Al son de una guitarra

Guadalupe Loaeza

En su libro Historia de la música popular mexicana, Yolanda Moreno Rivas dice: “En la actualidad, se considera al corrido como un género académicamente respetable y digno de la atención de eruditos y profesores de literatura”. Al corrido también se le clasificaba erróneamente como género épico-lírico y narrativo.

Según el investigador don Vicente T. Mendoza, el corrido es no sólo un descendiente directo del romance español, sino aquel mismo romance trasplantado y florecido en nuestro suelo. Es importante decir que el corrido se empezó a cantar antes de 1810, pero cuando llegó a consolidarse como un verdadero género popular fue durante la Revolución.

Dice la autora que el corrido revolucionario fue también un estupendo vehículo de las ideas revolucionarias y contó con la colaboración de un ejército de poetas anónimos. Estos corridos narraban batallas, sitios, asaltos, hazañas, biografías de héroes, traiciones, fusilamientos, cuartelazos y hasta discursos políticos.

Todos los revolucionarios eran evocados en estos corridos, desde Pancho Villa, Victoriano Huerta, Venustiano Carranza, Emiliano Zapata, hasta soldados rasos, los verdaderos hijos del pueblo. Entonces los corridos eran como un periódico cantado, al son de la música de una guitarra, una guitarra sexta, un guitarrón, o un arpa, los cantantes narraban los últimos acontecimientos que habían sucedido en algún estado de la república: Señores, voy a contarles / lo que pasó en Veracruz / el 25 de junio / del año 79 (1879) / Ay, amigos míos / les voy a contar/ lo que me ha pasado en esta ciudad: / entraron los Yankees / me arriesgué a apedrear…

Honor a quien honor merece, habría que decir, respecto a Los Tigres del Norte. El grupo musical creó en el año 2000 una fundación con su nombre, la cual fomenta la preservación de la cultura y tradiciones musicales mexicanas así como el rescate y estudio de grabaciones de diversos artistas y músicos, realizadas desde principios del siglo pasado, mismas que forman parte del acervo más extenso de música popular mexicana y mexicano-estadunidense. Según el último ejemplar que se publicó de la revista Somos, la Colección Strachwitz-Frontera reúne más de 14 mil títulos en discos de 78, 16 mil acetatos de 45 y 33 rpm. y casetes. Todos grabados entre 1906 y 1995. Este organismo creó a su vez el Fondo Los Tigres del Norte-Universidad de California en Los Angeles, destinado a la investigación y difusión de la música popular. Durante cinco años, la fundación recibirá 100 mil dólares anuales. Con la primera remesa del 2001 se inició el proceso del copiado digital.

A principios del 2003 se podían consultar, en la biblioteca de la Universidad de California en Los Angeles, 7 mil 200 títulos. Gracias a esta iniciativa, maestros y estudiosos tienen la oportunidad de ahondar en sus investigaciones musicales en diversas disciplinas, como etnomusicología, literatura, folclore, ciencias políticas, culturas del mundo y las artes.

Por último, no puedo dejar de confesarles a mis lectores que la primera canción que aprendí a cantar a los cuatro años fue el corrido de Juan Charrasqueado. Por eso me despido cantando aquello de: “Voy a cantarles un corrido muy mentado, lo que ha pasado allá en la hacienda de La Flor, la triste historia de un ranchero enamorado, que fue borracho, parrandero y jugador…”