La crisis política sigue tiñendo de sangre a Siria. Doce personas más murieron el miércoles por los disparos de las fuerzas de seguridad en distintas ciudades del país.

Imágenes grabadas con teléfonos móviles en Homs, la tercera ciudad siria, muestran escaramuzas entre soldados y opositores al régimen de Bachar Al Asad.

La Oficina de Derechos Humanos de la ONU, estima que unas 3 mil 500 personas han muerto en Siria desde marzo, cuando estallaron protestas sociales inspiradas por los sucesos de Túnez y Egipto, en tanto el ejército redobla sus operaciones para acabar con la resistencia en Homs.

Pese a que el 2 de noviembre el régimen sirio llegó a un acuerdo con los miembros de la Liga de Estados Árabes para iniciar conversaciones con la oposición y retirar los tanques de las calles, sus fuerzas de seguridad irrumpieron en los barrios de Homs el domingo pasado y comenzaron a enfrentarse con los manifestantes provocando 60 muertes justamente en la celebración de la Eid al-Adha, la principal fiesta musulmana.

Francia y Gran Bretaña intentan aumentar la presión internacional sobre Damasco y el fortalecimiento de los lazos con la oposición siria para que termine el baño de sangre.

La Unión Europea prepara la congelación de los créditos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) a Siria y estudia nuevas sanciones sobre el régimen de Al Asad.

Diferentes potencias occidentales y árabes consideran también la expulsión de Siria de la Liga Arabe.

Redacción/aca