Esto porque la IA los hace tan reales que hasta los expertos se rascan la cabeza. Imagínate: videos donde las orejas no se pixelan, los labios sincronizan perfecto y las sombras no fallan. En 2025, esto es la nueva normalidad, con gigantes como Google metiendo su herramienta SynthID en la app Gemini para que subas un video y te diga si es fake o no. Ya han marcado más de 20 mil millones de contenidos generados por IA desde 2023.

Pero no solo eso, el tema se pone heavy con los fraudes. Según reportes, un tercio de las empresas mundiales ya sufrieron deepfakes, igual que estafas viejas con documentos falsos. Los ciberdelincuentes venden “kits de persona” completos: caras sintéticas, voces clonadas y hasta historias digitales listas para usar. Y en lo personal, ¡uf! El 96% de deepfakes sexuales atacan a mujeres, lo que impulsó al gobierno del Reino Unido a banear apps de “nudificación” que crean imágenes no consentidas. Los casos de abuso infantil con IA se duplicaron, pasando de 199 en 2024 a 426 en 2025, y videos tan reales que ni los forenses los distinguen a simple vista.

Los pros de seguridad ya no te dicen “mira los detalles raros”, sino “confía en tu instinto”. Si algo te genera miedo, urgencia o emoción fuerte, para y verifica. Empresas como KnowBe4 lanzaron entrenamientos contra deepfakes, porque el 32% de líderes en ciberseguridad vio un pico en incidentes. ¿Y las herramientas? Hay cracks como las de OpenAI (98% precisión en sus imágenes), Hive o Intel FakeCatcher, que analizan ojos, sangre y metadatos para cazarlos en tiempo real.

Esto no es ciencia ficción, es ya. Plataformas inundadas, gobiernos reaccionando y nosotros aprendiendo a no caer.