Aloyma Ravelo
Reír 12 veces al día por lo menos, es una magnífica terapia que recomienda mi amiga y excelente psiquiatra doctora Elsa Gutiérrez. Y es que la risa es sanativa, aseguran recientes estudios al describir que tres minutos riendo intensamente, equivalen en salud a cerca de 10 minutos de ejercicio aeróbico. Créalo o no, pero parece que sí.
Cuando nos reímos con ganas, los pulmones pueden llegar a inspirar hasta 12 litros de aire, en lugar de los seis habituales, fortalecemos el corazón, facilitamos la digestión al hacer vibrar los intestinos y mejoramos el estreñimiento, así como reducimos la hipertensión aumentando el riego sanguíneo, comenta el psiquiatra William Fry, quien ha estudiado los efectos de la risa durante más de 25 años.
Otro importante buen efecto en nuestro cuerpo de reír a mandíbula batiente es su poder antidepresivo y su efecto maravilloso para estimular las endorfinas, conocidas como las hormonas de la alegría o la felicidad, por ser responsables de nuestra disposición para sentir placer, buen ánimo y bienestar.
Los psicólogos suelen recomendar a sus pacientes la buena ventura de reírse. El buen humor es una de las grandes claves de la realización personal. Para avanzar en el camino de la deseada “autorrealización”, un paso seguro debe ser la conquista de la necesaria cuota de humor en la vida.
Recomienda una amiga, decana de la vida y fanática de los refranes, que es bueno tener dinero y las cosas que el dinero puede comprar, pero es más importante ponerse una que otra vez a meditar acerca de no correr ciertos peligros, como no haber perdido las cosas que el dinero no puede comprar.
Sin embargo, para mucha gente, la risa es como si se la cobraran a precio de oro. Les cuesta soltarse, y se pasan la vida deteniendo la carcajada, sellándola, controlándola, para apenas esbozar una tibia y tímida sonrisa. Si conoce a alguien así, recomiéndele estas líneas.
No es menos cierto que hay quienes se dejan apabullar por la rutina, aunque el cubano tiene gran sentido del humor y acostumbra a reír hasta de sus propias desventuras. Y qué bien haber desarrollado ese antídoto contra los malos momentos que todos, en este mundo, tenemos a montones.
Reconoce una antigua sentencia que reírse de uno mismo enseña a divertirse con las extrañas y absurdas cosas que nos suceden. Es la señal de madurez que siente el que está seguro de sí mismo.
Decían los sabios
“La alegría del alma forma los bellos días de la vida”, hermosa frase de Sócrates, mientras que Aristóteles no se quedaba atrás y sentenciaba: “La risa es un ejercicio corporal, valioso para la salud”.
Ya en la antigüedad se daba crédito que la risa es fuente de bienestar físico y mental. La risoterapia es una técnica actual que se aplica con éxito para mejorar los estados de estrés, amargura, insomnio, y hasta para sanar el mal de amores.
En una clase de risoterapia las personas “no se ríen de”, sino que “se ríen con”. En este sentido, los risoterapeutas utilizan técnicas que combinan la expresión corporal, la música y la danza con los ejercicios de respiración y los masajes para conseguir una risa natural.
“Reír de”, como es el caso de reírse de alguien o tomarlo como blanco de las bromas, es una forma muy burda de hacer humor, dañina y que menoscaba a quien es objeto de tales prácticas.
Por desgracia hay algunos humoristas que en sus presentaciones públicas y show, eso es precisamente lo que más hacen. Vale mejor el chiste pícaro, ingenioso que no suele humillar o ridiculizar a alguien.
El buen chiste, la anécdota y la humorada siempre nos recuerdan lo grato que es reírse cuando se trata de las buenas ocurrencias, de ese auténtico desafío con lo que no se esperaba.
Fuente de vida
Diversas investigaciones internacionales señalan que quienes han vivido alegremente, al demostrar como norma y hábito, más optimismo que pesimismo, tienen una longevidad satisfactoria. No hay cosa más tierna que ver reír a un niño, pero no hay cosa más aleccionadora que la buena risa en quien peina canas.
El doctor Lee Berk, uno de los principales investigadores mundiales del buen humor y sus efectos en la salud, verificó en uno de sus estudios al respecto que las personas expuestas a sesiones de buen humor reducen las concentraciones de hormonas que provocan la tensión. Para su estudio, Berk examinó muestras de sangre de individuos antes y después de que vieran videos cómicos.
Groucho Marx, actor, comediante y escritor norteamericano, solía decir que poder reír es lo mejor que le había pasado a la humanidad. Vivió y murió este hombre haciendo gala de su desbordante sentido del humor. Escribió un breve epitafio para que apareciera escrito en su tumba, una simple frase escrita en la piedra. Dice: Perdonen si no me levanto…


