Alexander Serikov

Ha pasado casi un mes desde que Japón fue sacudido por un devastador sismo de 9 grados Richter provocando un maremoto con olas de casi 10 metros de alto. Destrucciones masivas, miles de muertos, desaparecidos y lo peor de todo – contaminación radioactiva. No es solamente un fuerte dolor de cabeza para Japón, sino una gravísima enfermedad contagiosa – mediante la irradiación nuclear – sumamente peligrosa para otros países, sobre todo los países vecinos.

El accidente en la central nuclear de Fukushima situada a orillas del mar causó serias averías en los tres reactores que funcionaban al momento del desastre natural. Se cortó el suministro de energía eléctrica lo que provocó el calentamiento de los reactores. Hubo una serie de explosiones y se detectaron fugas radioactivas. Para el 5 de abril el contenido de yodo radioactivo en el agua del mar en los alrededores de Fukushima superó el límite legal 5 millones de veces. A pesar de esto, la empresa operadora de la central nuclear TEPCO arrojó el pasado 5 de abril al mar el agua radioactiva. Según representantes de la compañía, esto era necesario para desocupar los depósitos para guardar allá otra agua todavía más contaminada con isótopos radioactivos. En la Agencia de Energía Atómica de Japón aseguraron que el agua que arrojaron al mar no representa ningún peligro para la salud humana. Antes los trabajadores intentaron resanar la grieta en el fundamento de cemento del segundo reactor a través del cual el agua sale al mar. Para ello bombearon allá una mezcla de polímero absorbente con aserrín y papel triturado. Pero esta operación no dio los resultados esperados. Entonces TEPCO planea echar químicos especiales alrededor del reactor para impedir que el agua penetre al suelo. Lo malo es que todavía no se ha detectado con exactitud la ubicación de esa grieta.

Debido a repetidos problemas por el momento sin resolver, se habló del posible cierre de la central nuclear de Fukushima. Y fue el 31 de marzo cuando el primer ministro japonés Naoto Kan consideró que esta central tiene que ser clausurada, informó la agencia japonesa Kyodo. También habló sobre el particular el secretario general del gabinete de ministros de Japón, Yukio Edano. Pero hasta el momento no se han tomado ningunas resoluciones oficiales al respecto.

Mientras tanto el contenido de partículas radioactivas en las aguas cercanas a la central crece. Sin embargo, las autoridades aseguran que esto no representa amenaza para la población ya que todos los habitantes de las zonas adyacentes al lugar del desastre fueron evacuados. Se reveló que la empresa operadora TEPCO fue criticada varias veces por violaciones en el manejo de la central de Fukushima y fue advertida sobre los posibles accidentes.

Otro paso además del cierre de Fukushima que planea dar Japón, sería hacer más estrictas las medidas de seguridad en las centrales nucleares, así como se anunció sobre la suspensión de la construcción de nuevos objetivos nucleares.

Al mismo tiempo las fuerzas de defensa de Japón junto con los elementos militares de EU realizaron a principios de abril un operativo para encontrar a los desaparecidos a consecuencia del terremoto y tsunami. ¿Cuántos cuerpos sin vida encontrarán bajo los escombros para poder sepultarlos como es debido? ¿Y cuántos nunca serán encontrados ya que las gigantescas olas del tsunami ya los sepultaron en la vorágine del mar? La agencia Kyodo que citó la Policía Nacional de Japón, informó en la primera semana de abril que el número de muertos alcanzó más de 12 mil personas y se consideran desaparecidas cerca de 15 mil 500 personas. Por lo visto, tomará meses antes de tener bajo control la averiada Fukushima y, desgraciadamente, los resultados del desastre del 11 de marzo serán todavía más trágicos.