e manifestó su apoyo y le aseguró que “Pedro Sánchez no es España”. Es más, agregó que “Cuando fuera presidente —Abascal—, revertiría este reconocimiento”, olvidando, quizás por un descuido, el detalle que el 70 por ciento de los ciudadanos españoles aprobaron la medida tomada por el mandatario socialista.
En fin, Pedro Sánchez aseguró que la decisión de reconocer a Palestina como estado independiente “no va contra nadie” y menos “contra Israel” … “un país amigo de España con el que pretende mantener las mejores relaciones”. Y recalco que no debería entenderse el reconocimiento de Palestina como “un premio a Hamás como asegura Israel”.
Por el contrario, aclaró el mandatario socialista, “es un rechazo rotundo” a la organización terrorista que controla Gaza y no reconoce la teoría de los dos estados, y e un espaldarazo a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) cuyo presidente, Mahmud Abás, alabó la “decisión valiente” de las tres naciones europeas y mostró su esperanza de que el resto de países sigan el mismo camino y fuercen ente todos a Israel a negociar la existencia de dos Estados que convivan en paz.
De tal forma, Simón Harris, primer ministro de Irlanda, pidió a los países de la UE que se unan a su causa. Dijo: “Un número de países han dicho que están valorando hacerlo (el reconocimiento) y también les animo a ello porque debemos generar ahora un Impulso que desemboque en la Paz y el fin de la violencia”.
Otro tanto podría decirse del gobierno laborista de Noruega que calificó de “memorable” la entrada en vigor del reconocimiento de Palestina por ese país nórdico. “Durante más de 30 años, Noruega ha sido uno de los que más ha luchado por un Estado Palestino. Hoy, cuando Noruega oficialmente reconoce a Palestina como Estado, es un día memorable en la relación entre ambos Estados”, declaró en un comunicado el ministro de Exteriores noruego, Espen Barth Eide.
A pesar de las diferencias y denuncias que la decisión de España, Irlanda y Noruega han suscitado, en la mayoría de las cancillerías del planeta hay la esperanza de que este sean un primer paso para lograr la Paz en esa región del mundo. Benjamín Netanyahu debe valorar que Israel no puede estar solo contra el mundo. Hay tiempo de echar cohetes y tiempo de recoger las varas. VALE.