Suspendidos en el recodo del tiempo

 

S. González

Los Barrios Chinos en todo el mundo siempre son lugares misteriosos y de gran fascinación pero también han sido ocultos escenarios donde se desarrolla la vida cotidiana y silenciosa de miles de personas anónimas.

Estos barrios son fenómenos urbanos complejos moldeados por las penurias y añoranzas de los inmigrantes de ese grupo étnico y están cargados de leyendas, escribe en su libro La Nueva Conexión China el autor Peter Kwong.

Hoy los chinos son el mayor grupo de los que vienen del continente asiático a Estados Unidos seguidos por los filipinos, japoneses, indostanos, coreanos y vietnamitas.

Chinatown en Nueva York

Es el barrio chino más importante y poblado de todos los existentes en Estados Unidos y el lugar donde hay la mayor concentración de personas de

esa etnia en el Hemisferio Occidental.

Tiene un total de seis kilómetros cuadrados y sus fronteras son las calles Kenmore y Delancey por el norte, East y Worth por el sur, mientras que la Allen lo hace por el Este y Broadway por el Oeste.

Con una población estimada de 150 mil, Chinatown es el destino predilecto de los inmigrantes chinos aunque en los últimos años también es habitada por dominicanos, boricuas, vietnamitas y filipinos entre otros.

Es un lugar donde los precios de los bienes raíces se comparan con los de la alta clase media del Upper West Side en Manhattan por el impacto turístico que atrae.

En la ciudad de Nueva York se albergan un millón de asiáticos y existen otros estados con un elevado por ciento como son Texas, Nueva Jersey,

Illinois y Washington.

Inicialmente los mercaderes y marinos chinos llegaron a Estados Unidos a mediados del siglo XVIII y a pesar de que eran en su mayoría personas en tránsito algunos permanecieron en el puerto de Nueva York y se establecieron permanentemente.

Ya para el siglo XIX los chinos comenzaron a llegar en mayores números atraídos por las leyendas que circulaban entonces en California sobre la supuesta existencia de grandes yacimientos de oro y altos salarios en la construcción del ferrocarril transcontinental.

La añoranza

La inmensa mayoría llegaban con la esperanza de trabajar solamente durante unos pocos años para retornar a China y poder construir una casa propia y tener una familia.

Pero a medida que las minas aportaban menos y el ferrocarril se completaba tuvieron que buscar empleo en las tabaquerías y textileras donde se desataron conflictos por el temor de los obreros blancos a perder sus empleos ante este flujo.

Cuando la discriminación se volvió generalizada ocurrieron incidentes violentos y hasta masacres en la parte oeste del país, lo que hizo que muchos chinos se mudaran al este donde las ciudades eran más grandes y prometedoras.

Ya en 1880, el naciente enclave conocido como Five Points en el lado sur de la ciudad de Nueva York albergaba a mil 100 chinos y fue allí donde se gestó lentamente el barrio chino neoyorkino según el libro Chinatown: Un Portarretrato de una Sociedad Cerrada, del historiador Gwen Kinkead.

En esa misma década también se mudaron a la ciudad un grupo de chinos indocumentados que trabajaban en el estado de Nueva Jersey en una lavandería artesanal, lo que provocó un verdadero auge de este tipo de negocios.

El Barrio Chino de Nueva York fue autosuficiente y contaba con una estructura interna de asociaciones y negocios que ofrecían empleos, ayuda económica y protección.

Lejos de desintegrarse por el constante movimiento de sus pobladores, esta vecindad siguió su crecimiento y ofreció contactos y alojamiento generalmente para entre cinco y 15 personas hacinadas en un mismo apartamento.

Las leyes discriminatorias aplicadas por el gobierno estadounidense como el Acta de Exclusión contra los chinos provocaron que surgiera una “sociedad de solteros” y ya para 1900 la proporción en el barrio era de 150 mujeres para más de siete mil chinos.

Esa reputación alteró radicalmente el paisaje social de Chinatown con rumores de que en sus angostas calles existían lugares para fumar opio, para el juego ilegal y para la prostitución todo lo cual profundizó el antagonismo de los blancos.

Como en el barrio había trabajadores indocumentados apareció una economía clandestina que les permitía trabajar en pésimas condiciones sin tener que abandonar las pocas cuadras que conformaban su nuevo hogar.

Apareció una organización denomina Benevolente cuyas siglas eran CCBA la cual redactó una nueva constitución, impuso una serie de impuestos para los chinos neoyorquinos y literalmente gobernaba dentro de Chinatown durante  el siglo XX.

La pandillas On Leong y la Hip Sing se enfrentaron en guerras sangrientas que dejaron a los residentes  con temor a caminar por las calles del barrio, expone Bruce Edward Hall en su obra el “Té que Quema”.

En la década de los años 50 del siglo XX se expandieron allí la industria textil, el negocio de las lavanderías, las sastrerías y los restaurantes, todos los cuales se beneficiaban por la mano de obra barata de los chinos.

Hoy en las tortuosas y densamente pobladas calles de Chinatown el barrio compite con otras comunidades que florecen en Nueva York y le ofrecen a los visitantes restaurantes, mercados de pescado y frutas y tiendas de baratijas.

Otros barrios chinos en Estados Unidos están ubicados en Atlanta, Boston, Chicago, Detroit, Hawaii, Houston, Las Vegas, Los Ángeles, New Jersey, Philadelphia, Phoenix, Portland, San Francisco, Seattle y Washington DC.