Centros comerciales, cines, teatros…

Por Genaro David Góngora Pimentel

A todos nos han horrorizado las tragedias ocurridas en nuestro país a causa de incendios accidentales o provocados. Quién puede negar que si existe una manera pavorosa de morir, es precisamente por la asfixia que produce el humo o simplemente cuando el cuerpo arde por las llamas.

Analizando esas tragedias, el denominador común que se encuentra es la ausencia de salidas de emergencia, bien porque están clausuradas, obstaculizadas, mal señaladas, mal colocadas o simplemente no existen. Uno se pregunta cuántos seres humanos se hubieran salvado por ejemplo en la Guardería ABC, en el News Divine y ahora en el Casino Royale, si los locales donde estaban, hubieran contado con las salidas de emergencia adecuadas.

Cuando me refiero a salidas de emergencia, hablo de puertas grandes que permitan salir al exterior, no a otro lugar bloqueado, no a un estacionamiento, no a escaleras o azoteas, sino a la calle. Lo anterior está establecido claramente por las diversas disposiciones sobre establecimientos mercantiles que tienen los diversos estados del país. A guisa de ejemplo, la Ley de Establecimientos Mercantiles del Distrito Federal, en su artículo 14 fracción XIV, precisa que los establecimientos mercantiles están obligados a tener a la vista del público las salidas de emergencia debidamente señaladas, así como la localización de los extintores, los cuales deberán contar con carga vigente.

Dichas salidas de emergencia deberán ser distintas del acceso principal y no deberán estar obstruidas en ningún momento. Asimismo, las autoridades están obligadas a verificar los requisitos de funcionamiento de un establecimiento mercantil y a sancionar incluso con la revocación de la licencia de funcionamiento, en los casos de incumplimiento.

Las tragedias en la guardería ABC, en el News Divine y en el Casino Royale son conocidas de todos, precisamente porque sucedieron y porque hubo la irreparable pérdida de vidas humanas, pero basta simplemente un análisis de los teatros y salas de cine a los que se acude regularmente con la familia, para percatarse de que sus dueños violan flagrantemente la disposición de referencia.

Veamos algunos ejemplos: las salas Cinepolis, y en especial la ubicada en Plaza Universidad, está situada en el cuarto piso de un enorme centro comercial con múltiples establecimientos que dan a pasillos; el lugar privilegiado que da a la calle está ocupado por un restaurante Vips, que prácticamente bloquea conjuntamente con el restaurante El Portón la entrada peatonal, invadida además la calle y aun dentro de la entrada, por vendedores ambulantes.

En el caso de las salas de cine del centro comercial Perisur, se puede decir exactamente lo mismo, así como en varias salas de Cinemex del World Trade Center o el Auditorio Nacional.

¿Por qué las autoridades permiten el funcionamiento de estos sitios? ¿Hay que esperar a que sucedan tragedias?