¿La reciente derrota del Partido Acción Nacional (PAN) en las elecciones del 2 de junio marca un punto de inflexión en su historia política. Ante este panorama, el PAN se enfrenta a la necesidad urgente de una revisión crítica y autocrítica de su papel dentro del sistema de partidos y su estrategia frente a un gobierno de amplia mayoría morenista.

La sobrevivencia y transformación del panismo no será una tarea sencilla ni rápida. Sin embargo, debe iniciarse inmediatamente para evitar que la autocomplacencia o la tendencia a culpar a factores externos agrave la crisis. El primer paso en este proceso es la renovación de su dirigencia. Esta renovación implica responder a cuestiones fundamentales: ¿quién debe dirigir al PAN, cómo debe hacerlo y hacia dónde deben encaminarse sus pasos en estos momentos cruciales?

Una de las preguntas más importantes es si la nueva dirección debe provenir de la burocracia partidista o de la representación social. Hasta ahora, la burocracia partidista ha dominado la vida del PAN, pero claramente, esta estrategia no tiene futuro.

En unos meses, Marko Cortés dejará la dirección nacional panista para dedicarse plenamente a su trabajo parlamentario en el Senado. Entre los posibles sucesores se encuentran el senador Damián Zepeda y el coordinador parlamentario del PAN en San Lázaro, Jorge Romero, así como Adriana Dávila, entre otros. Estos candidatos representan la continuidad de la línea política actual.

Xóchitl Gálvez, con sus 16 millones de votos, obtuvo más apoyo popular que Vicente Fox y Felipe Calderón. Gálvez es actualmente la panista con mayor representación social y sería la candidata natural para ocupar su dirección nacional. El problema es que ella ha manifestado repetidamente que no pertenece a ningún partido, lo cual la excluye de la posibilidad de asumir esta conducción.

Otro potencial líder es Santiago Taboada, quien perdió la elección para la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, pero llevó a cabo la campaña más competitiva del panismo contra un gobierno estatal morenista. Taboada cuenta con el respaldo de millones de votantes, es joven, tiene experiencia partidaria y posee una significativa tracción política. Lo más importante es que tiene el apoyo popular, un factor esencial para cualquier renovación efectiva.

La necesidad de un liderazgo que pueda conectar efectivamente con los 16 millones de votantes que apoyaron a Xóchitl Gálvez es imperativa. La renovación del PAN no debe limitarse a cambiar rostros, sino a redefinir su estrategia política y su conexión con la ciudadanía.

El PAN enfrenta un reto monumental en su camino hacia la recomposición y transformación. La renovación de su dirigencia debe enfocarse en líderes con verdadera representación social, capaces de ofrecer una alternativa política viable y atractiva frente a Morena. Solo a través de una autocrítica honesta, una estrategia inclusiva y un liderazgo conectado con la base social, el PAN podrá resurgir como una fuerza política relevante en México. De lo contrario, la crisis actual solo se profundizará, alejando aún más al partido de sus objetivos y de la confianza ciudadana. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.

@onelortiz