Cárdenas observa desde fuera

Por Felix Fuentes

Bien hizo Cuauhtémoc Cárdenas en poner distancia con el PRD —partido que se derivó de su primera creación, el Frente Democrático Nacional— vistos los sucios manejos de militantes actuales, los Chuchos en primer lugar, y manipuladores como Marcelo Ebrard y Manuel Camacho Solís.

Cuauhtémoc ha de disfrutar la Medalla Belisario Domínguez que le va a colgar el presidente Felipe Calderón —no con gran entusiasmo por su calidad de panista—, y ver desde fuera los destrozos que hacen de la izquierda las nefastas “tribus”, plagadas de  ávidos de  poder y de cuantos recursos económicos estén a su alcance.

El propósito avieso de Nueva Izquierda —de los Chuchos— de ligarse al PAN para impedir el regreso del “corrupto” PRI, la condujo a exhibir sus ambiciones de dinero y elevados puestos políticos, sin medir que su falsa ideología quedaba por los suelos y se enredaría en peores problemas.

Un ejemplo de las pésimas alianzas con el PAN es el estado de Puebla, a cuya elección se sumaron en bloque los “izquierdistas” para hacer ganar al tránsfuga del PRI, Rafael Moreno Valle Rosas. Este mandatario se luce, lleno de felicidad, con el presidente Calderón y desprecia a los perredistas. ¿O cuándo lo han visto al lado de Andrés Manuel López Obrador?

Lo mismo pretendieron los Chuchos en el Estado de México, pero Andrés Manuel y Alejandro Encinas se opusieron al cochichucho —según lo califica Dolores Padierna— y sabemos lo sucedido, el PAN no logró por sí mismo ni la mitad de los votos alcanzados por el PRI. Quedó en ridículo Camacho Solís, quien ya se sentía en Los Pinos con su amigo Ebrard con el proyecto de armar la coalición en el Estado de México.

Camacho y Ebrard, ambos ex priístas, no tienen una pizca de luchadores sociales, y los Chuchos, Ortega y Zambrano, han ofrecido pruebas de que tampoco son  de la izquierda. Sólo van a lo suyo.

Ebrard ha repetido hasta el aturdimiento que debe haber una candidatura presidencial  de izquierda. Esto va a suceder, sin duda, pero no para postularlo a él. Es obvio que López Obrador se queda solo, después del caos electorero perredista de hace ocho días.

Debido al desorden evidente en el interior de PRD, el Tribunal Electoral del Poder de la Federación ordenó la renovación de los órganos de dirección de ese partido. El líder del partido amarillo, Jesús Zambrano, debió advertir que  él y sus seguidores serían derrotados y con la ayuda del gobierno capitalino procedió a captar votos mediante la entrega de despensas.

Como tampoco tuvo éxito Zambrano con esa artimaña,  gente del Gobierno del Distrito Federal tomó las oficinas de Expo-Reforma de la Canaco, donde funciona el órgano electoral capitalino. De esto acusó Dolores Padierna a Ebrard. Ella es incondicional de López Obrador.

Exhibido en sus maniobras, Jesús Zambrano propuso una mesa de diálogo con las tribus perredistas para “unificar al partido” y llevar a cabo las elecciones que fueron suspendidas en cinco estados y en el Distrito Federal. Se repite la historia del PRD:  Jamás se ponen de acuerdo para renovar a sus dirigentes y terminan de pleito.

Por supuesto, Marcelo Ebrard se lava las manos de la compra de votos, entrega de despensas y toma de oficinas, según denuncias de los lopezobradoristas. Y todavía clama por la encuesta abierta, esperanzado en  ganar a López Obrador. Se necesita cachaza.