La última semana el tema recurrente en las redes sociales, ha sido la exhibición de la presunta enorme corrupción y probable colusión del gobierno con el crimen organizado, del cartel la Barredora que nació y creció en el estado de Tabasco y se extendió por todo el sureste del país, cuando el ahora senador Adán Augusto López Hernández fue gobernador de esa entidad. El tema surgió a partir de la orden de aprehensión emitida en contra de Hernán Bermúdez Requena también conocido como el comandante H, de quien se dice comandaba el cartel de la Barredora en Tabasco, y que fue nombrado como jefe de Seguridad cuando el senador López Hernández  fue gobernador del Estado de 2019-2021.

El otro tema que ocupó los corrillos de las redes sociales fue el viaje a España del diputado Ricardo Monreal quien fuera sorprendido desayunando  con su esposa en el restaurant de un hotel de lujo en Madrid. El diputado al ser entrevistado al respecto declaró que su viaje obedeció a la celebración de su 40 aniversario de boda y que lo realizó con recursos propios.

En 2024, Transparencia Mexicana y Transparencia Internacional presentaron el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC), en el cual México obtuvo una calificación de 26 puntos de 100 posibles. La escala del Índice de Percepción de la Corrupción va de cero, la peor evaluación para un país, a 100, la mejor calificación posible. Con 26 puntos, México se ubica en la posición 140 de 180 países evaluados. A nivel global, los puntajes más altos del IPC corresponden a Dinamarca (90/100), Finlandia (88/100) y Singapur (84/100). Los países peor calificados son Venezuela (10/100), Somalia (9/100) y Sudán del Sur (8/100). En Latinoamérica, México está mejor evaluado que Guatemala (25/100), Paraguay (24/100), Honduras (22/100), Haití (16/100), Nicaragua (14/100) y Venezuela (10/100) y se ubica por debajo de Brasil (34/100) y Chile (63/100).

De acuerdo con la última Encuesta Nacional sobre Experiencias de Corrupción en Empresas, realizada por los equipos de Data COPARMEX y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), en una muestra de los empresarios afiliados a la COPARMEX, 48 por ciento de las empresas señalaron que un servidor público o una tercera persona les había solicitado algún beneficio, (como dinero, regalos o favores) para realizar, agilizar o evitar trámites, multas o pagos durante 2023, se destaca que este porcentaje de incidencia de corrupción es el más alto reportado por las empresas durante los últimos 6 años que Data Coparmex ha levantado esta encuesta y representa un incremento de nueve puntos porcentuales comparado con el dato del año anterior, cuando la incidencia había sido de 39 por ciento. De acuerdo con el INEGI, en 2023, 83 por ciento de las personas consideraron que la corrupción en México sigue siendo un problema “frecuente o muy frecuente”. El INEGI informó también que 6 de cada 10 mexicanas y mexicanos fueron víctimas de corrupción o extorsión policial en 2023.

Cada Mañanera lo que los ciudadanos percibimos, es a una presidente que busca a cualquier precio que su partido siga gobernando, sin apreciar cabalmente que una mayoría de la población está llegando a un hartazgo.

Existen diversas formas de corrupción, muchas de ellas imperceptibles; en la cultura de los mexicanos la mentira, la corrupción y la simulación como prácticas nacionales difíciles de erradicar, actos como aceptar un cargo para el cual no se está capacitado ni se tiene experiencia, en las oficinas gubernamentales, la corrupción reviste distintos actos como el abuso de poder, tráfico de influencias, compadrazgo, amiguismo, soborno, cohecho, mal uso de los conocimientos, fraude, aceptación de obsequios a cambio de favores, entre otros que forman parte de lo que denomina  “prácticas administrativas”, muy difíciles de reglamentar o sancionar, prácticas todas ellas que se han incrementado de manera incontenible los últimos 7 años.

Existen varios estudios académicos sobre este tema, escritos desde distintas épocas y perspectivas, de una práctica cotidiana. Algunos autores señalan que  es un problema cultural, como José Juan Sánchez González en su libro “La corrupción Administrativa en México”  compila de manera histórica varios acontecimientos de la vida en México, en donde señala que desde la Colonia nació una corrupción institucional, tolerada, permitida, fomentada e incluso promulgada, llegando a decretarse “Promúlguese, pero no se acate”.

En nuestro país, a lo largo del virreinato, la Independencia y la  revolución mexicana, y en nuestros días, se fomentó y se sigue fomentando la tolerancia a las prácticas vinculadas con desvíos de recursos, el uso discrecional del poder y la falta de ética de los servidores públicos. Los  intentos por disminuir la corrupción han sido muchos y se encuentran documentados en los planes de desarrollo, los discursos en las campañas políticas e incluso las políticas públicas instrumentadas para erradicarla, pero los esfuerzos han sido infructuosos.

La corrupción en México tiene más de quinientos años, en distintas modalidades, formas y grados.  Las prácticas corruptas tienen un profundo arraigo que se llega a “institucionalizar”, lo que las vuelve muy difíciles de contener porque en las redes de corrupción se movilizan recursos, intereses financieros, familiares, político- partidista y de grupos.

Solo mediante la prevención, la cultura ética y la práctica de valores en el servicio público se podrá contener la corrupción institucionalizada que se vive en nuestro país; debemos insertar dentro de la cultura mexicana la cultura de la legalidad, cambiar nuestras formas de relaciones sociales y de negocios y luchar por erradicar la corrupción dentro de los tres ámbitos de gobierno y en la vida privada de las personas.

Es cierto y nadie niega que ha habido una enorme corrupción; en la Federación y en los estados de la República que han abusado del erario público, que carecen de un mecanismo eficaz de rendición de cuentas y que existe una gran opacidad respecto de la trasparencia en el ejercicio del gasto público; que debe denunciarse y juzgarse.  Los gobiernos de los tres ámbitos de Gobierno y del partido gobernante, tienen  una gran cola que les pisen y no hay cual se salve.

Es por ello que resulta indignante, que partiendo del supuesto que la sociedad mexicana es ciega, sorda y lerda, los políticos de Morena se enfrasquen en una lucha libre de lodo y estiércol, como preludio de la guerra interna por el poder en el partido buscando posicionarse para obtener recursos, lastimar a los adversarios y descalificar -incluso a opositores internos-, a fin de avanzar en sus proyectos de retener o recobrar o alcanzar el poder.

Por otro lado el presidente de nuestro país vecino del norte, continúa sus ataques en contra de México y de los mexicanos que se encuentran en aquel país, ahora se desató una crisis de transporte aéreo porque México violentó los acuerdos previos en materia aeroportuaria, cuando el presidente López Obrador tuvo la ocurrencia para dar vida y movimiento a su nuevo aeropuerto, al ordenar que los vuelos de carga aérea se trasladasen del AICM al aeropuerto Felipe Ángeles AIFA, lo que trajo un desequilibrio en el ordenamiento de los espacios y horarios.

En verdad los políticos del régimen actual no entienden que la crisis mundial requiere de lo mejor de todos para sortear el vendaval geopolítico y  financiero nacional e internacional, que no basta la defensa, reservas monetarias, que ya se agotaron, control de inflación, finanzas públicas sanas, en estos momentos requerimos de consensar medidas de políticas públicas que pongan el acento en el fortalecimiento del mercado interno, a través de inversión en infraestructura,  generación de empleo y desarrollo social.