Este jueves la junta directiva de la Federación Egipcia de Futbol fue disuelta y sus miembros recibieron la orden de declarar ante los fiscales acerca de la violencia que dejó 74 muertos tras un partido de liga.

El primer ministro Kamal el-Ganzouri dijo las medidas en una sesión de emergencia del Parlamento, así como la renuncia del gobernador de Port Said y el jefe de la Policía local.

Decenas de aficionados murieron apuñalados o asfixiados cuando quedaron atrapados en un corredor, tratando de huir de rivales armados con cuchillos, porras y piedras, declararon testigos, en el peor incidente de violencia en este deporte en Egipto.

Muchos testigos culpaban a la Policía y a los militares gobernantes del país por no haber evitado los disturbios en la ciudad costera mediterránea de Port Said.

Varios legisladores acusaron a las fuerzas de seguridad de haber actuado así intencionalmente, a fin de avivar el clima de inseguridad que vive el país desde el derrocamiento de Hosni Mubarak el 11 de febrero.

Al menos 74 personas perdieron la vida y cientos resultaron heridas al término del partido del miércoles, cuando seguidores del equipo local, Al Masry, furiosos, invadieron la cancha y provocaron enfrentamientos y una estampida, sin que interviniera la Policía antidisturbios.

En declaraciones telefónicas a la cadena de televisión del club Al Ahly, el presidente de la Federación, Samir Zaher, anunció la cancelación y la apertura de “una investigación urgente de los acontecimientos, por un comité de investigación para mostrar la verdad al público”.

El jefe de la Junta Militar egipcia, Mohamed Husein Tantaui, ha ordenado que dos helicópteros del ejército se desplacen a Port Said (noreste) para evacuar a El Cairo al equipo del Al Ahli y a sus aficionados.

Las aficiones del Al Masry y del Al Ahly mantienen desde hace mucho tiempo una hostilidad que ya había causado en el pasado choques entre las hinchadas y apedreamientos de los autobuses de los equipos.

Fuente: agencias