Por la “grave afectación” que sufrió la sala principal del Palacio de Bellas Artes, la sección México del Consejo Internacional de Sitios y Monumentos (Icomos) interpuso una denuncia ante el Centro de Patrimonio Mundial de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
La arquitecta Olga Orive, presidenta de la sección México de Icomos, de acuerdo con otros especialistas, consideró que los daños fueron los siguientes: El foro, que estaba inclinado, se colocó horizontalmente y se elevó, lo que impide observar, como antes, todo el escenario, es decir, se afectó la isotópica de la luneta y de los anfiteatros del segundo piso. La acústica fue igualmente afectada. Se consideró que la torre de tramoya debió ser actualizada, pero al decir de los expertos, como el ingeniero Domingo Pànico, no requería ser sustituida. Se coincide en que el cambio del cableado eléctrico, una cirugía menor, sí era indispensable. Entre los especialistas que participaron están los arquitectos Víctor Jiménez, Carlos González Lobo y Carlos Flores Marini, entre otros.
Se sustituyó con butacas que algunos califican como “tipo cine”, la antigua butaquería que se desechó con el argumento de no ser original. El telón, ante el escándalo de algunos comentaristas, como Verónica Medina, se convirtió en souvenirs. El arquitecto González Lobo resume los daños en la visibilidad, la acústica y la salida del público. Se comenta que al reponer algunos vidrios de los emplomados se alteró su diseño. Algunos detalles de madera fueron sustituidos lo que afecta la decoración del recinto. A estas protestas se han unido, aparte de indignados ciudadanos, miembros de los grupos artísticos de Bellas Artes, como Ricardo Aznar, Sara Emilia Olvera y Luis Alberto Sánchez, entre otros. El ingeniero Domingo Pánico, quien realizó un proyecto en 2003 sobre los cambios que requería Bellas Artes, dice que era necesario el cambio de cableado eléctrico, y que en su dictamen se incluía restauración de las fachadas, y la consolidación de cantera y mármoles, pero de ninguna manera la remodelación de la sala principal.
La historiadora Guadalupe Lozada culpa doblemente al Instituto Nacional de Bellas Artes, ya que se trata, dijo, de la autoridad que debía resguardar el patrimonio artístico del país.
El documento de Icomos, con fotografías, se presentó ante Nuria Sanz, jefa de la Sección de América y el Caribe del Centro del Patrimonio Mundial, con sede en París. ¿Qué cabe esperar de la denuncia? La Unesco no puede obligar al INBA ni al gobernó de México a restituir la sala a su estado anterior, pero podría colocar al Palacio de Bellas Artes, en la categoría de Patrimonio Mundial en riesgo. La respuesta de la Unesco tardará, atienda o no la denuncia de Icomos, varios meses.
Teresa Vicencio, la directora del INBA; así como Alejandra Peña Gutiérrez, subdirectora general de Patrimonio Artístico Inmueble, y Francisco López Morales, director de Patrimonio Mundial del Instituto Nacional de Antropología e Historia, viajaron a París para presentar ante la Unesco su versión de la remodelación.
Hay que añadir que Icomos presentó ante la Procuraduría General de la República (PGR) una denuncia de los hechos.
Cabe añadir que el gasto de 700 millones de pesos que se dedicaron a la remodelación excede el presupuesto aprobado por los diputados que fue de 500 millones y que no hablaba de intervenir en la sala. Algunos intelectuales demandan una auditoría, consideran que la restitución de la sala a su estado original no sería tan costosa y exigen la renuncia de la directora del INBA, así como la de Consuelo Sáizar, directora del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).(CG)