Muchos, y entre ellos están los altos dirigentes de Morena, son de la opinión de que el desplazamiento del poder de ese movimiento está lejano. Esa es una posibilidad.
Otros, que pudieran estar equivocados, somos de la opinión de que la alternancia, si no es factible corto plazo, si es previsible que se dé una variante menos radical y más aceptable para los conservadores mexicanos y para la clase media, en general.
Las circunstancias indican que el desplazamiento de Morena del poder público pudiera implicar cierta dosis de violencia de parte de los opositores.
Las circunstancias que Morena tiene en mente para no entregar el Poder son, entre otras, las siguientes:
La general corrupción que se observa en el ejercicio del Poder Público.
La general incompetencia con que los morenistas ejercen el poder, en especial de los gobiernos que aportan más votos en las elecciones: Estado de México, Veracruz, Puebla. Jalisco y Nuevo León, que tienen lo suyo en cuanto a voto, pudieran estar en peligro de que Morena los pierda.
El despilfarro que existe de los recursos y fondos públicos.
La falta de controles del gasto público.
La inflación desmedida.
El fracaso evidente de los grandes proyectos realizados por AMLO.
Los compromisos de apoyo a Cuba, Nicaragua y Venezuela; los gobiernos de estas naciones no estarán anuentes en perder un aliado tan valioso y cercano.
El fracaso de la militarización del país: ineficacia, corrupción y carencia de supervisión y controles.
El crecimiento de los homicidios y de las desapariciones.
Dado a que, al parecer, en la actuación de los gobiernos emanados de Morena existen signos de corrupción
Los morenos, como animales de presa que son, ante una catástrofe como la que se observa en los estados de Veracruz e Hidalgo ya estaría en las calles exigiendo la renuncia del presidente en turno y el encarcelamiento de los responsables. No quitarían el dedo del renglón durante muchos meses.
La oposición no ha sabido capitalizar la tragedia. Finalmente se trata de un fracaso en previsión, falta de soluciones a largo plazo y de acciones improvisadas mal llevadas.
La delincuencia organizada pudiera intervenir para evitar que Morena sea desplazada del Poder a través de ejercer violencia y de aportar recursos a los candidatos que ese movimiento presente. La violencia pudiera implicar:
La eliminación de los candidatos de la oposición que se consideren viables;
El amedrentamiento de la ciudadanía en los estados claves para evitar que voten por los candidatos de oposición o, incluso, de que voten.
Morena, por su parte, para eliminar o neutralizar a los candidatos de oposición pudiera abrir procesos penales a los candidatos opositores sobre todo tomando como pretexto delitos fiscales o acusaciones de acoso sexual.
El desplazamiento de Morena del Poder implicará el encarcelamiento de varios de sus líderes, esa circunstancia pudiera llevar a los líderes de Morena a radicalizar su posición de no entregar el Poder y a la delincuencia organizada de impedir que una oposición que se conduzca de manera independiente acceda al Poder.
Bien que mal la delincuencia organizada ya conoce a los morenos y sabe que, con sus altas y con sus bajas, con ellos gozan de cierta libertad y alguna colaboración. En el caso es aplicable el dicho que dice Más vale malo por conocido, que bueno por conocer.
De una u otra manera entre la delincuencia organizada y algunos elementos del gobierno pudiera haber cierto grado de entendimiento. Circunstancia que pudiera desaparecer con unos nuevos gobernantes.
Existe el riesgo de que los EUA realicen ataques selectivos a los centros de producción de drogas, el que se haga implicará debilitar a delincuencia organizada y a la actual presidenta de la República. La suerte de ésta depende de que se emprenda o no esa acción. Un ataque en esas condiciones debilitaría a la presidenta Sheinbaum, a Morena y los privaría de eventuales o teóricas fuentes de aprovisionamiento
También pudiera implicar la entrega a las autoridades de los EUA de varios de los directivos o miembros de Morena
Morena, ante el fracaso de su proyecto, aceptará como candidato a la presidencia de la República a Omar García Harfuch.
Por haber dispuesto de manera irresponsable de los recursos del FONDEM, no existe dinero disponible para hacer frente a la tragedia.
Ante ese panorama, a la oposición le queda salir a las calles a protestar, a exigir soluciones y la renuncia de la actual presidenta. Una práctica para acceder al Poder de los izquierdistas es agitar y aprovechar cualquier error para debilitar al gobierno en turno y obligarlo a dimitir.
En este momento un reclamo justificado y fundado que pudiera hacerse a la oposición es que no aprovecha la circunstancias en la misma medida que, de ser el caso, lo hubiera hecho ante una tragedia como la que están viviendo los mexicanos. AMLO no tenía escrúpulos ni freno para medrar con la tragedia.
La renuncia en estos momentos de la presidenta de la República implicaría la realización de nuevas elecciones y en éstas, tal como se presentan las cosas, quien resulte como candidato de Morena, estaría en una situación muy desventajosa.
En todo ese contexto, de perderse todo el poder y conservar una parte, la presidenta de la República y la presidenta de Morena pudieran verse orilladas a procurar una vía en la que si bien pierdan parte del poder real, conserven cierta seguridad de que no se procederá penalmente en su contra y de algunos miembros cuestionables de su organización política.
En la oposición no hay políticos que tengan sed de poder. No hay alguien que sepa capitalizar los errores y omisiones de quienes gobiernan México tanto en el nivel central como en el local. Están anonadados por el arrastre de los líderes de Morena o espantados por el poder que ellos han adquirido.


