Entrevista a Alejandro Villagómez/Profesor-investigador del CIDE
Moisés Castillo
¿O alguien creyó de veras en el millón de empleos a crearse cada año?, cuestionó alguna vez el escritor Carlos Monsiváis, tras nueve meses de gestión de Vicente Fox como presidente de la república. Un sexenio después, el entonces candidato presidencial, Felipe Calderón, se autoproclamó “presidente del empleo” y prometió crear al menos 800 mil nuevas plazas laborales anualmente. Sin embargo, el crecimiento raquítico de la economía exhibe sus promesas de campaña.
Pero no sólo existen justificaciones de los panistas; en los gobiernos priistas se defendió el “peso como un perro”, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo tuvieron debates casi interminables sobre la responsabilidad del “error de diciembre” de 1994. Hace poco más de 3 años, cuando iniciaba la crisis económica mundial que se originó en Estados Unidos, el entonces secretario de Hacienda, Agustín Carstens, minimizó la gravedad de la situación financiera.
“En el pasado a Estados Unidos le daba un catarro y a nosotros pulmonía. Hoy se puede decir lo inverso: a Estados Unidos le dio pulmonía y nosotros estamos con un catarro.”
Ese “catarro” derivó en una contracción de 6.5% de la economía en 2009 y en la pérdida de más de 440 mil empleos. Hasta julio de 2011, la tasa de desocupación se ubicaba en 5.27%, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Hasta el segundo trimestre de 2011, había en el país 2.6 millones de desempleados, mientras que en el mismo periodo 13.4 millones de personas estaban ocupadas en el sector informal.
Ahora, el gobernador del Banco de México anticipa que este 2012 México crecerá, pero no lo suficiente para crear empleos y abatir la pobreza, en gran medida por la complicada situación económica internacional.
“Esperamos poco impulso de la economía mundial a la economía mexicana, ciertamente esto se va a sentir desde el punto de vista de nuestras exportaciones”, resaltó Carstens en la 23 reunión de embajadores y cónsules en la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Además, advirtió que las “vacas flacas” traspasarán este sexenio y pronosticó que la economía mexicana crecerá entre 3.5 y 4 por ciento.
“No vamos a tener un entorno externo favorable los próximos cinco años por lo menos, Europa y Estados Unidos no van a tener un crecimiento económico acelerado… Sin duda, la asignatura pendiente que tenemos como país es cómo podemos pasar de crecer 3.5 o 4% a 6%, que es a lo que tenemos que aspirar.”
Asimismo, el Banco Mundial y el Departamento de Asuntos Sociales y Económicos de la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo advirtieron que el mundo está “al borde” de una recesión económica global similar a la de 2008, debido a la deuda soberana europea, a las medidas de austeridad y al preocupante aumento del desempleo.
Este panorama sombrío afectaría las expectativas de crecimiento económico de México para 2012.
La economía mexicana, según el escenario base de la UNCTAD, crecería a 2.5% este año, lo que implica un menor ritmo que el año pasado.
En tanto, el Banco Mundial señala que el crecimiento de la economía de México alcanzará una tasa de 3.2% este año, lo que muestra un deterioro de la expectativa que anteriormente proyectaba 3.7%.
Hace un par de semanas, el presidente Felipe Calderón señaló que, en aras de quitar los “tapones que tiene el empleo”, se veía obligado a pedir respaldo a las fuerzas políticas que, dijo, se resisten a apoyar la reforma laboral.
“Y por esa razón no puedo dejar de reiterar, una vez más, mi llamado al Congreso, y ni siquiera a todo el Congreso; porque hay partidos que claramente la apoyan y partidos que claramente no la han apoyado. Y otros que están peor: que la han apoyado de palabra, pero que la tienen detenida.”
¿Qué medidas específicas se deben tomar para disparar el crecimiento económico y generar empleos? ¿Por qué México no crece a la velocidad que podría hacerlo?
Para Alejandro Villagómez, profesor-investigador de la División de Economía del Centro de Investigación y Docencia Económicas, existe un exceso de política en el proceso de tomar decisiones. Ante continuos procesos electorales los políticos van posponiendo medidas urgentes para el país.
“Hay una visión miope y cortoplacista de la clase política, no le conviene tomar ciertas decisiones que van a implicar un costo político. Necesariamente, reformas importantes siempre terminarán afectando a ciertos grupos, fundamentalmente a esos grupos rentistas que están muchas veces coludidos con los partidos políticos y que son fuente de votos importantes.”
El doctor en economía por la Universidad de Washington advierte que vendrán tiempos difíciles por la incertidumbre financiera de la Unión Europea y de Estados Unidos, por lo que la recuperación de la economía mexicana será frágil.
Reformas estructurales no son panacea
¿Cómo debemos interpretar este panorama económico sombrío que observa Agustín Carstens?
Qué bueno que el gobernador del Banxico se preocupe, pero esto es algo que conocemos de hace tiempo. El crecimiento en México, aun afuera de la situación de la crisis 2008-2009, ha sido raquítico, evidentemente no genera las condiciones que requiere nuestra economía, dados los niveles de pobreza. Es un gran problema saber por qué México no logra crecer a las tasas que se requiere, pero esto además se agrava con la crisis mundial y México ha venido funcionando mediante el motor de crecimiento externo, es decir, vía exportaciones. Nuestro principal socio es Estados Unidos y después de la crisis del 2009 sabíamos que la recuperación iba a ser lenta y frágil por las características de la crisis financiera mundial y es lo que estamos viviendo. México requiere una verdadera acumulación de capital, inversión y una mayor riqueza para resolver problemas que son profundos.
¿El gobierno federal está tomando las medidas adecuadas para “amortiguar” la crisis internacional?
Algunas sí, otras faltan. Este tipo de crisis tiene dos efectos fundamentales, grosso modo: las turbulencias y la volatilidad de los mercados financieros que provocan fluctuaciones de corto plazo importantes. En ese sentido, sí ayuda aumentar las reservas internacionales, favorece tener el crédito flexible con el Fondo Monetario Internacional. Esas son medidas adecuadas, pero una situación de crisis a largo plazo, no. Esto significa que nuestra economía crecerá poco los próximos años y ahí el tipo de medidas que se deben tomar son de otras características que implican las reformas estructurales, modificar las características del mercado interno para hacerlo más dinámico y, en ese sentido, el gobierno ¾no sólo el Ejecutivo, sino el Legislativo¾ no ha tomado las medidas suficientes para que tengamos una economía flexible y dinámica que pudiera garantizar un mayor crecimiento en el futuro.
¿Las tan mencionadas reformas estructurales son tan definitorias para despuntar económicamente y generar empleos?
En parte son las reformas. El término de reformas estructurales se ha vuelto como la panacea, la gran solución, pero por “reformas estructurales” se pueden entender cosas distintas. Lo que hay que discutir es la agenda concreta, el tipo de medidas que permitan modernizar nuestra estructura económica, en particular el mercado interno, que lo haga más competitivo y que permita al mismo tiempo una mejor redistribución de la riqueza.
¿Estamos lejos de que resurjan las crisis sexenales?
Sí, eso es una ganancia. Después de la crisis del 95, la famosa crisis del peso, las crisis sexenales afortunadamente tienden a desaparecer. En 2001 no tuvimos una crisis causada por la economía mexicana. En ese año hubo una leve recesión originada por Estados Unidos. En 2006 ocurrió una situación de crecimiento, pero lo que vamos a tener en 2012 no es producto de desequilibrios de nuestra economía sino por situaciones adversas de la economía internacional. Este esquema de crisis sexenales que nos llevaban a devaluaciones y contracciones importantes ha desaparecido.
Sin embargo, se dice que para salir de la crisis del 95 fue fundamental el TLC y ahora no se tiene nada para impulsar la economía…
El problema básico es que, de nueva cuenta, el motor de nuestra economía de las dos últimas décadas ha sido fundamentalmente el sector externo. La crisis del 95 fue una crisis local, el mundo estaba creciendo de forma importante y esta combinación permitió que en 1996 pudiéramos rebotar. Ahora la situación es muy distinta porque el mundo está en crisis, el mundo está creciendo lento y entonces nuestro sector externo no nos ayuda para crecer a mayores tasas. En este caso se requiere un mercado interno más dinámico, y es lo que no tenemos.
Cambios y avances
Existen muchas justificaciones de nuestra pobre realidad económica, tanto de los llamados Chicago Boys y los panistas; ¿no hay una receta eficiente?
Efectivamente hemos vivido décadas perdidas, pero sí ha habido cambios y avances. No podemos comparar la economía de los años setenta con la actual estructura económica. Sí ha habido avances, se han generado y modernizado algunos sectores, pero es cierto, no se ha logrado encontrar la fórmula que permita crecimiento acelerado como ocurre con otras economías emergentes o países similares como nosotros. Chile, por muchos años, mostró un crecimiento superior al 6%. En México no se ha visto eso desde hace mucho tiempo y ésa ha sido la discusión: qué es o qué nos está atorando. Una de las hipótesis más importantes es que no tenemos el marco institucional adecuado que permita lidiar con grupos de poder, grupos rentistas que terminan convirtiéndose en un obstáculo importante para el crecimiento.
¿La modernización económica pasa por privatizar sectores como el energético?
No necesariamente se debe privatizar. El papel fundamental es de toda la estructura de gobierno, incluyendo el Legislativo. Se deben tomar medidas que permitan ir construyendo instituciones que den mayor transparencia, seguridad y mayor consistencia en las acciones de política económica. Esto es lo que ocurre en el caso Chile: pueden cambiar de un gobierno socialista a uno conservador y, sin embargo, las líneas básicas de política económica se siguen manteniendo. Esto en México no se ha logrado por la falta de una estructura institucional que permita lidiar con grupos de poder anquilosados y que son un obstáculo. Estamos hablando de distintos monopolios y oligopolios que no permiten incrementar la competitividad.
¿Cómo calificaría estos cinco años del gobierno de Felipe Calderón en el plano económico? ¿Ha fallado como “presidente del empleo”?
El tipo de juicio es mixto. No me iría por el lado más politizado de acusarlo de autoproclamarse como el “presidente del empleo” y que no lo ha generado. Independientemente del partido en el poder, en un entorno de crisis mundial y recesión mundial de la magnitud que se vivió, difícilmente hubiera hecho algo distinto. Si bien se intentó mover por políticas de contra cíclicas tanto monetarias como fiscales, creo que nos quedamos cortos frente a otros países emergentes. Por otro lado, la administración actual ha tenido muchos problemas para poder pasar reformas importantes. Insisto, con la complicidad del Legislativo. Al final de la historia lo que nos importa a los mexicanos son los resultados y, en este caso, no se han logrado pasar reformas cruciales que permitan dinamizar la economía sobre todo el mercado interno.
¿Existe alguna receta o alguna fórmula que podamos adoptar de otros países que han crecido sustancialmente a pesar de las turbulencias mundiales?
Hay que generar las instituciones que permitan que eso suceda. Aquí por instituciones hablamos en el sentido más amplio de la palabra que usamos los economistas. Son instituciones que están solidificadas de tal suerte que, independientemente del partido político que llegue al poder, tienen bien clarificadas sus líneas de acción y son transparentes. Como lo que ocurre con el Banxico, se movió así cuando se le dio cierta autonomía, y si hubiera ganado en el 2006 otro partido, de todas formas el Banxico tenía claros sus mandatos y sus acciones. No digo que todas las instituciones deben ser autónomas, se pueden ir generando mecanismos institucionales que garanticen la continuidad y la transparencia, y la claridad de objetivos para que las políticas públicas tengan un mayor impacto.
¿Qué tipo de instituciones deben transformarse?
Por ejemplo, otra forma de generar un proceso de discusión en el presupuesto. La posibilidad de movernos a presupuestos multianuales, eso permitiría tener los mecanismos que garanticen que no van a llegar otros partidos para cambiarlos, y al mismo tiempo, la forma en que se presupuestan y se definen las reglas fiscales, que sean suficientemente transparentes y garanticen estabilidad a corto y largo plazo macroeconómico.
Hace mucho tiempo el escritor Carlos Fuentes hablaba de que lo mejor para el país era que el PAN manejara la economía y el PRD la política social. ¿Es fundamental un gobierno de coalición?
No estoy muy de acuerdo con eso. Pareciera una repartición del pastel para los partidos. Hablaría más de un gobierno que refleje un nuevo pacto nacional. Esa tesis que mencionas sería un caos: los encargados de la economía deben procurar cierta estabilidad y los de la política social les va encantar generar muchos programas para ganar electores, pero no se van a preocupar de cómo se van a financiar esos programas. Creo que lo que sí se requiere es un nuevo pacto nacional que redefina las reglas del juego, que permita una participación real de los mexicanos en la toma de decisiones y en donde las políticas que se tomen haya beneficios tangibles para la sociedad en su conjunto.