Desde que ganó la Palma de Oro del Festival de Cannes 2024, Anora (Estados Unidos, 2024) de Sean Baker (26 de febrero de 1971, Summit, Nueva Jersey, Estados Unidos) se perfiló para ganar el Oscar 2025 y así fue. No sólo se llevó el Oscar por mejor película, sino también por mejor guión original (Sean Backer), por mejor dirección (Sean Beker), por mejor edición (Sean Backer) y por mejor actriz (Mikey Madison).
La vi en la pasada 76 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional. Fue presentada como una frenética odisea neoyorquina que construye la aventura tragicómica más envolvente y lograda hasta la fecha del cineasta (que mala manía de decir cineasta y no realizador) Sean Baker. Ahora, una joven stripper de Brooklyn, tiene la oportunidad de hacer realidad la historia de Cenicienta al conocer y casarse impulsivamente con el hijo de un oligarca ruso. Cuando la noticia llega a Rusia, su cuento de hadas amenaza con derrumbarse, ya que los padres se desplazan a Nueva York con la intención de anular el matrimonio. Baker ha creado una auténtica screwball comedy del siglo XXI que aborda el trabajo sexual, el amor, la clase social y el dinero con franquesa y naturalidad.
La vi sin tener ningún antecedente de su autor total. Los críticos de cine franceses se preguntan: ¿Quién es el autor de un film? ¿El guionista? ¿El realizador? ¿O uno y otro a la vez? y comentan: En el cine, el estilista es el que escribe en imágenes, o sea el realizador. Para las obras que tienen un estilo, el hecho es indiscutible. Para las otras, puede ser el guionista o el dialogista, incluso el operador, el montador o el decorador, ya no hay más que decir, al respecto.
Anora es una obra de autor total. Baker, la escribió, la dirigió, en el sentido del diseño global de los aspectos de una producción cinamatográfica que no debe confundirse con el específico diseño de producción, que se encuentra bajo sus órdenes. Como autor es el responsable de todo, es el realizador, es el responsable de la mise en scéne que incluye, por supuesto, la dirección de actores (Mikey Madison hizo lo que le ordenaba el director, sin tapujos, al natural, al igual que todo el elenco), la fotografía, en este caso a cargo de Drew Daniels, la música, etc. Sin haber leido la presentación, debo decir que me divirtió, me hizo reflexionar sobre la plena libertad creadora, exponiendo no sólo la violencia contra las mujeres, en todo el mundo, por quien sea, y en especial sobre las trabajadoras sexuales. Esperaba un final feliz, pero la realidad se impone y el mundo sigue su marcha, con mafias y magnates rusquis o sin ellos, con mafias y magnates gringos o sin ellas, con Trumps o Putins o sin ellos.
Fui a ver morbosamente La sustancia (The Substance, Estados Unidos-Francia-Reino Unido, 2024) de Coralie Fargeat (24 de noviembre de 1976, París Francia) porque el siguiente comentario me impresionó: Demi Moore, interpretó a una bella actriz, ya pasada de años, que sin haber perdido su belleza y, sin querer aceptarlo, recurre a un extraño método de rejuvenecimiento, dando a la vida a un ser más bello que ella, que a la postre se convierte en un monstruo vanidoso y condenado a morir irremediablemente, frente al gran público, de manera exageradamente absurda y repugnante. Se trata de una película de horror, extremadamente gore, y de feroz crítica a la manipulación del Star System, sobre el mercado del espectáculo, de magnates sin escrúpulos, en el que la belleza y la explotación de las mujeres que ahí trabajan son condenas a la infelicidad y al envejecimiento prematuro. Fábula sobre lo efímero de esa profesión y la daducidad del cuerpo, llevada al extremo.
El brutalista (The Brutalist, Estados Unidos-Reino Unido-Hungría, 2024) de Brady Corbet (17 de agosto de 1988, Scottsdale, Arizona, Estados Unidos). De Brady Corbet vi La infancia de un líder (Childhood of a Leader, Reino Unido, 2015). Una obra maldita sobre el surgimiento del fascismo y de los Estados totalitarios, debido a circunstancias familiares y sociales. Con El brutalista Corbet, apoyado por Adrien Brody (Oscar a mejor actor) y Lol Crawley (Oscar a mejor fotografía) logra recrear una atmósfera opresiva y social sobre un arquitecto, migrante judío húngaro, que llega a Norteamérica (Pensilvania) huyendo del nazismo. Descubro que la arquitectura brutalista es un estilo arquitectónico que surgió durante la década de 1950 en el Reino Unido en los proyectos de reconstrucción de la era de la posguerra y que se caracterizaba por construcciones minimalistas que muestran los materiales de construcción desnudos y los elementos estructurales sobre el diseño decorativo. Descubro que Lol Crawley (2 de noviembre de 1974, Shrewsbury, Reino Unido) ha recurrido al formato VistaVision o formato de impresión fotográfica alternativo al 35 mm panorámico, para recrear la época. Toda una historia de la técnica fotográfica. Descubro que los artistas son hombres de carne y hueso y son propensos a caer en el vicio y ser abusados. La película requiere de un comentario crítico más amplio.
No todos el cine social conduce a un placer estético. Emilia Pérez (Francia-Bélgica-Estados Unidos-México, 2024) de Jacques Audiard (30 de abril de 1952, París, Francia) lo hace a medias. “Musical” (Oscar a mejor canción original y Oscar a mejor actriz de reparto a la estupenda Zoe Saldaña que en mi opinión es la estelar, sobre Selena Gómez que interpreta a Eulalia Pérez) realizado, con ton y son ecléctico. Fuera de prejuicios, es una visión realista y romantizada de la sociedad mexicana. Tiene sus bemoles. Cambio de sexo. La nueva mujer, antes hombre, se enamora de una madre que busca a su hijo desaparecido a la que le ayuda a encontrar. La esposa del narco que cambió de sexo se enreda con otro hombre y viene el conflicto de la separación de los hijos y el final, absurdo y surreal, como es la sociedad mexicana, se da inevitablemente. Un amor loco y absurdo que cae en lo telenovelesco. Las cantatas, combinadas con violencia, son, casi-casi, un híbrido que, eso sí, fue hecho para el mecado mundial. Pero, de que es cruda, lo es, sin duda.
Aún estoy aquí (Brasil-Francia, 2024) de Walter Selles (12 de abril de 1956, Río de Janeiro, Brasil), Oscar a mejor película extranjera, no conduce a ningún placer estético. Durmiente crónica familiar feliz, en Río de Janeiro, con casa cercana a la paradisiaca playa que, poco a poco, se convierte en un drama trágico de búsqueda, por su esposa, también secuestrada y liberada, de un desaparecido político asesinado, en el régimen dictatorial brasileño de los años 70, del siglo pasado. Dormitando comenzó a interesarme, cuando la represión comienza y el equilibrio familiar se rompe.




