Los disturbios ocasionados por las protestas en la Ciudad de Los Ángeles en el estado de California en Estados Unidos, se desarrollaron de manera violenta. Protestas ocasionadas por el operativo realizado por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas ICE de aquel país, en donde tras una redada, fueron detenidos alrededor de 42 migrantes indocumentados de origen mexicano.
El timing para la presidente de México fue pésimo, tras el anuncio en el Congreso de Estados Unidos de imponer un gravamen a las remesas que envían los mexicanos que se encuentran el país del norte, en su discurso de la mañanera protestó enérgicamente en contra del impuesto norteamericano a las remesas y amenazó que movilizaría a los mexicanos si se aplica el impuesto, esta declaración se empalmó con las protestas ciudadanas en Los Ángeles en contra de las redadas de inmigrantes, lo que ocasionó que en el gabinete de Trump, la Secretaria de Seguridad Nacional Kristi Noem acusara a Claudia Sheimbaum de incitar a las protestas y los disturbios en California.
Al margen de consideraciones ideológicas, la relación bilateral con los Estados Unidos, desde nuestra independencia, siempre ha sido y es una prioridad política para el gobierno mexicano. Por lo tanto la agenda del gobierno en política exterior debe tener presente, que los Estados Unidos es nuestro mayor socio comercial y también nuestro mayor acreedor. Nuestras economías son interdependientes. Y considerar que en su territorio viven y sobreviven cerca de 20 millones de mexicanos, una buena parte indocumentados. Es por ello que para ambas naciones la relación bilateral es una cuestión de seguridad nacional.
Actualmente, el tema de la seguridad, el de migración, acompañados de los aspectos económico-comerciales han ocupado el lugar central de la agenda. Derivado del T-MEC Estados Unidos y Canadá son nuestros principales socios comerciales. Sin embargo en los últimos días ha habido por parte del gobierno mexicano un manejo poco diplomático con lo que respecta a la buena relación entre los dos países, entre otros porque pone en entredicho la confianza en la cooperación sobre seguridad y combate a la delincuencia organizada; las declaraciones populistas viscerales y poco cuidadas de la presidente, en las mañaneras, no son muestras de buena voluntad diplomática; las relaciones de México con el gobierno de Trump no parecen empezar con el pie derecho y se vislumbran como difíciles en los cuatro años que coincidirán en sus gobiernos ambos presidentes.
La próxima semana tendrá verificativo en Alberta Canadá la cumbre del G-7, a la cual ha sido invitada la Presidente de México, se presentará la ocasión propicia, si Trump lo permite, de una reunión bilateral para aclarar desencuentros y adoptar nuevos compromisos.
El dicho popular “Mono viejo no aprende maromas nuevas”, viene al caso de la relación con el inquilino de la Casa Blanca, sería prudente que si la presidente de México no puede aprender los oficios diplomáticos, que procurara evitar hacer comentarios sobre el tema, porque lo que pasa en las mañaneras no se queda en las mañaneras, y podría normar el criterio de los diversos asesores del gobierno de nuestro vecino del norte. En fin esperemos que todas las asperezas con las que se inician las relaciones con el gobierno de Trump puedan ser limadas y se continúen de manera tersa.