El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), como originalmente se le denominó, es un acuerdo de intercambio de mercancías, bienes y servicios, que creó una zona de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México. Su objetivo principal fue el de eliminar las barreras arancelarias y no arancelarias al comercio y la inversión, para promover el intercambio comercial, generar empleos y mejorar las condiciones de vida de los tres países.
Fue suscrito aún bajo el gobierno de Carlos Salinas de Gortary en 1992 y entró en vigor el 1 de enero de 1994, más tarde fue renegociado y reemplazado por el USMECA o T-MEC el 1 de julio de 2020, con López Obrador y Donald Trump al final de su primer mandato.
Desde el 2020 Donald Trump había declarado que el NAFTA o TLC en español, era el peor tratado comercial jamás firmado por los Estados Unidos, en ese año los negociadores iniciaron una carrera para su renegociación y por complacer a los estadounidenses en sus exigencias Canadá, cedió en muchas áreas, como por ejemplo en la industria lechera; y México en diversas áreas de la industria manufacturera.
La semana pasada Jamieson Greer, representante comercial de Estados Unidos y homólogo del Secretario de Economía Marcelo Ebrad, declaró que como condición para poder renovar el T-MEC, México primero debe cumplir con el acuerdo vigente y señaló que existen áreas de incumplimiento por parte de nuestro país, criticó que se quiera proponer una ampliación o renovación del T-MEC, cuando ni siquiera se cumple con el actual acuerdo trilateral.
Hay que recordar que Estados Unidos demandó a México en un Panel para dirimir lo que consideraron violatorio del Tratado Comercial, particularmente por las contra reformas aprobadas el sexenio pasado en materia de energía, de agricultura y telecomunicaciones, y su cumplimiento dista mucho de haber sido atendido.
Trump sugiere concluir con el acuerdo comercial trilateral con Canadá y México, y negociar acuerdos binacionales por sectores con cada uno de los países vecinos. De esta forma estaría en ventaja y podría presionar con mayor fuerza a México en las áreas incumplidas como energía, agricultura y telecomunicaciones.
Este año nuevamente México superó a Canadá y a China en sus exportaciones hacia Estados Unidos, con 219 mil mdd en el primer semestre de este año, lo que representa más del 80% de las exportaciones totales de México, por lo que indiscutiblemente el T-MEC ha favorecido a nuestro país y sería un duro golpe que se planteara su desaparición.
Al margen de consideraciones con tintes ideológicos, la realidad es que la relación bilateral con los Estados Unidos, es una prioridad política para el gobierno mexicano. La agenda por tanto de nuestro gobierno debe tener presente, que los Estados Unidos es nuestro mayor socio comercial y también nuestro mayor acreedor. Nuestras economías son interdependientes. Y considerar que en su territorio viven y sobreviven un poco más de 18 millones de mexicanos, una buena parte indocumentados. Es por ello que para ambas naciones la relación con el país vecino del norte es una cuestión de seguridad nacional.
Debemos estar atentos a las declaraciones de Donald Trump y de su postura la vencimiento del plazo para imponer aranceles a México, pero también las declaraciones que emita el representante comercial de los Estados Unidos Jamieson Greer ya que manifestó que realizará una consulta a todos los sectores sobre el T-MEC para recibir comentarios al respecto, y a mediados de noviembre realizará una audiencia pública en donde dará a conocer los resultados.