La embestida de Donald Trump al mundo, que está desmantelando el sistema de convivencia de países, armado y funcionando a partir de la debacle de la Unión Soviética, trastocando las relaciones económicas y el comercio internacional y violando el derecho internacional y los derechos humanos, ha golpeado, inmisericorde y con insolencia, a Europa, a la Unión Europea.
No es el Fin de la Historia
Francis Fukuyama, el mundialmente famoso politólogo que, ante el colapso de Rusia y la irrupción, como potencia mundial, única e inalcanzable, de Estados Unidos, decretó el fin de la Historia (escribió el libro El fin de la Historia y el último hombre), hoy afirma que Estados Unidos no sólo proclama el aislacionismo, sino que, en el actual enfrentamiento mundial entre la democracia liberal occidental y el poder autoritario, Washington ha optado por el autoritarismo.
El académico estadounidense japonés, que desde 2013, con académicos de la universidad de Stanford y otras instituciones brinda apoyo a la democracia en Ucrania, critica acerbamente a Trump y su gobierno por el abandono a Ucrania y la toma de partido por el Kremlin; y hace notar que el estadounidense, más que llevar a su país al clásico aislacionismo -esplendido aislacionismo- lo conduce, lo desbarranca en el autoritarismo de derecha, al lado de Vladimir Putin, Viktor Orbán, Nayib Bukele y Narendra Modi.
Fukuyama está consciente del alejamiento de Trump respecto a la Unión Europea, en principio no convocada a las conversaciones que deberán llevarse a cabo para dar fin a la guerra en Ucrania. Al tiempo que los dos miembros “íntimos” del entorno del presidente norteamericano, Elon Musk y JD Vance, dan visibilidad y apoyo a la ultraderecha europea: los extremistas alemanes de la AfD y su lideresa Alice Weidel.
Considero de vital importancia -racional y sentimentalmente hablando- el presente y futuro de la Unión Europea en la geopolítica del mundo. Por tal motivo, en mi artículo de la semana pasada, titulado: “Guerra civil” en Occidente: Estados Unidos contra Europa, me referí con amplitud a esta “guerra” declarada por Trump contra la Unión Europea, a pesar de que Europa -la Unión Europea- y Estados Unidos -y Latinoamérica, y Canadá: todo América, son Occidente
¿Y, qué con Alemania y sus elecciones?
Elecciones de Alemania, “Motor de Europa”
Al referirse a la Unión Europea -Bruselas- los entendidos saben que Francia y Alemania son consideradas, el motor de Europa, como fundadoras de la comunidad que hoy es la Unión Europea. Y que hoy lo siguen siendo, como la primera y segunda economía de ese Club, así como por el talento político, de estadistas, de muchos de sus jefes de Estado -o de Gobierno. Valga como ejemplo reciente -y hasta del presente- el de la canciller alemana Ángela Merkel, jefa de estado durante 15 años y el del presidente francés en funciones, Emmanuel Macron.
Aunque hoy Ángela Merkel está siendo cuestionada, entre otros motivos por su “comodina” complacencia con Putin aprovechando el gasoducto Nord Stream y Nord Stream 2, rusos, lo que hizo a Alemania dependiente de Rusia en el suministro de gas para su planta industrial y la calefacción de millones de hogares.
Crítica que, en mi opinión, no empaña la gestión de esta brillante política y generosa mujer -recuerdo que, en 2015, arriesgó su puesto abriendo las puertas de Alemania a decenas de miles de refugiados de Siria, del norte de África, Irak, Afganistán, etc. Mientras otros países europeos no cumplieron con las cuotas de refugiados que debían aceptar y al final casi un millón de personas solicitaron asilo en Alemania.
Macron, el jefe de Estado de Francia, el otro país motor de la Unión Europea, se encuentra navegando “en mares procelosos” desde que, debilitado políticamente, convocó a elecciones anticipadas, nombró primeros ministros, y ha recibido -y no- mociones de censura. Aunque hoy la brutal ofensiva de Trump, la habilidad del galo, le da visibilidad brillante. Recuérdense, por cierto, los intentos de éste a fines de la pasada década, de diálogo con Putin, para acercar posiciones sobre temas como Siria ¡y Ucrania! Sin éxito, no por causa de Macron.
De vuelta al “motor” alemán, téngase presente que ha sido irrelevante durante la breve y gris gestión de su canciller Olaf Scholz, que concluye y será sustituido por Friedrich Merz. Durante el gobierno de Scholz, Alemania recibió el vergonzoso apelativo de “El hombre enfermo de Europa”. Pero, hagamos a un lado a este buen hombre y olvidable político, que llevó a la socialdemocracia, el SPD a su peor resultado electoral y si hoy es invitada a coaligarse con la triunfante democracia cristiana, CDU y SCU, será parte muy débil de la coalición.
Pero, ¿quién es Friedrich Merz, en cuya historia como político aparece que fue marginado por Ángela Merkel? Condición que él entendió y, con pragmatismo que se espera emplee en su responsabilidad de canciller -primer ministro, jefe de Gobierno, se convirtió en hombre de negocios -aunque su biografía revela que por tradición familiar ¡y hasta por sus genes!, tenía todo para serlo- adquirió experiencia y cargos importantes en la banca.
Hoy regresa a la política, a la cúspide, con casi 70 años. “Corolario de una carrera poco común, de una resurrección política insólita en la historia de Alemania” -dice el diario catalán La Vanguardia- y añade festivamente, que los 70 años de Merz no son problema, habida cuenta que sus padres aún viven, ¡con 100 años de edad!
Las elecciones parlamentarias alemanas dieron un discreto triunfo a la coalición demócrata cristiana y social cristiana de Merz con 14,158,432 votos, que le otorgó 208 escaños. La siguió la AfD (Alianza por Alemania) de Alice Weidel, con 10,327,148 sufragios, igual a 152 escaños. Por último, la SPD, social demócrata de Olaf Scholz, con 8,148.284 votos, igual a 120 escaños.
El discreto triunfo de Merz, coaligado principalmente con el SPD socialdemócrata de Scholz, le permitiría formar gobierno sin acudir a la ultraderecha. Pero la cuantiosa votación de esta prende las alarmas en Berlín -y en la Unión Europea. Es, además, grave e indignante que esta ultraderecha alemana haya contado con apoyos por parte de Musk y de Vance, ¡con el gobierno estadounidense de Trump!
Las declaraciones de Merz son de celebrarse. Manifiesta como prioridad lograr una Europa independiente de Estados Unidos. Insinuó la posibilidad de que la OTAN sufra transformaciones que garanticen la defensa de los miembros, que no está garantizada con Trump, lo que ciertamente implicará el aumento de la aportación de los países europeos. Con la resistencia de muchos. Por supuesto, expresa todo su apoyo a Ucrania, a la defensa de sus fronteras, si fuera necesario con “fuerzas d paz” europeas, y a que un representante de la UE participe en la mesa de negociaciones para dar fin a la infame guerra de agresión rusa. Por cierto, hay entre los miembros de la UE y sus presidenta y presidente de la Comisión y del Consejo, un creciente apoyo a la admisión, “quemando etapas”, de Ucrania en la Unión Europea. Para protegerla y proteger a Europa de las garras del vecino, agrandado por el amigo estadounidense.
Epílogo: Veras y bromas entre Macron y Trump
El 24 de febrero, tercer aniversario del inicio de la invasión rusa a Ucrania y de la guerra, el presidente francés Emmanuel Macron se reunió en la Casa Blanca con su homólogo Donald Trump. En una atmósfera de cordialidad que, sin embargo, mostró los serios desacuerdos entre ambos jefes de Estado sobre la guerra de Ucrania: entre otros la de la responsabilidad del Kremlin en el inicio de la guerra, las opiniones sobre Putin y las aportaciones de Estados Unidos a Ucrania, que quiere cobrarse “a lo chino”, explotando y beneficiándose de productos abundantes en las “tierras raras” de Ucrania, necesarios para industrias clave en la industria sobre cambio climático, informática, etc.
El artículo relativo en The New York Times hace una interesante reseña de la reunión, de la que destaco la atmósfera desenfadada que logró crear Macron, clave para conversar y, eventualmente, llegar a acuerdos con Trump. ¡Bien por el francés!
Veremos cómo le va a Starmer, premier británico en su entrevista con Trump.