Aunque muchos analistas aseguran que el delicado statu quo que priva en el Oriente Medio desde el mes de octubre de 2023 a la fecha: la guerra en la Franja de Gaza entre Israel y el grupo integrista Hamás —surgido en 1987 de la rama palestina de los Hermanos Musulmanes que se remonta a 1928 en Egipto con el propósito de establecer un “Estado” bajo los preceptos religiosos que impone la ley islámica—, cuyo nombre en árabe es Harakat al-Mugawama al-Islamiya (Movimiento de Resistencia Islámica), podría resolverse en cuestión de dos o tres semanas, a lo sumo,  debido al propuesto “Plan de Paz” —el lunes 29 de septiembre pasado en el comedor de la Casa Blanca—,  por el presidente de Estados Unidos de América (EUA), Donald Trump. ¿Quién no desea que esta sangrienta guerra termine definitivamente? Infortunadamente el asunto no es tan fácil como lo pregona el magnate que tiene con el Jesús en la boca a todo mundo.

En el mismo acto conjunto de Trump y Benjamín Netanyahu en la residencia presidencial estadounidense, dicho Plan fue aceptado con algunas condiciones por el primer ministro israelí, así como por algunas capitales árabes y europeas, y por la Organización de Naciones Unidas (ONU). Pero, hasta el momento de escribir este análisis, Hamás, el tercero en discordia, realiza una serie de consultas con su liderazgo político y militar para fijar su posición al respecto. Aunque el Plan promete un fin a los enfrentamientos y la liberación de rehenes en ambos bandos, por principio de cuentas el grupo terrorista rechaza el desarme exigido en uno de los puntos de la propuesta.

Con su acostumbrada soflama, el magnate afirmó que el referido Plan de Paz representa “una oportunidad histórica” —solo decirlo resta credibilidad al asunto—, para suspender la violencia, repatriar los rehenes (de uno y otro bando) y montar las bases de una transición política en la Franja. Fiel a su juego en la geopolítica del Oriente Medio —tanto en su primer periodo presidencial, como en el actual—, Trump “agradeció” la disposición de Jerusalén (capital de la nación judía por disposición del propio gobierno israelí), y advirtió que Washington respaldará cualquier respuesta militar si Hamás rechaza el Plan. En su turno, el debatido primer ministro Netanyahu, subrayó que la propuesta del estadounidense satisface los propósitos de la guerra de Israel y que, de aplicarse garantizaría la seguridad de su país.

Tal y como ha sucedido con las últimas órdenes ejecutivas de Trump, el Plan de Paz fue redactado por sus más cercanos asesores con la participación del esposo de su hija Ivanka, Jared Kushner, judío egresado de la Escuela de Derecho de la Universidad de Nueva York. El documento consta de 20 puntos, aunque algunos extremistas filopalestinos le agregan uno más.

El desglose es el siguiente: Gaza será zona libre de terrorismo// La Franja será reconstruida para beneficio de su pueblo// Alto el fuego inmediato y repliegue gradual de las fuerzas israelíes// Liberación en 72 horas de rehenes por parte de Hamás// Israel liberará a 250 palestinos y 1,700 gazatíes detenidos después del 7de octubre de 2023// Hamás “se compromete” a la coexistencia pacífica y al desarme (por principio la organización no acepta esta condición)// Ayuda humanitaria de inmediato// Israel no ocupará ni anexará Gaza, y se retirará gradualmente // La ayuda humanitaria se distribuirá por medio de las agencias de la ONU y la Media Luna Roja// Gaza será administrada por una Junta de Paz internacional presidida por Donald Trump —por petición de terceros (dijo el magnate) y por el ex primer ministro británico Tony Blair (cuya inclusión ya fue repudiada por su apoyo incondicional a la invasión de Irak ordenada en 2003 por el presidente George W. Bush// Creación de un Plan de Desarrollo Económico (de antemano este punto fue criticado por la posible intervención del empresario republicano y sus allegados en los negocios que dicho desarrollo supone// Creación de una zona económica especial en la Franja (otro aspecto no bien visto por los planes adelantados de Trump de convertir Gaza en una mezcla de Cancún y Silicon Valley, con resorts de lujo y empresas de tecnología de punta, como Doha// no habrá desplazamientos forzosos de habitantes; los que se vayan voluntariamente tendrán derecho a regresar// Hamás no podrá gobernar Gaza ni directa ni indirectamente  y se desmilitarizará el enclave// Países de la región —sin especificar cuáles—, garantizarán que Hamás cumpla sus compromisos y que Gaza no represente una “amenaza para sus vecinos”// Despliegue de una fuerza multinacional de estabilización apoyada por EUA y países vecinos (ISF)// En caso de que Hamás demore o rechace la propuesta, todo lo anterior se implementará en las zonas “libres de terrorismo” que Israel haya entregado a la ISF// Diálogo interreligioso para fomentar la tolerancia y la convivencia pacífica entre palestinos e israelíes// Búsqueda de la autodeterminación y la creación del Estado Palestino// EUA establecerá un diálogo entre los contendientes para acordar un horizonte político que permita una coexistencia “pacífica y próspera”// ¡Vaya utopía!

Algo que no aparecía en el guión del anuncio del Plan de Paz tomó por sorpresa a casi todos, propio del magnate. Su característica “modestia” era imprescindible: “El fin de la guerra en Gaza está muy, muy cerca. Y estamos más allá de muy cerca…Este es un gran día, un día muy hermoso, potencialmente uno de los grandes días de la civilización”. Casi, casi, como si fuera el Génesis.

Sin embargo, pese a la euforia presidencial, el acuerdo de paz como manda la Historia, no existe. Con toda su importancia, no deja de ser una propuesta que ojalá tenga validez cuando se estampen las firmas del caso. Y aún así, cosas pasan. Como sucede entre las dos Coreas. Hasta la fecha, no hay un tratado de paz. Técnicamente, los dos países hermanos continúan en estado de guerra. En 1953 solo se firmó un Acuerdo de Armisticio para poner fin a fin a las hostilidades, pero no un acuerdo de paz definitivo. Ahí la llevan…En este caso, Hamás aún no ha dado el visto bueno. Situación que puede cambiar en cualquier momento. En aras de la paz ¡ojalá así suceda!, pero…

Para que no quedaran dudas de que este Plan era “obra suya”, el presidente Trump anunció que él mismo presidirá un Board of Peace (Consejo de Paz, transicional), que supervisará la reconstrucción de la Franja tras el “fin de la guerra”. “No fue decisión mía, créanme, estoy muy ocupado”, dijo el mandatario entre risas. “Pero los lideres del mundo árabe, Israel y todos los involucrado me pidieron hacerlo y acepté”. A lo que solo se puede decir “Gracias señor presidente, la humanidad se lo agradecerá”. Otro punto para ser merecedor, según ha reclamado, del Premio Nobel de la Paz este año.

De acuerdo a lo informado por la Casa Blanca, dicho Consejo de Paz estaría integrado por Jefes de Estado, representantes árabes e israelíes, y personajes internacionales, como el no muy bien visto Tony Blair, pero que desempeñó un papel clave en el diseño de la propuesta de Trump.

Además, dijo el jefe de la Casa Blanca que discutió ampliamente la propuesta con líderes internacionales. Citó a los gobernantes de Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Turquía, Pakistán, Jordania e Indonesia. “Han estado muy involucrados en esta negociación, aportando ideas, señalando lo que pueden aceptar y lo que no. Es bastante complejo”, dijo.

De ser verdad lo dicho por el magnate, y lo debe de ser, la amplitud de lo contactos demuestra el esfuerzo de la Casa Blanca por coordinar a múltiples actores en un conflicto en el que las divisiones entre facciones palestinas, la desconfianza hacia Israel y la rivalidad entre las potencias regionales han frustrado anteriores intentos por lograr el alto el fuego en el Oriente Medio.

En el ambiente hay mucha desconfianza. Hamás tiene en su interior demasiados intereses, no hay una sola cabeza que coordine a las demás. Además, Netanyahu ya aclaró que su apoyo al Plan no significa, ipso acto, el reconocimiento de un Estado Palestino. Lo mismo piensa respecto a la Autoridad Palestina, que gobierna partes de la Cisjordania ocupada, no puede desempeñar un rol importante en el futuro de Gaza, sin antes someterse a una “reforma radical”. Incluso, advirtió que si Hamás no acepta la propuesta del mandatario estadunidense, Israel Mantendrá el asedio en Gaza hasta “terminar el trabajo”. E Israel “sabe hacerlo”… “Esto se puede hacer por las buenas o por las malas”, subrayó. Esto solamente aviva el sentimiento antisemita no solo en la zona, sino en muchas partes del mundo.

Días y horas cruciales. Después del anuncio formal del Plan de Paz, Trump no está seguro de colocarse otra estrella en la frente, como presumió en su escandaloso discurso en la Asamblea General de la ONU la semana anterior. De tal suerte, el martes 30 de septiembre le echó leña al fuego para aumentar la presión sobre Hamás, al advertir que la organización terrorista tiene “tres o cuatro días” para contestar al plan de paz diseñado en Washington y presentado en la Casa Blanca.

“Hamás lo hará o no lo hará, y si no lo hace, será un final triste”, declaró a la prensa. La advertencia no cayó bien la Franja, cuando se vive una de las peores crisis humanitarias de su historia, con más de 66 mil muertos de acuerdo a los informes de la autoridad local, cientos de miles de desplazados (450 mil personas desplazadas del norte desde el mes de agosto) y un territorio sometido a un bloqueo casi total.

Hamás anunció que revisará la propuesta con su liderazgo y otras facciones palestinas antes de decidir. Aunque el plan promete un fin a los combates y la liberación de rehenes, el grupo islamista rechaza el desarme.

Trump no ceja en lo anunciado: “los países árabes lo han aceptado (el plan), los musulmanes lo han aceptado e Israel lo ha aceptado”, afirmó.

En tanto fuentes de Hamás —bajo anonimato—, informaron que presentarán una respuesta nacional, pero que ésta podría tardar varios días por la complejidad de las comunidades, agravada por la agresión israelí a la sede de Hamás en Doha, capital de Qatar el pasado martes 9 de septiembre. Ataque por el que el gobierno de Netanyahu pidió disculpas al de Qatar.

Al respecto, el portavoz del gobierno catarí, Majid al-Ansari, se mostró optimista, aunque admitió que es “pronto” para una réplica.

Entretanto, como pilón al anuncio de Trump y Netanyahu, la Flotilla Global Sumud —la mayor manifestación marítima de ayuda internacional para los palestinos Hasta el momento—, avanzaba hacia Gaza con 500 activistas a bordo de barcos desde España, Túnez, Italia y Grecia, incluyendo algunos mexicanos. Los activistas transportan suministros médicos, alimentos y material escolar para paliar la crisis humanitaria del enclave palestino. Israel ha anunciado que no los dejará arribar. Y, a 32 kilómetros ya de la Franja, sufrieron un ataque con drones en aguas griegas. Esta historia está lejos de terminar. VALE.