Tenía que suceder. Dado su innegable talante racista, el 47º presidente de Estados Unidos de América, Donald John Trump tenía que recurrir a la añeja y sobada Doctrina Monroe, que de doctrina solo tiene la designación, para justificar una supuesta estabilidad en el hemisferio occidental con la bandera de “America First 2.0”, recurriendo a su poder militar, autosuficiencia económica, reconfiguración de alianzas internacionales (haciendo a un lado las antiguas como la que mantenía tradicionalmente con Europa, de la que ahora abjura porque las cancillerías del Viejo Continente “no saben qué hacer con el mundo de nuestros días”), al predominio estadounidense en América Latina y la lucha contra las migraciones masivas, aunque esto último haya sido la base fundamental para crear el gran país que fue Estados Unidos de América (EUA).

América, en el sentido que los estadounidenses le dan al término, solo existe a su conveniencia, porque desde hace 203 años el quinto mandatario de la Unión, James Monroe, la incluyó como dogma de la política exterior del vecino del norte: “América para los americanos”. México ha sido uno de los países más perjudicados por esa consigna,  al grado que en el siglo XIX (1848) perdió más de la mitad de su territorio. En suma, el magnate recurre —que no revive, pues infortunadamente la susodicha Doctrina no ha desaparecido desde el 2 de diciembre de 1823. Después de 202 años, quiere seguir “andando” como el whisky escocés Johnny Walker, que  empezó a destilarse desde 1820.

Trump seguramente no pasará a la historia como el “mejor presidente de EUA” —como tampoco lo será de México un tabasqueño cuyo nombre no quiero recordar aunque haya mexicanos que consideren un “honor” haber “estado con él”—, pero en ocasiones sus asesores no le fallan. Una de las grandes figuras políticas de lo que sería el “último imperio” indudablemente lo fue el virginiano James Monroe (1758-1831). En su juventud fue combatiente en la guerra de independencia (contra Inglaterra); diputado de Virginia en 1782, había nacido en el condado de Westmoreland, después sería gobernador de su entidad (1799-1802) y secretario de Estado del presidente James Madison, el cuarto, otro virginiano, y uno de los padres “fundadores de EU” (1811-1815). Al mismo tiempo, durante un año (1814-1815), fue Secretario de Guerra. Un año más tarde, 1816, fue elegido como el quinto Ejecutivo de EUA (1817-1825). Sus dos mandatos sirvieron para apaciguar la lucha de los partidos lo que facilitó una marcada estabilidad nacional.

En política exterior, su mensaje a la nación,  el 2 de diciembre de 1823, definió la “doctrina” que lleva su nombre, en la que estipulaba que los estados extranjeros no deberían intervenir en el continente americano y que los EUA, a su vez, no lo harían en las colonias europeas ni en los conflictos entre los estados europeos. Esta “doctrina”, que fue abandonada en las intervenciones norteamericanas en las dos guerras mundiales, dieron pie para el crecimiento de la influencia estadounidense en América Latina y la “justificación” (verdaderas invasiones) en Cuba, en Santo Domingo, en Grenada, en Panamá, y en el derrocamiento de gobiernos populares como en el de Chile con el médico Salvador Allende Gossens, y en otras partes.

Al paso de los años, la “doctrina” le ha servido al gobierno de EUA para muchos propósitos. La mayoría indefendibles. Ahora, el viernes 5 de diciembre, el gobierno republicano de Donald Trump la usa para redefinir su Estrategia de Seguridad Nacional 2025 en un documento de 33 páginas. Dicha estrategia se publica al inicio de cada administración estadounidense. Trump la describe como una hoja de ruta  para garantizar la supremacía nacional y coloca a su país en el centro de los esfuerzos por lograr la paz y estabilidad mundiales.

Concebida para desarrollar la visión “America First” (EUA primero) del magnate, la nueva estrategia del Tío Sam marca una reorientación de su política de los últimos años centrada en Asia, aunque continúa identificando a la República Popular China como su principal competidor.

“Estados Unidos debe ser la potencia preeminente en el hemisferio occidental como condición para nuestra seguridad y prosperidad, una condición que nos permita actuar con confianza donde y cuando sea necesario en la región”, resalta el documento.

En la parte titulada Corolario Trump, reafirma el residente en la Casa Blanca: “Después de años de negligencia, Estados Unidos reafirmará y aplicará la Doctrina Monroe para restaurar la preeminencia americana en el hemisferio occidental, y para proteger a nuestra patria y nuestro acceso a sus geografías a través de la región”.

“Negaremos a competidores no hemisféricos la habilidad de posicionar fuerzas u otras capacidades amenazantes, o de adueñarse o estratégicamente controlar bienes vitales en nuestro hemisferio”, agrega el documento.

Asimismo, sostiene que “este Corolario… es una restauración de sentido común del poder estadounidense y sus prioridades, consistentes con los intereses de seguridad americanos”. En la introducción del documento, se asegura que en sus primeros nueve meses de gobierno “hemos salvado a nuestra nación —y al mundo—, del precipicio de la catástrofe y el desastre”, y que esta estrategia es “una ruta para asegurar que Estados Unidos permanezca como la nación más poderosa y exitosa en la historia humana y el hogar de la libertad en la Tierra”.

En la parte dedicada al hemisferio occidental (el continente americano), donde se restablece la citada doctrina, la administración del empresario neoyorquino afirma que continuará buscando que sus socios en la región controlen la migración y crear una “estabilidad tolerable”. Y asevera que “premiará” al gobiernos, partidos y movimientos en la zona que “estén alineados con nuestros principios y estrategias”.

Además, propone un “reajuste” de la presencia militar estadounidense en la zona para enfrentar “amenazas urgentes en este hemisferio, dedicada a controlar la emigración y el narcotráfico. No solo esto, propone también “despliegues enfocados para asegurar la frontera y derrotar a càrteles, incluyendo el uso de fuerza letal cuando sea necesario…Estados Unidos tiene que ser preeminente en el hemisferio occidental como condición de nuestra seguridad y prosperidad, una condición que nos permite afirmarnos con confianza donde y cuando necesitamos hacerlo”.

En fin, también establece promover el retiro de lo que llama “influencia del exterior” del hemisferio y mantener como prioridad los negocios y los intereses empresariales estadounidenses por toda la región. En su proclama, el presidente Trump recuerda que en “los siglos, desde 1823, la doctrina de soberanía del presidente Monroe ha protegido a los americanos contra el comunismo, el fascismo y la intromisión extranjera”.

Con motivo de la publicación de la Nueva Estrategia de Seguridad, el mandatario declaró que está reafirmando esta doctrina, al tiempo que puso de relieve que desde que llegó nuevamente a la Casa Blanca, bajo este enfoque se “restauró el acceso privilegiado” por el Canal de Panamá, se ha restablecido el dominio marítimo estadounidense, frenado el tráfico de drogas por México, en la frontera sur poniendo fin a la “invasión de extranjeros ilegales” en la frontera sur y desmantelando redes de narcotráfico por todo  el hemisferio.

Pone punto final a la proclama: “Revitalizada por mi Corolario Trump, la Doctrina Monroe está viva y bien, y el liderazgo estadounidense está de regreso más fuerte que nunca antes”.

En el mismo documento, se hace una dura crítica contra las políticas migratorias y la supuesta censura en la Unión Europea (UE), haciéndose eco de las teorías de la  ultraderecha y advierte del posible “fin de la civilización europea” dentro de dos décadas o menos. Asimismo, el gobierno de Trump considera que a largo plazo varios miembros de la OTAN se convertirán en países “de mayoría no europea”, lo que abre el debate sobre si deberán continuar en la Alianza Atlántica y mantener las relaciones con EUA.

“Queremos que Europa siga siendo europea, que recupere su confianza en sí misma como civilización y que abandone su fallido enfoque en la regulatoria”, agrega.

Por otra parte, la admistración Trump reivindica en su programa los esfuerzos por poner fin a la guerra de Ucrania, un conflicto que, afirma, ha tenido un “efecto perverso” al incrementar la dependencia exterior de los paìses europeos, especialmente de Alemania. En este sentido, acusa a algunos líderes europeos de “gobiernos minoritarios inestables” de intentar sabotear las negociaciones de Washington con Moscú motivados por “expectativas poco realistas sobre la guerra”.

Sobre todo, el propósito de resucitar la Doctrina Monroe, es reforzar, Sin duda, la influencia del Tío Sam en América Latina, donde el gobierno Trump ataca presuntas narcolanchas  venezolanas en el Caribe y el Pacìfico, asegura que los días están contados para la dictadura de Nicolás Maduro obviamente con un cambio (todavía no especificado) en la desdichada Venezuela y tomar el control de recursos clave como el Canal de Panamá.

La Casa Blanca en su estrategia de Seguridad Nacional, establece como una de sus prioridades impedir un conflicto con China en el estrecho de Taiwán, subrayando que mantener la superioridad militar es “fundamental para evitar cualquier agresión”. Aunque el informe mantiene la ambigüedad de Trump respecto a una intervención directa en caso de que Pekín invadiera la antigua Formosa, enfatiza que “la defensa de Taiwán forma parte de los intereses de seguridad nacional de EUA”. También propone “re equilibrar” la relación económica y comercial con China para que resulte “mutuamente ventajosa” para ambas superpotencias.

El documento fija como objetivo que la economía estadounidense pase “de los 30 billones de dólares en 2025 a los 40 billones de dólares en la década de 2030”. Nada más. Aunque el estrafalario empresario convertido en presidente ya empezó a acusar el golpe de sus aranceles. La sociedad estadounidense se lo cobrará en poco tiempo más. Perder la alcaldía de Nueva York y la de Miami son más que simple avisos. En política nada es por casualidad, ni los puestos públicos son para siempre. Algo que no deben olvidar los “morenos” que están en plena francachela.

En fin, el Corolario Trump a la Doctrina Monroe, expone claramente los propósitos del presidente estadounidense al mundo, no sólo ante América Latina, sino ante Europa, Rusia y China. Nadie puede darse por ignorado. La diplomacia mundial ha cambiado. Trump quiere ser el eje del planeta. Ni la Vieja Europa, ni las capitales china y rusa se plegarán ante las demandas del magnate. Lo que quiere decir que los próximos tres años seràn convulsos. Nada tranquilos. México está en una situación difícil. Las relaciones con la Casa Blanca no son tan plácidas como lo pretende hacer creer el gobierno de la 4T. Un día el jefe de la Casa Blanca camela a la presidenta, al día siguiente la amenaza. Tiempos borrascosos. Nada halagüeños. Una vez más, vale recordar la realista  frase: ¡Pobre México, tan lejos de Dios, tan cerca de Estados Unidos! VALE.