Una de las grandes instituciones del país es la Secretaria de Marina, orgullo de México por su institucionalidad, capacidad, lealtad y eficacia en su misión de salvaguardar la soberanía nacional en el marco de sus funciones.

Sus integrantes se han distinguido por ser fieles a sus valores y principios que rigen esa institución, que se hacen descansar sobre el honor, deber, lealtad, patriotismo e integridad, patrones de conducta que distinguen a sus integrantes.

Sin embargo, ahora se ve envuelta en un escándalo mayúsculo ante el descubrimiento de personas de alto nivel dentro de sus filas que traicionaron sus principios y los intereses de la nación aprovechando su posición.

Desde que se hicieron cargo de las aduanas por decisión directa de López Obrador, comenzaron a correr rumores de un sistema organizado e implementado para evadir la ley, dígase, todo un entramado de corrupción orquestado y operado desde los altos niveles.

Una parte importante de la cloaca se ha destapado, la detención del Vicealmirante Manuel Farias Laguna es la punta del iceberg de toda una red constituida para introducir ilegalmente al país combustibles, lo que se conoce como huachicol fiscal.

Además, ha salido a relucir una solicitud de investigación formulada por el entonces Secretario de Marina José Rafael Ojeda Duran, quien, en 2023, le pidió al Fiscal General Alejandro Gertz Manero, tomará caratas en el asunto, sin embargo, parece que fueron valores entendido, pues no hubo ninguna respuesta al respecto, según se aprecia, ese hecho es para curarse en salud.

Lo que detonó la investigación fue el decomiso en marzo pasado de una embarcación en el puerto de Altamira, con diez millones de litros de hidrocarburos que pretendían introducir al país de contrabando.

A raíz de esos acontecimientos se han soltado infinidad de especulaciones y rumores, indicios que ligan esa actividad inclusive con los asesinatos del Contralmirante Rubén Guerrero y una mujer integrante de la fiscalía general de la República a finales del año pasado, este último había denunciado a los hermanos Farias Laguna de estar involucrados en actividades ilícitas.

También, la muerte del capitán Abraham Jeremías Pérez Ramírez, quien ocupó el puesto de Titular de la Unidad de Protección Portuaria de Altamira, al parecer por suicidio, persona que fue señalada en el caso, se adjudica como producto de los acontecimientos criminales.

Esos patrones de conducta dentro de la SEMAR no pueden calificarse como hechos aislados, máxime que tenían años operando, sin duda alguna dejan huella en la institución, la salpican y hacen mella.

Ojalá este sea el principio para reconstruir a la institución que alguna vez fue orgullo de México y en el exterior ampliamente reconocida. Es lamentable lo ocurrido, recuperar la confianza y el respeto es una tarea primordial.

La Secretaria de Marina gozaba de amplio prestigio, su colaboración siempre fue efectiva en la defensa de los intereses de la Nación. Así, resulta verdaderamente triste y dramático que se sigan socavando los pilares que sostienen al país.

La coyuntura que se presenta hace propicio el momento para sacar la casta, limpiar la casa y rehabilitarla.