Insisto, mientras el gobierno se entretiene con distractores y engañando a la población con asambleas callejeras en donde su universo es perfecto, íntegro y honesto. En tanto montan escenografías de acarreados en el zócalo para festejar el cumplimiento de un año en Palacio y elevar loas a AMLO, están dejando a la deriva asuntos de extrema urgencia, prioritarios y que ya muestran un peligro eminente de desestabilización.

Sujetos anormales han usado del lamentable crimen de un estudiante en el CCH Sur para lanzar una estrategia permanente de terror mediante avisos cobardes y anónimos de explosivos en instalaciones de la UNAM – el pasado lunes en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales–. Esto si tendría que estar en la primera línea de decisiones de la presidenta (con a) para frenar estos actos si es que su propia gente no está involucrada.

El rector Leonardo Lomelí ha extrañado precauciones, ha operado todos los protocolos de protección civil, ha convocado a su círculo más cercano de autoridades y ha emitido profundos señalamientos buscando la defensa de la Casa de Estudios y su autonomía. El esfuerzo único y primario es garantizar la seguridad del alumnado y personal universitario y cancelar toda posibilidad de frenar las actividades.

Pero cada día queda más claro que son personajes ajenos a la UNAM quienes activan acciones nefastas y criminales contra la Máxima Casa de Estudios y contra el país. Nadie en su sano juicio frena las actividades académicas por defender a Palestina y al otro día amenaza con volar construcciones detonando explosivos.

Si el dos de octubre no se olvida es que se mantiene en la agenda política de un gobierno y partido de izquierda que le conviene que prevalezca esa fecha para, como mercenarios, intentar desperdigar a otros gobernantes. Si Ayotzinapa prevalece es que el gobierno ha engañado y ha querido que no se aclaren las cosas porque están evidentemente involucrados. La complicidad entre autoridades y bandas criminales y de narcotráfico va más allá de ajustes electorales, sino de asesinatos a quemarropa para aquellos que se opongan.

La descomposición está patrocinada y fomentada desde las oficinas de la alta burocracia cometiendo y llegando ya a delitos muy graves. La UNAM no debe ser campo de batalla de estos imbéciles mentales que viven del daño a las mayorías. Los jóvenes exigen estudiar y prepararse. Reprueban caminar entre pasillos pintados con consignas políticas y que llaman a la barbarie. Los muchachos se unen a sus profesores y autoridades demandando que los políticos saquen las manos de la institución.

¡Con la UNAM no! ¡Con la UNAM no se juega! Quienes egresamos de esta Institución, quienes nos mantenemos activos en sus aulas, en sus bibliotecas, centros culturales y deportivos, áreas de investigación y espacios de recreación demandamos una posición clara, enérgica y contundente del gobierno federal poniendo fin a estos actos intimidatorios y atentatorios contra la vida. No queremos escuchar falsas arengas como las de AMLO acusando de derechización a la UNAM para preparar el terreno injerencista de desestabilización y dominio político.

Que Sheinbaum exigía la expulsión de los sujetos que tiene secuestradas varias instalaciones universitarias – no olvidemos que la UNAM es zona federal- que en el Congreso los diputados, todos, exclamen por la defensa de la educación y la libertad de cátedra en la UNAM e instituciones públicas. Que se dejen de medir fuerzas para saber qué político estuvo tras las vallas y quién saludó a la presidenta (con a) en su fiesta callejera del zócalo.

Que defiendan de una vez por todas al país, a sus instituciones, a sus jóvenes. Que no sean cobardes como hasta hoy que llegan del insulto y denostación en discursos públicos hasta notas anónimas que invitan a asesinatos. Están jugando con fuego y cada vez son más cínicos sus gandallas advertencias para provocar daño.

Se duelen que Trump acuse a las células criminales de terroristas, entonces que desde la mañanera nos definan cómo calificarían, ¿cómo llamarían, a estas notas de amenazas de bomba en la casa de los jóvenes estudiantes? Si el gobierno es ajeno a todo esto que así lo manifieste, que opere sus centros de inteligencia para dar con los culpables y que abiertamente se solidarice con la UNAM aportando todos los elementos para su protección.

Cínicos, piden paz para Palestina y sentencian a los muchachos a morir con bombas en su salón de clases. Repito: imbéciles (La palabra “imbécil” significa falto de inteligencia o tonto. También se usa para referirse a una persona con discapacidad intelectual y, hoy en día, es una palabra de uso común para un insulto que denota falta de inteligencia o torpeza. Proviene del latín imbecillis, que originalmente significaba “débil” o “débil de ánimo”).

Si alguien sabe de porros es precisamente en la oficina política más importante de la nación. Hoy me hirió emocionalmente ingresar a mi salón de clases y ver que es similar a una crujía, a una celda, toda pintarrajeada con las más inverosímiles frases. Fuimos interrumpidos por unos “compañeros” que luego de una semana de inactividad están llamando a paro por Palestina.

Fracasó su “asamblea” y la convirtieron en un conversatorio, platicatorio u observatorio para hablar de cualquier tema que le interese a la “banda”. Semivacía la facultad por la incertidumbre de las amenazas anónimas y cobardes. Es una tristeza permitir que todo esto ocurra en lugar de avanzar, progresar, instruir, educar y crecer como es la propuesta de nuestra Casa de Estudios.