Aunque parecía tan lejano el próximo face to face entre el presidente demócrata de EUA, Joe Biden y el ex mandatario republicano Donald Trump, la fecha está a la puerta: el jueves 27 de junio del año en curso protagonizarán un cara a cara en Atlanta (capital del estado sureño de Georgia, sede del CNN canal de televisión por suscripción estadounidense de noticias propiedad de Warner Bross Discovery y operado por CNN Global. En esta ocasión es el canal organizador del primer encuentro electoral entre los aspirantes presidenciales, aunque será el tercero que hayan realizado entre ellos. Por cierto, ninguno de los dos ha sido proclamado oficialmente candidato por sus respectivos partidos. Con este debate se definen las reglas del juego electoral de USA en los comicios del noviembre del año en curso. Biden intentará mostrar que no es un anciano senil y el segundo que no es un rijoso patán temperamental. La confrontación durará hora y media La pregunta clave sobre la confrontación es la de qué parte de la sociedad estadounidense —más allá de los apasionados por la política—, prestará atención a un debate tan adelantado.

Según algunas encuestas, lo que más inquieta al electorado de la Unión Americana es la inflación, seguido de la seguridad en la frontera con México y la afluencia de migrantes, que el turbulento magnate prevé cortar de raíz si regresa a la Casa Blanca con deportaciones masivas, porque considera que la migración de los hispanoamericanos “envenenan la sangre del país”. Manifestaciones, por cierto, hasta el momento no Impugnadas por el presidente de México, Andrés López Obrador ni por su próxima sustituta Claudia Sheinbaum Pardo. Mudos como momias.

Los debates entre los aspirantes a la primera magistratura de EUA, dan pie para que los competidores suelten todas las frustraciones que traen en lo más profundo de su mente. De tal forma, a poco menos de cinco meses de los comicios, Biden y Trump —anunciaron en los últimos días—, otras medidas para favorecer a los jóvenes y migrantes “hispanos”. Hasta ahora se trata de un sector de la población que respalda al Partido Demócrata, pero desde hace varios años a la fecha aumenta el apoyo de esta comunidad a los republicanos, tal y como sucedió en los comicios de 2020 con Trump.

En el país de las encuestas (que cada vez son menos confiables, como sucedió hace cuatro años, los sondeos indican que el 59 por ciento de los “hispanos” votaría por el presidente octogenario.  Los Simpatizantes de Biden recibirían, fuera de los cinco meses que faltan para las elecciones, independientemente del voto de su grupo étnico por razones de edad, 56 por ciento de los menores de 30 años expresó que apoya al abanderado demócrata. Mientras que 37 por ciento se inclina por el republicano de acuerdo con la encuesta del Instituto de Política de la Harvard Kennedy School.

En ese ríspido ambiente se ha endurecido la lucha por los votos de este grupo de edad, cuando ambos abanderados a la Casa Blanca anunciaron medidas para favorecerlos. Como guión de serie policiaca de Netflix.

De hecho, se trata de un sector activo en asuntos electorales, pues 53 por ciento de ellos ratificó que sí acudirá las urnas.

Por una parte, Joseph Robinette Biden Jr., nombre completo del mandatario en funciones, que todo mundo llama Joe Biden, anunció el alivio migratorio para aproximadamente 50,000 hijos menores de 21 años Con un progenitor con ciudadanía estadounidense que podrían acogerse a la medida. El octogenario mandatario expresó al respecto: “Mi gobierno está tomando medidas para agilizar el proceso de obtención de estatus legal para inmigrantes casados con american citizens que han vivido en el país durante una década o más. Ahora pueden presentar sus trámites en territorio norteamericano y trabajar mientras esperan. Se trata de mantener unidas a las familias”.

Y Donald Trump, propuso entregar una green card inmediatamente a los jóvenes que se gradúen de la universidad en cualquier institución académica del país.

Durante la grabación del podcast (contenidos grabados en audio y transmitidos en línea) titulado All-in (todo incluido), la semana pasada, Trump declaro: “Lo que quiero y voy a hacer es que si te gradúas de una universidad, pienso que automáticamente junto con tu diploma deberías recibir un permiso de residencia permanente para poder quedarte en este país. Eso incluye también a escuelas técnicas universitarias cualquier que se gradúe de estudios superiores. Vas por dos años o por cuatro años”. Además, el ex presidente convicto en un proceso penal prometió abordar el tema en su primer día como nuevo mandatario. Y, para que nadie dude de sus propósitos, recientemente el republicano inició la campaña “Latinos americanos por Trump”, en busca del voto de ese sector.

Trump no aclaró, sin embargo, que este plan incluyera a miles de indocumentados que han terminado sus cursos en colegios y universidades de EUA, a pesar de no contar con un estatus legal en el país.

Pero lo que sí hizo en vísperas del primer debate contra Biden fue proponer durante un evento en Washington y en un acto de campaña en Filadelfia fue “crear una liga de luchadores migrantes”. Repito, “luchadores”, como los famosos mexicanos El Santo, Blue Demon, la Tonina, Black Shadow y tantos otros. Los clásicos practicantes del Pancracio griego, que traducido literalmente significa: “fuerza total”.

Trump presentó la ocurrencia al presidente del Ultímate Fighting Championship (UFC), Dana White, quien confirmó la propuesta, aunque pensó que era una broma y no tomó seriamente. Que solo había sido una de las “cosas” que suele hacer el turbulento personaje.

Pero no, el asunto si era en serio. El aspirante a candidato presidencial republicano primero reveló su plan durante una conferencia del grupo evangélico Faith & Freedom Coalition, en Washington, D.C., y después ante miles de simpatizantes reunidos durante un evento proselitista nocturno en la ciudad de Filadelfia, Pensilvania, uno de los seis estados clave en las elecciones del 5 de noviembre próximo.

“Le dije: Dana por qué no organizas una liga de luchadores migrantes, aparte de tu liga regular de peleadores, y después pones al campeón de tu liga para que pelee con el campeón de os migrantes. Creo que los migrantes podrían ganar. Así son de duros”, contó Trump.

Es decir, el republicano no tiene medida en materia de campaña electoral. Cuando le conviene denigra a los migrantes y no cuando cree que los puede aprovechar, los continúa denigrando. La ética de los políticos es muy elástica. El asunto es tratar de ganar al adversario, “haga sido, como haiga sido”.

Como en los palenques mexicanos, mientras llega el momento de cerrar las puertas el debate está a punto. Los equipos de campaña de los aspirantes no podrán interactuar con sus campeones durante el encuentro. Los micrófonos de cada uno estarán desconectados cuando el otro hable para respetar los tiempos de exposición y están prohibidas las notas escritas con antelación al face to face. Los expositores recibirán un bolígrafo, una libreta en blanco y una botella de agua, y sus podios serán exactamente iguales.

El primer debate  Biden vs. Trump —solo habrá dos-, debería realizarse según el Calendario de la Comisión de Debates Presidenciales el 16 de septiembre en San Marcos, Texas, pero en estas elecciones los debates también están adaptándose a los nuevos tiempos y posiblemente este sea el más crucial desde el primero que hubo televisado en EUA en 1963, en el que el atildado demócrata John Fitzgerald Kennedy derrotó de calle al descuidado y sudoroso presidente republicano Richard Milhous Nixon, que no dejó maquillarse ni mucho afeitarse —lo hacía hasta tres veces al día—, simplemente porque creía que eso no valía para un mandatario como él. Gravísimo error.

En esta ocasión, los equipos en pugna llegaron al acuerdo de adelantar el debate. Biden y Trump están como gallos de pelea, buscándose el uso al otro. Ya no podían esperar más, aunque hay demócratas intranquilos, porque saben que Biden puede sufrir un lapsus mental de los que ya ha sufrido varios, incluso en reuniones internacionales como la del G-7 hace pocos días en Italia. O la que sufrió hace poco en un mitin de campaña en el que Barack Obama tuvo que tomarlo del brazo para salir del escenario porque se quedó completamente inmóvil. En Italia lo salvó Georgia Meloni, la presidenta.

Con este tipo de incidentes el encuentro del jueves 27 de junio, puede convertirse en una “papa caliente” que puede reventar el momento menos esperado ante los ojos de los televidentes que estarán atentos en sus receptores. De hecho, muchos malquerientes del octogenario mandatario quieren ser testigos de algo desagradable. Si algo así sucediera, el resultado de la votación del 5 de noviembre ya no sería una sorpresa. ¡Ojalá y no ocurra!

El jueves 27 de junio, no habrá público en el estudio de la CNN, aunque Biden lo preferiría. Pero si habrá dos leyendas periodísticas al frente del debate para que éste no se convierta en un corriente espectáculo de gritos e insultos como el que protagonizó Trump en la campaña anterior. Los periodistas Jacob Paul “Jake” Tapper, 55 años de edad, corresponsal jefe de la CNN de Washington, y Dana Ruth Bash (de soltera Schwartz), 53 años, es copresentadora del programa State of the Nation, de CNN, serán los encargados de hacer las preguntas.

No es clara la estrategia la estrategia de Biden para el debate, pero en 2020, cuando tuvo el primer encuentro con el magnate, dijo que iba a “repasar todo lo que Trump había dicho y las múltiples mentiras”. A su vez, el ex presidente fiel a su cambiante agenda, no se sabe dónde se preparará para el encuentro, pero es claro que ya en el escenario tratará de mostrar a sus seguidores de la eficacia de su liderazgo y se centrará en su ofensiva retórica. El será la víctima, no el victimario. VALE.