Por el bien del PRI

Alfredo Ríos Camarena

A partir del 7 de octubre, fecha en que se abrió formalmente el proceso federal electoral, han arreciado los ataques y las pugnas en todos los partidos políticos nacionales; no es difícil que empiece una “guerra sucia” para desacreditar y descalificar a partidos y candidatos, especialmente con acusaciones que provengan de la autoridad federal o de autoridades locales, pues como hemos comentado en otras ocasiones, mientras la Procuraduría General de la República y las procuradurías estatales sean instrumentos al servicio de los poderes ejecutivos, federal y locales, siempre existirá una sombra de duda en su imparcialidad, en asuntos políticos.

En efecto, en las elecciones locales de Guerrero y de Jalisco, poco antes de los comicios, se fincaron acusaciones que fueron filtradas a la prensa, en donde se señaló a los candidatos priístas como responsables de posibles ilícitos; estas acusaciones que nunca fueron probadas incidieron en los resultados finales en estas dos entidades federativas, por lo que hoy, más que nunca, se debe evitar este tipo de acciones que tuercen y manipulan el sentido de la democracia.

El PRI sigue posicionado en todas las encuestas y sondeos de opinión publica, como el partido de mayor presencia y con las mejores posibilidades de obtener el triunfo electoral, por eso, quienes militamos en este instituto político debemos cuidarlo y evitar, hasta donde sea posible, los ataques arteros.

Desde hace pocos meses, se ha venido insistiendo en que en Coahuila, que fue gobernada por nuestro presidente Humberto Moreira, existieron irregularidades administrativas y probablemente penales; no podemos ni debemos permitir que estas temerarias afirmaciones, que no han sido jurídicamente probadas, puedan afectar el camino al éxito que ha trazado el PRI; por eso, en estas líneas, y con un profundo respeto, apelo a la solidaridad partidista de nuestro compañero Humberto Moreira, para que sacrifique su posición personal, renunciando a la presidencia del PRI, antes de que se contamine el proceso electoral, con acciones que pudieran lesionar la ruta del triunfo en que estamos insertos.

No se trata, por supuesto, y de ninguna manera, de atacar a nuestro presidente, sino de preservar la institución frente a una andanada sucia; estamos en tiempo, es la hora oportuna, pues en la primera quincena de noviembre, nuestro partido iniciará la selección interna de donde surgirá nuestro candidato a la Presidencia de la República, en donde, por cierto, lleva una ventaja importante el ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto.

Estas letras pueden ser dolorosas, pero creo que estamos en el momento necesario para evitar que nos afecten los hechos que hemos aludido. Sabemos que el presidente Moreira es un hombre probado en su valor y en su militancia priísta, y por eso expresamos esta opinión de que —en una profunda reflexión— decida nuestro compañero presentar su renuncia a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Seguramente en su tiempo y momento, el partido le retribuirá su necesario sacrificio.