Aunque la impresión generalizada es de rechazo, lo cierto es que en los días que corren no abundan los personajes ambivalentes de la política internacional —como el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu (Bibi)— cuyo apellido paterno original Mileikowsky, era de familia judía polaca antes de hebraizarlo por Netanyahu, que significa “Dios ha dado”: antes de que su abuelo emigrara al Mandato de Palestina, a la sazón dirigido por la Gran Bretaña (1917-1947)–; a lo largo de sus 75 años de vida ha ocupado casi todos los puestos públicos más importantes de su país, lo que representa una existencia llena de peripecias, desde delicadas operaciones diplomáticas, militares, económicas, familiares y judiciales, hasta la más reciente, contar con una orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI), acusado de presuntos crímenes de guerra y contra la Humanidad. Como modelo de un cuadro al óleo de claros y oscuros. La orden de arresto de la CPI sorprendió a muchos y a otros, sus enemigos, que no son pocos, les emocionó. Bibi Netanyahu “criminal de guerra”.
Al tiempo de emitir la orden de aprehensión contra el canciller Netanyahu, la CPI hizo lo propio en contra del ex ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant y de Mohamed Defi, dirigente del brazo armado de Hamas, por los mismos crímenes de los que acusó al ex embajador de Israel en Estados Unido de América (EUA).
La Corte Internacional sostuvo que había “motivos razonables” para creer que los dos personajes judíos mencionados eran “penalmente responsables” del crimen de guerra de hambruna como método de guerra y que “privaron intencionadamente y a sabiendas” a la población civil de la franja de Gaza de alimentos, agua, medicinas, suministros médicos, combustible y electricidad. Asimismo, la institución internacional aseguró que cada uno de los acusados “tiene responsabilidad penal como superiores civiles por el crimen de guerra de dirigir intencionadamente un ataque contra la población civil”.
Además, la institución declaró tener motivos razonables para creer que Mohamed Deif era “responsable de los crímenes de lesa humanidad de asesinato, exterminio, tortura, violación y otras formas de violencia sexual, así como de los crímenes de guerra de asesinato, trato cruel, tortura, toma de rehenes, ultrajes contra la dignidad personal, violación y otras formas de violencia sexual”. Israel declaró en agosto último que mató a Deif en un ataque aéreo en Gaza a principios de año.
La guerra de Israel, terrestre y aérea, y el bloqueo, ha costado la muerte de 44 mil palestinos, una gran mayoría mujeres y niños, según las autoridades sanitarias de la Franja. Los expertos calculan que el 90 por ciento de los 2.3 millones de gazatíes han abandonado sus hogares debido a la guerra.
De tal forma, la orden de captura demuestra la escalada de los procedimientos judiciales sobre el conflicto armado en Gaza pues convierte a los funcionarios israelíes y al líder terrorista en presuntos culpables de crímenes internacionales que son requeridos por la ley. La orden de captura los aísla sin duda alguna, lo que complicará las negociaciones de un alto el fuego que ya dura más de un año. En teoría, esto significa que los 124 miembros de la CPI —incluido el Reino Unido— estarían obligados a detener a Netanyahu y a Gallant si entran en sus territorios.
La orden de la CPI originó indignación en Tel Aviv, calificándola como un acto “antisemita” —uno más en la historia de Israel, dicen—; pues es una acusación infundada de acuerdo con la Fiscalía del Estado judío. Pues la reacción de Israel obedeció a la peor matanza a la sociedad hebrea, cuando el 7 de octubre de 2023 Hamas asesinó a 1,200 personas a las que quemó vivas, decapitó o violó, y secuestró a 250 de las 101 que siguen privadas de su libertad en túneles ex profeso desde hace más de 400 días.
Al conocer la orden de captura, Netanyahu advirtió que ni ese “día negro”, por una decisión “escandalosa” y “sesgada” impedirá que la nación judía se defienda como hasta ahora de terroristas del eje del mal, pues luchan contra siete frentes dirigidos por Irán. En un mensaje de defensa, Netanyahu calificó la acusación de falsa contra la “única democracia en el Oriente Medio”, comparando la orden como un nuevo caso Dreyfus, haciendo alusión al “juicio” que se le siguió a fines del siglo XIX en Francia al capitán del ejército galo Alfred Dreyfus, que fue sometido a proceso acusado de espía, el cual estuvo plagado de irregularidades; la condena por alta traición fue injusta, motivada por el antisemitismo.
Por estas razones el premier israelí cuestionó la credibilidad de la CPI al recriminar el “absurdo” de emitir también una orden de captura contra un “cadáver” al asegurar que sus Fuerzas de Defensa eliminaron a Mohammed Deif en julio pasado igual que a otros altos mandos terroristas, como Yaya Sinwar e Ismael Hanniyeh.
Bibi no solo refutó la orden de la CPI, sino declaró que el fiscal Karim Khan de la propia Corte, está acusado de delitos sexuales por querer limpiar su nombre a costa de Israel, en un proceso sesgado en el que contó con el apoyo de jueces “motivados por sentimientos antisemitas”, mientras esa oficina evade las atrocidades de Hamás, pues en su informe no habla de las víctimas israelíes ni de los rehenes, ni de otros delitos.
Por lo que el canciller israelí reclama airadamente: “¿De qué diablos está hablando la Haya —residencia de la CPI—, y por qué no hace nada ante las violaciones y secuestros?, pues Tel Aviv documentó con testimonios de sobrevivientes y rehenes múltiples casos de agresión sexual en la matanza del 7 de octubre y mientras estuvieron cautivos pero la Corte no se enfoca en ello, ni en los “verdaderos crímenes cometidos por Irán, Siria y Yemen”, según el líder judío.
Mientras el proceso sigue su marcha, naciones aliadas de Israel condenaron la orden de la Corte por parcial y preocupante, pues EUA y Argentina rechazaron la orden de arresto, otras admitieron lo complejo del escenario, mientras que en Europa y Asia, adelantaron que acatarán la orden si el premier viaja a su territorio como el caso de Países Bajos y Turquía, pues éste último “aclaró” que Tel Aviv debe rendir cuentas por el “genocidio”.
Para la Unión Europea por medio de su jefe diplomático, el español Joseph Borrell, consideró “vinculantes” las órdenes de arresto emitidas y afirmó que deben “aplicarse”. “No es una decisión política. Es la decisión de un tribunal de justicia internacional que debe respetarse”, agregó Borrell durante una gira a Ammán, capital de Jordania.
En los Países Bajos, donde está la sede de la CPI, el canciller Caspar Veldkam declaró que “cumplirá con arrestar con arrestar a Netanyahu si entra en su territorio”. Italia consideró que la Corte “se equivocó” pero enfatizó que si alguno de los acusados israelíes vistan el país “tendremos que arrestarlos”.
París, por su parte, aclaró que la orden de arresto estaría en “línea con los estatutos del tribunal”, pero se negó a decir si arrestarán al primer ministro israelí, de acuerdo con la versión publicada por El diario The Jerusalem Post. Bélgica, en su turno, afirmó que Europa “debe cumplir” con lo dispuesto por la CPI, pidió sanciones económicas y la suspensión del Acuerdo de Asociación, que actúa como marco legal para los vínculos políticos y económicos con Israel.
A diferencia de la posición de Canadá y algunos países europeos, en EUA el presidente Joe Biden —en sus últimos días como mandatario de la Unión Americana—, no obstante, su tensa relación con el canciller judío, criticó en duros términos a la CPI calificando como “indignante” las órdenes de arresto contra Benjamín Netanyahu y Yoav Gallant. El anciano residente de la Casa Blanca reaccionó como no lo había hecho anteriormente, pocas horas después de emitir un comunicado rechazando el fallo de la corte.
“Independientemente de lo que implique la CPI, no hay equivalencia ninguna entre Israel y Hamás”, dijo Biden en medio del revuelo internacional que provocó que Netanyahu y Gallant hayan sido pedidos bajo sospecha de crímenes de guerra y de lesa humanidad. “Siempre estaremos del lado de Israel frente a las amenazas a su seguridad”, agregó el ejecutivo estadounidense.
Poco antes de la declaración presidencial, la Casa Blanca había circulado un duro comunicado separado sobre el asunto en el que rechazó categóricamente el fallo de la CPI. “Estados Unidos rechaza fundamentalmente la decisión de la Corte de emitir órdenes de arresto contra altos funcionarios israelíes. Seguimos profundamente preocupados por la rapidez del Fiscal en buscar estas órdenes de arresto y por los preocupantes errores procesales que llevaron a esta decisión”, declaró un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, agregando que el país está discutiendo los próximos pasos con sus aliados. La relación de Biden con Netanyahu ha sido nunca la mejor, y el primer ministro israelí no ha hecho mucho esfuerzo por ocultar que se alegra el regreso de Donald Trump a la residencia presidencial. Sin embargo, para ese momento aún faltan casi dos meses y el ambiente internacional parece no querer esperarse, con el conflicto entre Rusia y Ucrania acrecentando a niveles nucleares y ahora este fallo contra el mandatario israelí.
La noticia ha sido significativa ya que por primera vez los líderes de una democracia y de un Estado alineado con Occidente, han sido acusados por la Corte, siendo considerados por muchos como la decisión más trascendental en los 22 años de historia del tribunal.
Aunque las decisiones de la Corte son vinculantes para los firmantes del Estatuto que creó el Tribunal, en la práctica no existen medios coercitivos para asegurar su cumplimiento. Por ejemplo, Vladimir Putin, se desplazó hace meses sin ningún problema a Mongolia, a pesar de que pesa sobre él el esta misma orden de detención y el país también ha suscrito el Estatuto.
En fin, las órdenes de la Corte en contra de Netanyahu y su ex miembro de gabinete, han suscitado el mayor encono posible en países como Irán, donde el ayotola Ali Jamenei, afirmó a principios de semana que los tribunales deberían emitir “sentencias de muerte” en lugar de arresto en contra de los dirigentes judíos, por los “crímenes de guerra”. “Han dictado una orden de detención, eso no es suficiente…Debe dictarse la pena de muerte para estos criminales” dio Jamenei. Y su canciller Abbas Aragchi, llamó a formar una coalición internacional para procesar a las autoridades judías y a quienes respalden a Tel Aviv —especialmente EUA— por proporcionar armas y dinero al régimen israelí para poner fin al genocidio en Gaza y la agresión de Israel contra Líbano.
La tensión es evidente en el Oriente Medio y no todas las voces se escuchan para evitar la escalada. Solo falta una chispa para encender la pradera. ¡Ojalá y no! VALE.