La gran pregunta es si la veda pondrá fin a la prostitución electoral; si le servirá de algo a los mexicanos y a la democracia. Y si con ella se alcanzarán los objetivos para los cuales fue creada.
La veda es consecuencia de la reforma electoral de 2007, y ambas fueron diseñadas con el propósito de tener campañas más cortas, pero sobre todo de impedir que el poder del dinero, los privilegios, determinaran el resultado de las contiendas.
Reducir la duración de las campañas electorales, regular la promoción electoral en radio y televisión y garantizar el acceso equitativo a los medios electrónicos, son los tres ejes sobre los que se redactó la reforma.
En el centro de los debates siempre estuvo presente la equidad. ¿Cómo garantizarla? Está de más decir que la legislación, lejos de añadir confianza, resultó ser un fenómeno que tiene tres cabezas, cinco piernas y siete pies; que nadie entiende, que resulta absurdamente contradictoria, que se presta a la simulación, a la discrecionalidad y que terminará por beneficiar a los de siempre. Excepto, por supuesto, al ciudadano.
Y ahí está precisamente la debilidad más importante de la ley. Las disposiciones se hicieron pensando en vigilar, maniatar o sancionar tanto a los partidos como a los candidatos, pero nunca en dar más contenidos o elementos de análisis y diferenciación al electorado dentro de un modelo democrático que privilegia el uso del marketing y del spot.
Las prohibiciones del Cofipe durante el periodo de intercampañas ¾que va del 16 de febrero al 29 de marzo están hechas para que las viole -y ya las viola- el partido en el poder.
Dice la legislación que está prohibido debatir, aparecer en spots, encabezar marchas, reuniones o asambleas donde promuevan el voto, exponer públicamente sus plataformas; pero eso sí, dice el Cofipe, la Constitución garantiza a los medios de comunicación el pleno respeto a la libertad de expresión porque los candidatos podrán conceder entrevistas siempre y cuando no hagan proselitismo.
¿A quién se le hacen las entrevistas? ¿Quién lleva mano en la jerarquización noticiosa? ¿Al servicio de quién están los comentarios editoriales más favorables? ¿Quién tiene mayor presencia en las pantallas? No hace falta ser oráculo para saber su nombre: Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN a la Presidencia de la República.
Obviamente, espacios y tiempos contratados, convenidos o negociados oscura e ilegalmente por el gobierno federal.
Dicen los especialistas que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ha introducido elementos adicionales para medir la equidad. Es decir, para que la igualdad en la competencia no sólo se mida a partir de los recursos sino de las actitudes o comportamiento.
Si esto es cierto, las autoridades electorales tendrían que sancionar a la o las televisoras que utilizan una vara diferente para calificar a cada uno de los candidatos, porque en una metamorfosis verdaderamente insólita los errores o deficiencias se convierten en virtudes cuando se trata de la candidata panista, y se convierten en abominables vicios cuando provienen de los otros contendientes.
Pero amén de los privilegios que compran los partidos en el gran bazar que hoy manejan los medios, la veda contiene una serie de disposiciones incoherentes, por decir lo menos.
Por ejemplo, están prohibidos los mítines y, sin embargo, no están prohibidas las notas periodísticas cuya difusión por televisión tiene mayor penetración que un evento realizado en una plaza pública.
Otro galimatías: puedes salir en las pantallas, pero no puedes hablar de tu plataforma. Una disposición que, además de empobrecer y frivolizar la democracia por vaciarla de contenidos, resulta esquizofrénica. ¿Cómo puede separar un televidente a un López Obrador o a un Peña Nieto de su condición de candidato?
Pero el colmo de los colmos -después de prohibir todo- es aquella frase que dice: “La intercampaña no representa un periodo de silencio”.
El tiempo demostrará que la veda está hecha para paralizar, confundir a los candidatos y permitir al jefe de campaña del partido en el gobierno, léase Felipe Calderón, salir a cazar adversarios. Por lo pronto, ya se apoderó de las encuestas y anunció que Vázquez Mota se encuentra a una distancia mínima de cuatro puntos con respecto a Peña Nieto.