La hora de los autócratas

Trump, su campaña electoral primero y su apabullante triunfo más tarde, han sido la noticia más importante y el motivo de innumerables, interminables comentarios -ríos de tinta se decía hace unos años todavía, hoy tendría que aludirse quizá a “tormentas de internet” o algo parecidos- que no hay por donde empezar un comentario más.

Lo haré señalando que el político estadounidense, con ser el principal autócrata – weird: o sea, “raro, tenebroso, aberrante, siniestro, espeluznante”, para Tim Walz, candidato a vicepresidente acompañando a Kamala Harris; “fascista hasta la médula”, y admirador de Hitler, según el general Mark Miley, Jefe del Estado Mayor durante la primera presidencia del propio Trump-, no es el único, pues la escena internacional hoy está plagada de autócratas, dictadores y peores yerbas, de derecha y de izquierda.

En nuestro “patio”, bien que no sean los más importantes en la escena global, padecemos a Nayib Bukele, presidente salvadoreño que, religiéndose, violó la prohibición de la Constitución y tiene encarcelados, sin proceso, a miles de sus compatriotas, que podrían ser -o no- pandilleros responsables de delitos. Al mandatario de Nicaragua Daniel Ortega y su ridícula y feroz cónyuge, la vicepresidenta Rosario Murillo, eternizados en el poder, encarcelando, despojando de bienes y de la nacionalidad a compatriotas. A Miguel Díaz-Canel, presidente comunista de Cuba, isla mártir cuyos sufrimientos son harto conocidos. A Nicolás Maduro, presidente venezolano, falseador de elecciones aferrado al poder y persiguiendo a la oposición triunfadora en los recientes comicios. En fin, Javier Milei, mandatario argentino, que está desmantelando al Estado y anulando derechos y prestaciones sociales y económicas a núcleos desfavorecidos de la población.

Desde luego, los autócratas latinoamericanos son menos importantes en el escenario mundial que otros, de los que aquí menciono ejemplos en una enumeración quizá incompleta: El camarada Putin, desde luego, con quien Trump ha mantenido contactos y no pocos expertos lo consideran “aliado” del neoyorkino; a pesar de que el ruso habría declarado, en una mentirosa maniobra, ¡que prefería a Harris como candidata presidencial!

El presidente chino Xi Jinping, a cuyo país amenaza el neoyorkino con brutales aranceles a la importación de sus productos -los autos son repetidamente mencionados- y de componentes chinos en productos de otra procedencia -es el caso de autos y otros productos mexicanos. Xi, a diferencia de Putin, no es un aliado de Trump y, por el contrario, China, para no pocos analistas internacionales, sería el “imperio”, que terminará con la hegemonía de Estados Unidos y Occidente. Recuérdese que, entre los BRICS+, el bloque de países cuya población, PIB e influencia geopolítica son de importancia mundial, Rusia -a pesar de los vínculos coyunturales de Putin y Trump, China e Irán intentan que conforme una alianza antioccidental.

El primer ministro húngaro Víktor Orbán es otro identificado autócrata, racista, que, a pesar de que Hungría es miembro de la Unión Europea, se ha rehusado a recibir a inmigrantes que no sean de raza blanca, contraviniendo el espíritu democrático y de tolerancia que se supone ostenta Europa y la obligación de los miembros de la Unión de recibir grupos de solicitantes de asilo. Orban además, sin contar con mandato alguno, durante su gestión como presidente en turno de la UE -el presente semestre- se entrevistó en julio mismo, con Zelensky, presidente de Ucrania, Putin, Xi Jingping y Trump, en “misión de paz”, para dar fin a la guerra de Ucrania. La maniobra de Caballo de Troya contra el Club de Bruselas -la UE- fue enérgicamente condenada por Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea y otros miembros de la organización. Añado sobre Orbán lo que informó, en el sentido de que su equipo estaba ayudando a los asesores de Trump con políticas sobre familia e inmigración.

Quedarían por mencionarse otros dos autócratas de importancia internacional: el premier indio, Narendra Modi, quien, lejos de asumir posiciones antiestadounidenses, pretende mantener relaciones con Washington de beneficio para India. Asimismo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu quien, se dice, espera con impaciencia el retorno de Donald Trump.

Trump con autócratas: contubernio o rechazo

Si en la Unión Europea la sensación imperante frente al triunfo de Donald Trump es de consternación -el famoso líder obrero antisoviético, el polaco Lech Walesa, lo calificó de “desgracia para el mundo”- no faltan líderes europeos prestos a pactar y hasta a someterse, con Trump y sus caprichos y venganzas. Como es el ya mencionado caso de Orbán y lo sería de extremistas de derecha, como la francesa Marine Le Pen. Objeto de sus venganzas serán el canciller (primer ministro) Olaf Scholz de Alemania, el primer ministro británico Keir Starmer y Pedro Sánchez, presidente de gobierno español, por haberse pronunciado a favor de la candidatura de Kamala Harris.

Rusia, como es obvio, aparece en posición de fuerza en la escena internacional por su relación privilegiada con Trump y se espera que ambos presionen a Zelensky, presidente de Ucrania, a negociar con Putin la paz -Trump ha declarado que él terminaría la guerra “en 24 horas”. Por supuesto que Ucrania tendrá que aceptar cesiones territoriales: Rusia exigiría la península de Crimea, que gobierna de hecho, el Donbass en el este, y el sur del país, pero negociaciones inteligentes y apoyadas por Washington encontrarían fórmulas que no fueran tan gravosas para Kiev.

Respecto a China, al margen de lo que he comentado, los expertos dicen que Pekín interpreta la victoria de Trump como una prueba más del debilitamiento acelerado de la superpotencia, lo que corre el riesgo de producir situaciones peligrosas en torno a Taiwán: preparativos militares y maniobras de intimidación de los aliados de Estados Unidos: Japón, Corea del Sur, Filipinas. China, en su caso, tendrá que ser cuidadosa ante un presidente americano reputado de imprevisible. Este, por su parte, comentan festivamente los expertos, piensa que Xi lo respeta and he knows I’m fucking crazy”.

Sobre Medio Oriente, Trump habría hecho saber, durante su campaña, a Netanyahu que “entiende que las guerras de Gaza y Líbano hayan terminado cuando el mandatario tome posesión, el 20 de enero”.

Vuelvo a la Unión Europea para comentar que Bruselas, entre otros sus líderes relevantes, como la presidenta Von der Leyen de la Comisión Europea, el presidente francés Macron y el ya mencionado canciller alemán Scholtz, temen justificadamente que Trump presionará para que aporten recursos millonarios en los gastos de defensa -la OTAN- mientras él escatimará las aportaciones estadounidenses. Y tienen el temor fundado de que lisa y llanamente, Washington se desentienda del multimillonario apoyo que requiere Ucrania para su guerra, que Trump “concluirá en 24 horas”.

 

Comentario final

En tanto mi columna es de temas internacionales, mis comentarios sobre el triunfo de Trump se circunscribieron a esa materia.

Eso no implica que me desentienda de los temores de nuestro país ante un poderoso vecino, conducido por un personaje para el que sobran calificativos que tienen que ver con la ignorancia, la locura y la perversidad.

Nuestra diplomacia, el gobierno, los empresarios y los mexicanos de Estados Unidos, que no han sucumbido al malinchismo, tendrán que actuar con mucha inteligencia y prudencia.