¿Les platico? ¡Arre!

Pues se fue Mauricio, pero no se fue.

No solo el municipio del cual fue alcalde cuatro veces le debe haber cambiado su fisonomía.

La dimensión de su labor alcanza niveles globales.

Su estilo irreverente incomodó a muchos, pero aun sus críticos le reconocen los aportes que deja en sus facetas como empresario, político, filántropo, gestor cultural y buscador de la belleza, en todos los sentidos:

  • Política.
  • Medio ambiente.
  • Desarrollo económico y urbano.
  • Plasticidad, no como ornamento, sino como parte de la vida diaria, porque ¿a quién no le gusta vivir rodeado de belleza, en todas sus manifestaciones?

Tal cual lo escribí hace medio año: Mauricio tenía más poder e influencia desde la cama del hospital donde se atendía, que muchos desde sus posiciones políticas.

Y como el Cid Campeador, seguirá ganando batallas, después de su muerte.

 

¿Cómo honrar su memoria?

  • En el caso de su equipo en la actual administración municipal, TODOS deberán ceñirse a los postulados que fraguó desde una campaña que ganó él, no el PAN, hay qué decirlo.
  • Los formulismos legales y legislativos quedarán atrás, cuando el Congreso del estado ratifique a Mauricio Farah Giacomancomo alcalde que terminará la gestión de su tocayo y mentor.
  • Las obras que Mauricio emprendió recientemente, seguirán; ya lo anunció el gobernador de NL, Samuel García.
  • Sus críticos más feroces y voraces -el ex alcalde, Miguel Treviño de Hoyos; el periodista, Ramón Alberto Garza, entre otros- tendrán que apechugar ante la evidencia de los hechos: La muerte de Mauricio lo agiganta.
  • La comunidad sampetrina tiene ante sí -quizá- el más grande de los compromisos: Exigir a quienes siguen la obra del ALCALDE, que se olviden de luchas intestinas en busca del poder.

En la CDMX me ha tocado escuchar varias veces que San Pedro Garza García se puede gobernar solo, que no necesita alcalde. No es cierto.

Como cualquier otro municipio -y más éste- debe superar la maldición de que “cada quien vela nada más por su parcela”, dicho de mi abuela la alcaldesa, que traducido del español al español significa: “Mientras no me toquen a mí ni a los míos ni nuestros intereses, todo lo demás vale madre y que el mundo se revuelque”.

Mauricio se desprendió de la comodidad en que nació y buscó el riesgo en todo lo que hizo. ¿Por qué no hacerlo todos nosotros? Esa será la mejor manera de honrar su memoria.