No nos moverán (México-Francia, 2024) de Pierre Saint-Martin Castellanos, con las estupendas actuaciones de Luisa Huertas, Juan Carlos Colombo.

Una anciana abogada vive con su hermana tóxica, con su hijo casado con una mediocre argentina que lo abandona embarazada, en el edificio Chihuahua, de la Unidad Habitacional Tlatelolco. Sale de su decadente rutina de semicorrupta gestionadora de juicios legaloides, al recibir un paquete por el que se entera del nombre del soldado que mató a su hermano, el 2 de octubre de 1968.

Imágenes documentales, remasterizadas, del tlatelolcazo, sirven de preámbulo y epílogo romantizados, de quienes no vivieron y no padecieron los hechos, usándolos para narrar una historia ficticia, inspirada en la realidad de los sucesos. Pierre Saint-Martin Castellanos (1979, Ciudad de México), guionista, con Iker Compeán Leroux, y realizador, compuso, con su ópera prima, una divertida comedia, de humor negro, cuasi thriller, con plumas buñuelianas, y encendidas palabrotas del habla común capitalina, incluyendo momentos “espeluznantes” de acercamiento hacia la muerte, por estragos de la vejez, en una mujer y su anciano maestro asesor, también semicorrupto, que se resignan a seguir viviendo, hasta que el cuerpo aguante, ejerciendo el oficio de la jurisprudencia romantizada.

Corazones jóvenes (Young Hearts, Bélgica-Países Bajos, 2024) de Anthony Schatteman. Francamente, no la pude ver, por andar gestionando asuntos personales, tales como, la organización del CINECLUB DE LA IGUALDAD SUSTANTIVA que se inaugurará el 25 de abril del presente año, a las 16:00 hrs., si la Providencia lo permite, en la Casa de las Letras (Av. Canal de Miramontes 2133, Col. El Cantinela, Alcaldía  Coyoacán, CDMX),con la película Los olvidados (México, 1950) de Luis Buñuel, dentro de la temática Infancia y Juventud. Agradeciendo el apoyo de July Muñoz de Cote, Sudirectora de Igualdad Sustantiva y Grupos Prioritarios, de la Alcaldía, a cargo de Giovani Gutiérrez Aguilar, les hago llegar una cordial invitación. Sobre Corazones jóvenes, el texto de presentación de la Cineteca Nacional no informa: “largometraje debut del realizador que indaga en los procesos de aceptación y formación de identidad a partir de una conmovedora historia de amor adolescente”.

Zafari (Perú-Venezuela-México-Francia-Brasil-Chile-República Dominicana, 2024) de Mariana Rondón (8 de mayo de 1966, Barquisimeto, Venezuela)

En un pais indeterminado de América Latina, pensé en Venezuela, una de tantas familias clasemedieras acomodadas, con todo su egoísmo a cuestas, ve invadida su privacidad espacial (hay una alberca en el paraíso del bienestar) por familias pobres que se encargan de cuidar a un hipopótamo de un zoológico cercano. La crisis económico-social les llega a todas las clases. Hambre, apagones de luz, disputas por lo poco que hay para subsistir, huidas racionales, incluidos los locos (tremenda aparición actoral de Juan Carlos Colombo), para no caer en el salvajismo de comer carne cruda (sacrificio del hipopótamo, por los supuestos dos hombres fuertes) y en el canibalismo (un niño rugiendo como antropófago). Fábula distópica de horror (tenía que decirlo) sobre la paradoja de la escasez, en medio de la abundancia, sobre la falta de producción de alimentos y la falta de agua, en medio de la abundancia.

Bird (Reino Unido-Estados Unidos-Francia-Alemania 2024) de Andrea Arnold, con Nykiya Adams, Barry Keoghan, Franz Rogowski…

La puber Bailey de 12 años (Nykiya Adams) vive con su hermano y con su relativo joven padre, en un barrio pobre de una ciudad inglesa. El padre se va a casar y los tiene muy descuidados. En su vida aparece un  vagabundo (Bird) que le cambia la vida, más para bien que para mal. La realizadora Andrea Arnold (5 de abril de 1961, Dartford, Kent, Inglaterra, Reino Unido), nos narra una historia muy al estilo del viejo realismo inglés, con dos o tres secuencias de la más pura fantasía romántica. Sincera incursión en la vida infantil y adolescente, de los niños, jóvenes y familias pobres que viven en los barrios marginados de las grandes ciudades, escudriñando sus profundos sentimientos de amistad y solidaridad. La búsqueda de la identidad se hace presente, en cada momento y la idealización del justiciero, un poco a lo Iñárritu, le da una nueva dimensión al ese viejo realismo inglés que tanto ha cautivado a su seguidores, incluyéndome a mi. El pájaro negro (blackbird, cuervo) ajusticia al abusivo amante de su madre en turno, en la mente de una tierna niña soñadora, resignada a vivir, buscando la felicidad, en un hambiete social adeverso.

Tóxico (Lituania, 2024) de Saulé Bliuvaité.

En una escuela de capacitación de bellas chicas, para convertirse en modelos profesionales, dos de ellas son selecionadas para continuar su aprendizaje y profesionalización, en el extranjero. Una de ellas es coja y la otra se droga para mantenerse exageradamente delgada. Sí, efectivamente, se trata de una “crítica frontal al sistema de representación de los cuerpos femeninos que manipula y vulnera a los jóvenes de todo el mundo”. Al provenir de familias pobres, tienen que prostituirse, para mantener sus estudios. A fin de cuentas, no logran su propósito y regresan a su mediocre vida anterior.