Por mi libro La guerra injusta de Ciudad Juárez

 

Manuel Espino

Ante la guerra contra la delincuencia organizada, el peor error que podemos cometer como sociedad es retroceder en el camino democrático. Cancelar el debate, censurar la expresión de ideas, reforzar políticas públicas autoritarias, en fin, derrumbar lo que con tanto esfuerzo hemos construido.

Por ello, escribí un libro hace ya un año presentando propuestas de solución en materia de la lucha contra el crimen: La guerra injusta de Ciudad Juárez. Reflexiones y propuestas desde la trinchera ciudadana.

Se trata de un esfuerzo no solo mío: quiero dejar muy en claro que escribí este libro como un ciudadano más, como un padre de familia dolido y como un juarense indignado.

Hice mías las propuestas de muchas personas, de hecho en las páginas del libro cito las palabras de amas de casa, médicos, periodistas y hasta grafitis, que expresan con toda claridad el clamor de los juarenses por seguridad pública.

Es un libro crítico, pero trasciende la mera confrontación: presento propuestas probadas internacionalmente para crear la paz. No señalo errores únicamente, sino también caminos.

Pues esta semana pasada dicho esfuerzo por la paz, colectivo y ciudadano, fue galardonado con el Premio Nacional de Comunicación José Pagés Llergo 2010.

Este premio nacional es de larga data en el ambiente periodístico y cultural mexicano. Lo otorga la Fundación José Pagés Llergo. Ya son 16 las ediciones de este prestigiado premio.

Que este esfuerzo cívico fuera premiado me llenó de esperanza, no por mí, sino porque es una inequívoca señal de que las ideas que apuestan por las soluciones no violentas a la inseguridad pública están ganando terreno.

En el debate entre las diversas formas de combatir a la delincuencia, muchas veces parecen ganar los duros, los que creen que el fuego se apaga con fuego y que la violencia se combate con violencia. Este libro es todo lo contrario, porque los juarenses estamos convencidos de que sólo las soluciones sociales, económicas, educativas, nos permitirán construir la paz.

No pierdo de vista lo importante, que no es una premiación, sino la mayor exposición mediática que se dará a las alternativas de solución a la violencia que contiene el libro. No se trata de vender libros, sino de difundir tesis y generar diálogo, contrastar propuestas, abrir ventanas y puentes para que circulen las ideas que nos permitan terminar con la violencia.

Por todo ello, espero que la mayor difusión que mi libro recibirá gracias a este galardón contribuya a rescatar la imagen genuina de Ciudad Juárez: la de una comunidad que históricamente ha contribuido con grandes sacrificios a la paz nacional, pero que en este sexenio ha sido arrastrada a una guerra injusta hasta convertirse en la ciudad más peligrosa del mundo.

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