Si bien en México la política en materia salarial ha experimentado cambios importantes desde hace siete años, sobre todo respecto al incremento de los salarios mínimos, hay otros aspectos que deben considerarse para lograr un bienestar integral de los empleados y trabajadores de todos los niveles y sectores económicos, muchos de los cuales, alrededor de un 55 por ciento de la fuerza laboral, permanecen en la informalidad sin acceso a una estabilidad en el empleo, un ingreso fijo y seguridad social.
La tesis de la contención de los salarios para no disparar la inflación, aplicada por más de tres décadas por los gobiernos neoliberales ha quedado en evidencia como una patraña que protegió los ingresos y el enriquecimiento desmedido de la clase empresarial, a costa del empobrecido nivel de vida de millones de mexicanos.
Los aumentos a los mínimos resultaron una burla y un insulto al sentido común en gobiernos como el de Vicente Fox en que los salarios apenas y crecieron ocho pesos en todo su sexenio, caso similar el de Felipe Calderón Hinojosa, donde los salarios aumentaron durante su gestión en solo doce pesos. Y ni qué decir de Enrique Peña Nieto que apenas y concedió aumentos apenas por encima de los 20 pesos.
A partir del 2019, se autorizó un aumento del 19%, para llegar a un 20% en el 2020; 15% en el 2021; 22 por ciento en el 2022; 20% en el 2023; también 20% en el 2024; 12% en el 2025 y ahora 13% para el 2026. Esto es, un crecimiento del 256,5% para pasar de 102;68 pesos diarios en 2019, a 315;04 en el próximo año.
Debe considerarse que el daño al nivel de vida de la clase trabajadora, causado por la tecnocracia neoliberal incluyó además de pauperización salarial, despidos masivos como sucedió tras el cierre de la empresa pública, Luz y Fuerza del Centro (LyFC), en octubre del 2009, en que fueron echados a la calle de la noche a la mañana, 44 mil trabajadores afiliados al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
En el sexenio del ex presidente Felipe Calderón, que se autonombró, a manera de burla, el “Presidente del Empleo”, también quedaron cesantes más de 7 mil trabajadores de Mexicana de Aviación y un número considerable de mineros a raíz de las huelgas de Cananea, Sonora; Taxco, Guerrero; y, Sombrerete, en Zacatecas.
Actualmente, sin embargo, la lista de agravios sigue creciendo con los trabajadores despedidos tras el cierre de la agencia Notimex, de las Juntas Locales y Federales, y los despedidos en diversas áreas del Poder Judicial. Es por ello urgente y necesario que el gobierno plantee un cambio de rumbo para recuperar y fomentar la creación de empleos estables, bien remunerados a través de la Contratación Colectiva.
Otro elemento que debe revalorarse es que los salarios profesionales han quedado relegados respecto al aumento de los mínimos. Se estima que mientras los segundos han crecido a un promedio anual del 13,5% por ciento en los últimos siete años, los primeros apenas y lo han hecho alrededor de un 5,5%, pero hay sectores donde su crecimiento ha sido menor. Por ejemplo, durante el primer trimestre de este año, los salarios profesionales apenas y tuvieron un alza mínima de 0,012%.
Además, debe considerarse que la informalidad no solo afecta a la población sin capacidades ni estudios universitarios, pues un 26,8 por ciento de estos técnicos y profesionistas se ubican en este sector, lo que representa un serio problema para hombres y mujeres capacitados que están fuera de un mercado laboral estable y bien remunerado, lo que hace necesario replantear el esquema de trabajo en el país.
