Los alcances del triunfo
La reelección de Cristina Fernández es la culminación de una larga trayectoria política que se inició en su época de estudiante en la Universidad de La Plata, donde conoció a Néstor Kirchner, con quien contrajo matrimonio y se fueron a vivir a la provincia de Santa Cruz.
Los dos iniciaron allí sus carreras profesionales y desarrollaron una gran actividad política que a ella la llevó al Parlamento local y luego al nacional, mientras él fue elegido intendente y ella fue la jefa de su campaña electoral.
En esa época crearon el Frente para la Victoria, que es el partido político a través del cual ambos desarrollaron una ardua actividad que culminó con la conquista de la Presidencia de la República que ejerció primero Néstor Kirchner y al finalizar su periodo ella fue la candidata y ganó los comicios.
Fue la primera mujer argentina en acceder a ese cargo a través de elecciones, antes lo había desempeñado la viuda de Perón porque era la vicepresidenta del país. Ahora, la mandataria ha batido otros récords, en el cumplimiento siempre del proyecto de Calafate, cuyos detalles siguen sin conocerse aunque el contenido se aprecie en los hechos.
En esta oportunidad la presidenta obtuvo el mayor porcentaje de votos desde las elecciones de 1983 y es también la que ha obtenido la mayor diferencia con el que llegó en segundo lugar, superando con creces el mínimo que marca la ley.
Pero, además, tendrá mayoría absoluta en el Parlamento, lo que le permitirá desarrollar su programa sin cortapisas. Esto ha significado que se le reconozcan por fin sus capacidades y que ya no se la siga mirando, como sucedió en la primera elección, como una mandataria impuesta y dirigida por su esposo.
Una analista argentina señaló que en esta elección se produjo un cambio de época y que la presidenta es una figura “que logró lo que logró sin deberle nada a nadie. Ella fue el fruto de su reinvención como líder y ahora está en condiciones de timonear al país en ese cambio”.
Y, coincidentemente, apenas terminado el proceso electoral se cumplió el primer aniversario de la muerte de Néstor Kirchner, a quien se le rindió homenaje por sus realizaciones y por el nuevo sentido que le dio a la política argentina, que atraviesa ahora por una nueva etapa.
Los retos
Los logros de la presidenta en estos comicios son importantes. En lo netamente electoral, obtuvo avances significativos en sectores como la clase media, en particular, la que no votaba por el Frente por la Victoria, por haber surgido del peronismo.
No hubo convencimiento político para lograrlo, sino que fueron las acciones concretas del gobierno las que determinaron ese cambio, como los acuerdos alcanzados en el campo, por ejemplo, con las cooperativas y los pequeños productores.
También ha sido importante la creación del Ministerio de Seguridad, que junto al equipamiento de las policías ha establecido una relación entre ciudadanos y policías a través de los foros vecinales, lo que implica, como señaló un periodista argentino, que “ya no deciden los comisarios”.
Los planes de salud ahora llegan también a los sectores medios, así como leyes que le costaron mucho esfuerzo y tiempo a la presidenta hasta que entraron a regir, como la que tiene que ver con la propiedad de los medios de comunicación a la que se le puso un límite.
O cuestiones aparentemente tan simples como permitir el acceso de los sectores de menores ingresos a los avances tecnológicos, como fue la entrega gratuita de una cantidad millonaria de dispositivos que permitieron acceder a la transmisión del pasado mundial de fútbol a los que no podían cambiar sus televisores.
Son muchos los elementos que confluyen en este triunfo, lo realizado por Néstor Kirchner durante su presidencia es parte de ellos y marcan una etapa de un proyecto que sigue vigente y fue refrendado en esta ocasión.
Los demás sectores políticos han reconocido el triunfo y ahora tienen como tarea entender los hechos como son, porque la diferencia entre las votaciones obtenidas por ellos y la de la mandataria es astronómica.
El conglomerado que llegó en segundo lugar obtuvo el 17 por ciento de los votos frente al 54 por ciento de la presidenta y los demás bordean el diez por ciento. Los más realistas, como el jefe de Gobierno de la capital, Buenos Aires, se anticiparon a lo que vendría renunciando a postular a la Presidencia.
Y mientras en el plano político viene ahora una etapa de análisis, continúan los juicios a los violadores de los derechos humanos durante la dictadura militar. Los generales que tuvieron más poder y que incluso se autonombraron presidentes de la república tienen no una sino varias condenas de cárcel a perpetuidad.
La última sentencia se conoció después de los comicios y en ella uno de los condenados fue el ex capitán de corbeta Ricardo Ángel Cavallo, torturador, detenido en México cuando bajo un nombre falso se aprestaba a viajar a España.
De todos los países que vivieron bajo dictaduras, Argentina es el que abrió y tiene aún pendientes más juicios a violadores de los derechos humanos, incluso se han reabierto casos de militares amnistiados en gobiernos anteriores.