Promesas del “último dictador europeo”

Alexander Serikov

El signo de nuestro tiempo es que cada vez se reduce el número de gobiernos autoritarios y cobra fuerza la oposición política. Basta mencionar los ejemplos de Egipto y Libia. A la lista de tales gobiernos pertenece el de Belarús, ex república soviética, a cuyo presidente Alexander Lukashenko la prensa lenguaraz occidental bautizó con el título del “último dictador europeo”.

El mecanismo principal que este gobernante utiliza para combatir a su oposición política es meter a la cárcel a sus líderes. Muchos de ellos se encuentran detrás de las rejas. La Secretaria de Estado de EU Hillary Clinton durante su visita a Lituania en julio del año en curso exhortó a que  “Belarús liberara a los presos políticos y emprendiera el camino hacia los cambios democráticos”.

Y fue el 1 de septiembre -según publicó la agencia británica Reuters– cuando Alexander Lukashenko, tal vez  impresionado por lo que sucede en el convulsivo mundo musulmán o por quien sabe qué otra razón, prometió poner en libertad a todos los presos políticos de su país. La mencionada agencia posee la copia de la carta del titular de la política exterior de Bulgaria, Nikolai Mladénov, enviada a la jefa de la política exterior de la Unión Europea, Catherine Ashton, así como a los cancilleres del bloque europeo.

Como escribió Mladénov quien a finales de agosto tuvo un encuentro con Lukashenko, el presidente belaruso prometió liberar a los presos activistas de la oposición durante un mes y medio. También planea organizar mesas redondas con la oposición sobre los problemas del desarrollo del país. El canciller búlgaro mencionó en su carta que el deseo de Lukashenko de mejorar las relaciones con la Unión Europea evidentemente fue motivado por las sanciones económicas impuestas a su país por la UE en respuesta a las represalias emprendidas contra la oposición a raíz de los desórdenes que tuvieron lugar en la capital belarusa, Minsk, el 19 de diciembre del 2010.

En aquel día de las elecciones presidenciales la oposición realizó una masiva manifestación -acusando a Lukashenko de haber falsificado los resultados de las elecciones- con la participación de miles de personas. Fueron detenidos centenares de manifestantes y los tres contrincantes de Lukashenko, candidatos a la presidencia Nikolai Statkévich, Dmitri Uss y Andrei Sánnikov fueron condenados a seis, cinco y medio y cinco años de cárcel  respectivamente.

Alexander Lukashenko ya puso en libertad en agosto del año en curso a los diez opositores detenidos en diciembre del año pasado. Pero entre ellos no figuraron los tres candidatos a la presidencia encarcelados. En cuanto a los liberados, el servicio de prensa de la presidencia belarusa dijo que ellos “se dieron cuenta del carácter ilegal de sus acciones, aceptaron su culpabilidad y se arrepintieron sinceramente de lo hecho”.

Cabe señalar que los extranjeros que critican la situación de los derechos humanos en Belarús son tratados como personas non gratas. A partir de marzo del año pasado más de diez personas luchadores por los derechos humanos de Rusia y Ucrania fueron expulsadas de Belarús o no fueron autorizadas a entrar en este país.

Por ejemplo, Yuri Dzhabladze, miembro del Consejo  del desarrollo de la sociedad civil y derechos humanos adjunto a la presidencia de Rusia, fue declarado persona non grata por su actividad en pro de la defensa de los derechos humanos en Belarús y le fue negada la entrada a este país.