La pausa de un mes en la aplicación de los aranceles por parte de Estados Unidos fue solamente retórica por parte de los dos gobiernos, Trump anunció el lunes pasado, la aplicación inmediata del arancel del 25 por ciento a todo el acero y aluminio que ingresa a los Estados Unidos, el presidente de Estados Unidos, también amagó este lunes con imponer aranceles a los vehículos fabricados en México y que se exportan hacia su país. Por su parte la Presidente de México envió a la frontera norte 10 mil militares entre integrantes de la Guardia Nacional y del ejército para impedir el pase de indocumentados y que se introduzca fentanilo  a territorio norteamericano.

La presidente de México anunció que además acordó con el presidente norteamericano la instalación de mesas de trabajo entre los dos países para tratar temas de seguridad, migración y comercio, el avance sobre este tema aún no se ha dado a conocer; y por lo que respecta a las acciones del combate al crimen, los resultados de estos 15 días de pausa han sido más bien negativos. La Política de Seguridad emprendida por la actual presidente aun no tiene resultados positivos.

México vivió un violento fin de semana del 7 al 9 de febrero, con un total de 230 homicidios registrados en 3 días en todo el país. Guanajuato, Sinaloa, Guerrero, Ciudad de México reportaron un alto índice de violencia, en medio de una crisis de inseguridad que afecta a varias regiones.

La lucha desatada entre grupos criminales en Sinaloa causó una crisis de violencia que ha dejado miles de personas afectadas, de septiembre a febrero de este año se acumulan 836 homicidios. Además el gobierno estatal ha informado que, desde septiembre hasta la fecha, se han reportado 1,119 personas privadas de la libertad, de las cuales solo 393 han sido localizadas con vida.

Por lo que hace a la destrucción de los laboratorios clandestinos de fabricación de pastillas de fentanilo no hay resultados todavía, pese a que las autoridades norteamericanas señalan que conocen la ubicación de dichos laboratorios, los agentes de seguridad mexicanos aún no han reportado ningún operativo para su destrucción.

Quedan solo 2 semanas para cumplir con el compromiso que adquirió la Presidente Sheimbaum con su homólogo, y por lo que se vislumbra, la pausa fue solamente para postergar lo ya inevitable, que es, la aplicación de los aranceles a las exportaciones que realiza México hacia los Estados Unidos, lo que traerá un alto impacto negativo en la economía de ambas naciones, pero principalmente a los exportadores mexicanos.

Sin perder el tiempo, siguiendo la instrucción de su presidente las autoridades militares norteamericanas han posicionado  tres buques, entre ellos uno de los más grandes portaaviones de la armada de ese país; frente al puerto de Ensenada, a unas 30 millas náuticas o 60 kilómetros de distancia. Se trata del buque USS Nimitz,  Este portaaviones ha realizado operativos en zonas estratégicas para la seguridad marítima de Estados Unidos, tiene una capacidad de hasta 90 aviones. Este buque además está equipado con instrumentos para la intercepción de señales telefónicas y de radio.

Según el informativo de CNN se han realizado cuando menos 18 sobrevuelos en un periodo de 10 días y se ha aumentado la actividad de aeronaves del Ejército estadounidense en aguas internacionales cerca de México. El gobierno del presidente Donald Trump, ha aumentado la vigilancia sobre los cárteles del narcotráfico, con sobrevuelos al sur de Estados Unidos y en espacio aéreo internacional cerca de la península de Baja California y sobre las costas de Sonora Sinaloa.

Si el gobierno de México no puede o no quiere combatir a los carteles del crimen organizado, los buenos vecinos del norte lo harán por ellos, valga los acuerdos de cooperación y buena vecindad para hacerlo, por ello  la reiteración tanto del General Secretario de la SEDENA, como la Señora Presidente el declarar que “la Soberanía no se negocia” pero, con el aval y permiso del gobierno de México, si pueden pasar. Para muestra la autorización que el martes pasado otorgó el Senado para el ingreso de militares norteamericanos para entrenar a las fuerzas especiales de la Marina de México.

Tal pareciera que no quieren quedar como enemigos de los carteles, sino que prefieren que esa tarea la lleven a cabo los norteamericanos, para tener una excusa porque de esa manera el gasto en seguridad lo cubre Trump, y al mismo tiempo tendían un culpable a quien responsabilizar de que le vaya mal a México, alimentando el legendario repudio de los mexicanos por los “greengo’s”.

No se puede quedar bien con Dios y con el diablo; con alguno se queda mal.