Sabías que, si eres de los que están experimentando con la Inteligencia Artificial para crear textos, imágenes o incluso música, recientemente, la Suprema Corte de Justicia de México ha dictaminado que “todo lo que se genere con IA automáticamente pasa a ser de dominio público”. ¿Qué significa esto? Pues que, a diferencia de una obra creada por un humano, que tiene derechos de autor y pertenece a su creador por un buen tiempo, lo que brota de la mente (o, mejor dicho, de los algoritmos) de una IA, ¡no tiene dueño exclusivo!

Imagina que le pides a una IA que escriba un cuento fascinante o que pinte un cuadro alucinante. Una vez que la IA lo genera, cualquier persona podría usar ese cuento o esa pintura para lo que quiera: publicarlo, modificarlo, venderlo, ¡lo que sea!, sin tener que pedirte permiso ni darte crédito. Esto cambia por completo las reglas del juego para muchos artistas, escritores y creadores de contenido que están viendo en la IA una herramienta para potenciar su trabajo.

La razón detrás de esta decisión es bastante lógica desde una perspectiva legal: las leyes de derechos de autor están diseñadas para proteger la creatividad humana. Y como la IA no tiene conciencia ni intenciones propias, y su “creatividad” es el resultado de procesar enormes cantidades de datos creados por humanos, la corte considera que sus producciones no encajan en la categoría de obras protegidas. Es un debate complejo que apenas empieza, y seguramente veremos muchas más discusiones sobre la propiedad intelectual en la era de la inteligencia artificial. Así que, si tu “compañero” de creación es una IA, ¡ten en cuenta que lo que hagan juntos podría ser de todos!