Las casas de apuestas son parte del libre comercio
Por Benjamín Castro y María Luisa Gómez
El escándalo sobre el casino Royale tapó los aspectos fundamentales sobre el asunto. Es decir, se convirtió en un escándalo político, usado en contra de un alcalde y así se desvió la atención hacia cuestiones secundarias olvidando cuál es el origen real del regreso y la proliferación de los casinos en México.
El que haya sido Ciemex-Wefa, un organismo econométrico del Tecnológico de Monterrey en sociedad con la Warthon School de la Universidad de Filadelfia, dejar ver claramente la naturaleza del asunto. Los casinos son parte del “paquete” de la globalización y el libre comercio.
Si el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica entró en vigor a partir de 1994, a los dos años, es decir en 1996, el tema de la instalación de casinos en México ya se estaba discutiendo en el Congreso y el gobierno impulsaba el debate a través de la Secretaría de Turismo.
De los casinos se decía lo mismo que se dice de todas las “reformas estructurales” en estos días: que atraen la inversión, que esa inversión generará empleos, que nos hará más competitivos, que proporcionará ingresos muy altos a los gobiernos federal, estatal y municipal, que con ellos México se pondrá “a la altura” de los países desarrollados que hace mucho que los tienen.
Así que los casinos son tan parte del paquete globalizador como las privatizaciones o la inversión extranjera en los energéticos.
Podíamos decir que los casinos son el “flanco más débil” del proyecto imperial globalista porque exhiben, mejor que en ningún otro de los componentes, la naturaleza criminal del liberalismo.
En los casinos se lava el dinero y de otras actividades ilícitas. Los casinos están montados sobre una gran base de corrupción a nivel de funcionarios municipales, estatales, policías y además, causa una de las peores enfermedades mentales de la “modernidad”: la ludopatía.
Los casinos exhiben el sistema liberal monetarista como lo que es: una operación criminal y no un sistema económico. Así lo ha sido desde, cuando menos, 1763 en que se crea la Compañía de las Indias Orientales en Inglaterra, un organismo privado que de ahí en adelante haría la política exterior del imperio.
La Compañía de las Indias Orientales no sólo imponía el libre comercio sino que, como se vio en el caso de China, imponía a la fuerza el consumo de drogas y, por supuesto, las casas de apuestas. En donde podía legalizarlas lo hacía y donde no se podía las operaba fuera del territorio, en embarcaciones a un lado de las riveras de los ríos como hizo en el Misisipi o en los ríos de América del Sur.
El narcotráfico y los casinos forman parte consustancial del sistema liberal monetarista o de la economía de libre mercado.
Los autores son reporteros
del periódico Regio, de Monterrey.


