En estos días, con motivo de la ratificación de Rosario Piedra, una auténtica nulidad, como comisionada Nacional de Derechos Humanos, está de moda amarrar navajas. En los diarios todo mundo lo hace. No quiero quedar fuera. No soy partidario de las peleas de gallos, pero soy amigo de galleros, por ello aprendí a amarrar navajas.
El hecho de que en la opinión pública exista la sospecha de que AMLO haya sido quien influyó en la designación de buena parte del gabinete de la señora Sheinbaum; que se sospeche que los líderes de las Cámaras que integran el Congreso de la Unión, reciben línea del expresidente respecto de lo que deben aprobar o no; que en la ratificación de la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos se afirme que hubo desacuerdo entre el presidente saliente y la presidenta en funciones; que ella tenía candidata propia y que salió derrotada, le resta poder como presidenta en funciones y autoridad al gobierno que ella encabeza.
Se afirma que el hecho de que la señora Sheinbaum lo haya permitido, es una señal de que su antecesor sigue siendo el manda más. Difiero de esa opinión.
En las muchas giras que AMLO y la ahora presidenta hicieron por el territorio nacional con posterioridad a las elecciones de junio pasado, en las que él presentaba ante la ciudadanía a la nueva presidenta y, a la vez, pedía le brindaran su apoyo para que pudiera gobernar y continuar la política de dádivas que él y Morena instrumentaron, con toda seguridad tuvo oportunidad de decirle:
En todo tiempo vas a contar conmigo; te voy a apoyar y auxiliar. Confía en mí. Los consejos que te dé van a estar encaminados a quitarte golpes o por el bien de nuestro proyecto de cambiar a México y de que ejerzas una presidencia plena. Te aconsejaré respecto de las acciones que debes emprender; discretamente te diré lo que no debes hacer y en quiénes puedes confiar o desconfiar. Lo que te aconseje no serán instrucciones ni, mucho menos, órdenes. Yo, que conozco a nuestra gente, sé quién es de fiar y quien no. En su momento te lo iré diciendo con discreción.
Recuerda: tratándose del poder, es más importante cubrir las apariencias que cumplir con los propósitos directos para las que fueron creadas las instituciones. Te voy a dar un consejo: gente poco conocedora de la técnica del poder, se dejó convencer de que había que copiar lo que se hacía en países civilizados: crear una Comisión Nacional de Derechos Humanos. Eso pudiera ser bueno en otros países, pero no en México. Dado a que no podrás proponer la desaparición de esa Comisión, –se te vendría el Cielo encima si lo haces–, consérvala, pero neutralízala con nombramientos anodinos, como lo hice yo. La Suprema Corte, como Poder y los órganos autónomos son y han sido un obstáculo para alcanzar la 4T. Hay que neutralizarlos o desaparecerlos. Decir que son corruptos o incosteables ayudará a lograrlo.
No se te vaya a ocurrir nombrar una comisionada de Derechos Humanos que funcione y que sea independiente de ti y de nuestro proyecto. En el momento en que yo vea que flaqueas y que, por ello, se ponga en peligro nuestra Cuarta Transformación, yo entraré en tu auxilio. No lo tomes a mal. No será una intromisión. Mi acción estará encaminada a ponerte a salvo.
Te recuerdo: la 4T es proyecto que no es sólo mío, tu eres, junto con muchos mexicanos, nacionalistas y comprometidos, uno de sus autores. El proyecto es tuyo y de todos nosotros. Hemos luchado por él y debemos seguir haciéndolo. Ahora te tocará a ti ser la continuadora de nuestro esfuerzo. Sé que no nos defraudarás. Confío en ti y tu confía en lo que te aconseje.
Cuando lo hagas muchos, sobre todos los editorialistas de la prensa conservadora, van amarrar navajas y hacernos pelear. Tu no les hagas caso. Recuerda: ni tu ni yo contamos, lo que importa es nuestro proyecto: la Cuarta Transformación.
No te dejes acelerar y prestes oídos a esos intrigantes. Lo que haga o te diga será por tu bien y en provecho de nuestra gran empresa. La que va a gobernar serás tu, no yo.
Antes de entregarte el mando convendremos los canales seguros de comunicación entre tú y yo. Por conducto de ellos, te haré llegar mi consejos y sugerencias. Te insisto: no serán órdenes, se tratará de simples consejos con vista al proyecto común que hemos concebido y adoptado.
Lo anterior y muchas cosas más, parecidas o no, le pudo haber dicho AMLO a Claudia en las giras de lavado de cerebro que hicieron antes de que ésta tomara posesión del cargo.
De esa manera, va a estar difícil de que haga caso a quienes, para separarla de su mentor, la comparen con el presidente Nopalitos: Pascual Ortiz Rubio. Ella está convencida de formar parte de un proyecto general y permanente; lo que es más: ella que se considera ser coautora de él.
AMLO tuvo mucho tiempo para conocer, calibrar y poner a prueba a sus más cercanos colaboradores. Después de pensarlo mucho, a uno lo descartó por considerar que tenía juego propio: Marcelo; a otro, por ambicioso y por no estar convencido de lo viable de la 4T: Ricardo Monreal; a uno más, por no levantar ni bajas ni nobles pasiones: Adán Augusto López; a otro, por ser una cabra en cristalería, que se auto incluyó en la lista de precandidatos: Gerardo Fernández Noroña; y, finalmente a uno más: su hijo Andrés Manuel López Beltrán, por razón de que México, en 2023, todavía no era una monarquía hereditaria.
Finalmente, se inclinó por Claudia Sheinbaum; lo hizo por razón de que se mostró dócil frente a él, convencida de los postulados de la 4T y, finalmente, porque en cualquier momento en que diera ocasión para dudar de su obediencia, podría sacarle y untarle las tragedia del 3 de mayo de 2021, de la línea 12 del metro, que se colapsó por falta de mantenimiento atribule a ella, como jefa de gobierno de la Ciudad de México; y la tragedia del colegio Rebsamen, de 18 de septiembre de 2017 y, con ello, desprestigiarla y obligarla a dimitir a través de recurrir a la revocación del mandato.
Por todo lo anterior veo difícil que a corto plazo la señora Sheinbaum corte el cordón umbilical que la une y que la hace depender de su jefe. AMLO la dejó amarrada con su proyecto y con su gente; de ésta, con el tiempo y un ganchito, se puede deshacer; pero del proyecto, como dijo el tartamudo: está ca….
No hay que comer ansias. El lavado de cerebro al que AMLO sometió a Claudia fue intenso y a fondo. Tengámosle paciencia. Algún día dejará de ser enojona, que es signo de debilidad, asumirá plenamente el cargo y pondrá en su lugar a ese que, en pleno siglo XXI, pretende asumir las funciones de jefe máximo.
Será una buena razón para disimular la falta de carácter o debilidad para no romper con AMLO y asumir plenamente la presidencia, el hecho de que la señora Sheinbaum sea fiel a una causa que es común a ellos y en la que ella cree sinceramente. Dirá: mis críticos no han entendido que estoy comprometida con un proyecto trascendente que nada tiene que ver con una persona determinada; en él no existen preferencias personales o particulares.
Por lo anterior, de momento, veo inútil seguir amarrando navajas para procurar el rompimiento.