Un análisis de dientes fosilizados, publicado en Internet por la revista Nature, añade más evidencia de que los dinosaurios de cuello largo llamados saurópodos —las criaturas terrestres más grandes— viajaban para saciar sus enormes apetitos.

Los científicos han teorizado desde hace mucho tiempo que los saurópodos anduvieron en busca de comida durante sequías, debido a sus rastros preservados y porque sus largas extremidades eran “móviles ideales” que les permitían cubrir distancias largas, afirmó el paleobiólogo Matthew Bonnan, de la Universidad del Oeste de Illinois.

El estudio más reciente es la mejor evidencia hasta ahora de que al menos un tipo de saurópodo “se dirigió a las colinas en busca de comida cuando los tiempos se pusieron difíciles en las tierras bajas”, señaló la paleontóloga Kristi Curry Rogers, del Colegio Macalester en Minnesota.

El nuevo trabajo fue encabezado por el geólogo Henry Fricke, del Colegio de Colorado.

Los investigadores analizaron 32 dientes de saurópodos recolectados en Wyoming y Utah. Los dientes provenían de herbívoros gigantes que deambularon por una cuenca semiárida en el oeste estadounidense durante el período jurásico tardío hace aproximadamente 150 millones de años.

Los saurópodos más grandes pesaban 100 toneladas y tenían una longitud de 36.5 metros (120 pies). El sujeto del estudio era más pequeño, de aproximadamente 18 metros de largo (60 pies) y 25 toneladas.

Los científicos pueden entrever la fuente del agua que bebían los dinosaurios al comparar el oxígeno preservado en el esmalte dental con el encontrado en sedimento antiguo.

Un análisis químico mostró diferencias en los dientes y en la cuenca donde quedaron enterrados los dinosaurios, lo que significa que debieron haber deambulado cientos de kilómetros en busca de comida y agua desde las planicies inundadas a tierras altas.

Fricke dijo que el movimiento al parecer estuvo vinculado con cambios de estaciones. Los saurópodos abandonaban la cuenca en el verano para buscar tierras más altas —viaje que tomaba aproximadamente cinco meses— y regresaban en el invierno.

En tiempos de abundancia, los saurópodos se habrían agasajado con una diversidad de plantas, incluidos helechos, belcho, coníferas y musgo, dijo John Foster, un curador del Museo del Occidente de Colorado, quien no participó en la investigación.